Debate Abierto
Criterios
La pregunta pertinente no es si Jalisco necesita una nueva constitución política, o si Jalisco puede crear una nueva, más bien la pregunta es si en Jalisco existen las condiciones para que se diseñe una nueva constitución.
Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco logra un paso más en su proyecto de crear una nueva constitución para el estado y sustituir la actual, vigente desde 1917. El pasado miércoles 11 de septiembre los Diputados del Congreso de Jalisco aprobaron el segundo paso para la creación de una nueva constitución.
Recordemos que el primer paso lo dio Enrique Alfaro cuando el 5 de febrero de 2019 anunció la propuesta de crear una nueva constitución para Jalisco; ese día se conmemoraba el 112 aniversario de la promulgación de la Constitución de 1917. Fue entonces que Alfaro presentó una iniciativa para reformar el artículo 117 Bis con el objetivo de permitir la creación de un Congreso Constituyente.
En esa ocasión Alfaro mencionó que “..actualmente los derechos fundamentales de los jaliscienses establecidos en la Constitución son letra muerta; la desconfianza en las instituciones llegó a niveles nunca vistos y la distancia entre ciudadanos y autoridades es abismal”.
Es correcto el diagnóstico que hace el gobernador, la pregunta es si esa brecha que se abre entre gobierno y ciudadanía se le puede atribuir a la Constitución actual como para que exija su sustitución por una nueva.
Todavía faltan muchas etapas para que se concluya este proceso, ya que el miércoles pasado los diputados sólo aprobaron modificar el artículo 117 Bis de la Constitución actual. Por las festividades patrias, sólo siete ayuntamientos aprobaron la modificación constitucional y se requieren que al menos 63 de los 125 lo hagan para que sea reforma constitucional.
La iniciativa aprobada es muy diferente a la propuesta inicial que se dio a conocer en febrero pasado. Antes, el Congreso Constituyente estaría formado, en su mayoría, por legisladores locales y federales de Jalisco (64%) y por ciudadanos (36%), pero ante la ola de críticas se modificó. Ahora, la propuesta es que sean 138 diputados constituyente; sólo 37 serán designados de forma automática y el resto serán ciudadanos representantes de los pueblos indígenas y otros provenientes de los veinte distritos electorales en que se divide Jalisco.
Es obvio que esta nueva propuesta evita las críticas y/o posibles demandas de inconstitucionalidad, ya que la anterior, al parecer violaba el artículo 39 que faculta al pueblo para ser la única entidad que puede modificar su forma de gobierno.
Una vez aprobada la propuesta en al menos 64 ayuntamientos, los diputados tendrán la tarea de diseñar las características y atribuciones del Congreso Constituyente y luego publicar la convocatoria; según la propuesta, una vez definido esto se tendrá un año para terminar de redactar la nueva Constitución, que finalmente deberá pasar por el rasero del Congreso local actual.
Conociendo la tradicional ineficiencia con la que trabaja nuestro congreso local, es previsible que la etapa final de la redacción y aprobación de la nueva constitución se empalme con el proceso electoral de 2021, y conociendo también la forma en que ha operado el partido Movimiento Ciudadano y los estrategas de Alfaro, se pronostica que utilicen a la nueva constitución como parte de su estrategia electoral para retener posiciones políticas en Jalisco.
Sin embargo, la pregunta inicial es si el horno está para bollos, es decir, si el gobernador de Jalisco cuenta actualmente con la aprobación, legitimidad y apoyo de los ciudadanos de Jalisco para acompañarlo en este complejo proceso.
Las encuestas más recientes muestran que Enrique Alfaro va en franca caída en sus niveles de aprobación. Por ejemplo, la casa encuestadora Arias Consultores publicó en febrero pasado que sólo 32.% de los jaliscienses aprobaban el trabajo del mandatario. Posteriormente, en junio pasado el diario El Financiero publicó otra encuesta donde 33% de los jaliscienses aprobaban al gobierno de Alfaro; finalmente, a finales de agosto pasado, otra encuesta de Arias Consultores publicaba que la aprobación de Alfaro bajó a 19.5%.
Además, más allá de las encuestas, se percibe en el ánimo social una marcada animadversión en contra del gobernador de Jalisco. Varios escándalos públicos lo han dejado muy mal parado antes sus antiguos simpatizantes; las declaraciones del gobernador no son bien recibidas en redes sociales, que es un termómetro importante para medir su nivel de aprobación. Además, en declaraciones públicas al gobernador se le ve irritado, impaciente y falto de control; su equipo de comunicación no le está ayudando a mejorar su imagen, al contrario, lo está hundiendo más en la desaprobación social.
Sólo un ejemplo, en el tema de la Villa Panamericana, el mensaje de fondo que publicó el gobernador en redes sociales fue: “en Jalisco se va hacer lo que yo quiera y se va hacer como yo quiera”, echando por la borda su eslogan de campaña de que en Jalisco la gente manda y fijando la imagen de que el gobernador de Jalisco actúa más bien de forma autoritaria.
¿Será posible que con esa imagen Alfaro concite el apoyo necesario de los jaliscienses para crear una nueva constitución?
Finalmente, pretender que una nueva Constitución sea el paso fundamental para refundar a Jalisco es como poner los bueyes al frente de la carreta, ¿no sería mejor enderezar las instituciones actuales de Jalisco acorde a los postulados de la Constitución vigente, limpiarlas de corrupción, ineficiencia y opacidad, empezando con la figura y actuar del gobernador del estado, además de diseñar buenas políticas, que la gente las perciba como positivas para su desarrollo y bienestar?
Quizá si se avanza en esa dirección, tal vez al final se vea que no era necesaria una nueva carta magna para Jalisco.