2025: Lo que nos espera
Juan M. Negrete
Ya arrancó la nueva cuenta anual de los días que vamos gastando. Nos disponemos todos a volver a ocupar los asientos que nos tocan en la vida colectiva y a cubrir los oficios que desempeñamos. Unos son más atentos que otros, pero estas diferencias componen la sal de la vida. No se trata de ninguna noticia, dado que es nuestro pan de cada día. Encendemos pues los motores y todos a una emprendemos el viaje. No lo habíamos suspendido sino para hacer una pausa, tomar aire y recuperar fuerzas. Al menos eso nos decimos todos y nos lo creemos.
De los eventos próximos más esperados, uno es tal vez el que más destaca. Se trata de la toma de posesión del güero desabrido que ganó las elecciones en gringolandia. Se llama Donald Trump y todos tenemos alguna referencia suya, dado que pertenece a la caterva de personajes extravertidos que hacen todo el esfuerzo por ocupar el centro de la atención. Pero si se tratara tan sólo de un exhibicionista más, nos podríamos dar el lujo de ignorarlo. No es el caso. El puesto que abordará es nada menos que el de la silla del poder ejecutivo federal.
Las decisiones que tome desde ese sitial nos involucrarán a todos los habitantes del planeta, seamos o no gringos. Lo que respalda esta afirmación tan temeraria es el dato de que el país de nuestros vecinos está convertido en la sede de un imperio. Hasta hace muy pocos años era la primera potencia mundial, visto desde el ángulo que fuera. Eran la primera economía del mundo, la potencia militar más afianzada, la estructura ideológica predominante y muchos otros etcéteras.
Pero las cosas han venido cambiando en los últimos años. A la estructura social del capitalismo, en el que los gringos ocupaban sin discusión alguna la cresta de dominio, ya se le aparecieron competidores de peso que lo empiezan a desplazar. A las instituciones financieras que daban y establecían las directrices financieras, el FMI y el BM, se les apareció Juan Diego con el BRICS+.
Empezaron siendo apenas los cinco países que arropan tales siglas: Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica. Pero este paquete de países ya se amplió con muchos nuevos socios, al grado de que este primero de enero incluyeron en su lista a la isla mayor de las Antillas, a la Cuba enmurada por los gringos. Muchos aducen que con esta medida se iniciará el desbloqueo de la amada isla. Ojalá sea cierto.
El choque será de polendas, pues si alguien, de los hombres del poder gringo, se ha aneciado a profundizar las medidas del bloqueo de Cuba es precisamente Donald Trump. La decisión del grupo de los BRICS+ de sumar a Cuba a su lista de desobedientes al capitalismo gringo tendrá en esta página la profundización de tales hostilidades. Este es uno de los escenarios que nos esperan con el nuevo año.
Otra nota que hemos de lidiar serán las volubilidades por montar o desmontar con los estropicios que traiga consigo la voluntad de cerrarles todas las puertas a los migrantes, para que no ingresen a la unión americana, tal cual es la pulsión de quienes componen dichas caravanas. El problema para nuestro país consiste precisamente en que nuestras vías de comunicación son las que están saturadas de estos viandantes, aunque la mayoría de ellos no tenga nuestra nacionalidad. Y si los gringos responsables de abrirles o cerrarles la puerta nos los avientan a todos a su traspatio, que somos nosotros porque así nos ven, pues nos las vamos a ver duras.
Por un lado, tendremos que ofrecer la opción hospitalaria a los expulsados, extranjeros para los gringos, pero también para nosotros. Por el otro, habrá que buscarle el lado a la cerrazón de tanto Trump multiplicado. Porque si fuera tan sólo paranoia del güerejo desabrido, de algún modo le salíamos al paso. Pero como esta paranoia racista parece estar demasiado extendida entre la ciudadanía gringa, pues no nos la vamos a acabar. Y lo peor es que no se tratará tan sólo de un diferendo entre gobiernos, sino que serán medidas que tengan que afrontar y cumplir, o bien oponerse a su ejecución, una buena parte de los ciudadanos de a pie de ambos países. Es lo que hay. Y de eso se nos vendrá el tequio sabroso para este año.
Como no somos profetas, no adelantamos vísperas ni auguramos cómo se va a dejar venir el torrente de esta descomposición social. Del norte nos vendrán los discursos de intolerancia y exigencias internacionales fuera de libreto, como suele pasar con las ocurrencias de los desavenidos. Lo peor que generan estas descomposturas consiste en rematar en incendios armados, que luego degeneran en guerras. Y entonces sí, sálvese el que pueda. Hablamos hasta este momento de discursos descompuestos. Pero la opción de recurrir a medidas de fuerza está sobre el tapete.
Hace días que tanto Trump, como los paniaguados suyos a los que ya incrustó en su gabinete, manejan la postura de declarar a los cárteles del narco como a terroristas. Si les incluyen formalmente en tal lista, la secuela de fondo vendrá a ser que se pongan a bombardear instalaciones de supuestos narcotraficantes allende de sus fronteras, asentadas en nuestro territorio. Luego perseguirán a personajes a los que ellos, de manera unilateral, tilden de mafiosos narcos. ¿Les detendrán las fronteras que marcan el ejercicio de la soberanía para cada país? Ya vimos que estos señores gringos no respetan tales convenciones.
¿Traerá entonces este año que comienza una nueva invasión de los gringos a nuestro México lindo y querido? Porque ya tenemos la experiencia histórica de que lo han hecho antes. Y les han valido morisqueta los acuerdos binacionales y los acuerdos de convivencia internacional. Hasta lo inimaginable podemos esperar entonces en este año que comienza. Ya veremos cómo masque la iguana por los días que vienen. Ojalá que no tengamos que lidiar pues con tales desaguisados.