Un día sin nosotras: La rebelión feminista

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Por Martha Isabel Parra                                       feminista

 

Porque soy mujer y tengo hijas, porque se lo que significa vivir en permanente zozobra, yo me uno a las feministas que han decidido tomar al toro por los cuernos.

Ellas están haciendo su vida y no se los voy a impedir por el miedo, estamos cansadas de tener miedo. Así que cada mañana sólo pido al Gran Arquitecto del Universo protección total, protección total porque no se a quien más encomendar la seguridad y la integridad de mis hijas y la mía. Ellas saben que en la calle están todos los peligros, los más terribles, y hacemos protocolos de seguridad cada día, porque así vivimos y ya estamos cansadas.

Porque he visto como las abusan, las secuestran, las violan,  las matan las descuartizan, porque soy parte de ellas.

Yo me uno al movimiento feminista.

Lo dije en este mismo espacio hace ya algunos tantos años, que se trata de un movimiento creciente, imparable, implacable, y cada vez más poderoso y fortalecido, porque a las mujeres nos une una misma causa: la lucha por derrocar la opresión patriarcal de la que hemos sido víctimas históricas.

Estamos cansadas de guardar silencio por miedo, que se entienda bien, nos callábamos por miedo, pero el dolor siempre ha estado presente. Estamos cansadas de sentirnos abusadas y vulneradas y de que nadie nos escuche y de que nadie nos defienda. Se trata de un movimiento de inusitada sororidad en el que, se acabó la competencia entre mujeres, y empezó el apoyo mutuo:

“El Estado NO me cuida, me cuidan mis amigas”…

A las mujeres de mi generación todavía nos tocó que las madres nos dijeran “es tu cruz” cuando te tocaba un marido violento, machista y abusador y se oponían al divorcio. Pero eso se acabó. Las leyes y las cosas han cambiado, y como los hombres NO cambian y siguen odiando a las mujeres, ofendiéndolas, descartándolas, violentándolas, violándolas, matándolas descuartizándolas, abusándolas, encerrándolas, vejándolas y un larguísimo etcétera, las mujeres de las nuevas generaciones, que crecieron viendo a sus padres abusar de sus madres, que crecieron soportando la violación sexual sistemática, siendo unas niñitas en pijama, en su cama,  en la sala de su casa… Soportando el silencio de sus madres vergonzosamente abnegadas y cómplices, como se ha estado documentando en redes sociales, las mujeres entonces, hemos destapado la cloaca, y estamos decididas de tal forma, que esto que está explotando ahora, NO va a terminar, sino hasta que la sociedad desaprenda sus costumbres asquerosamente machistas, y aprenda a respetar los derechos de las mujeres como seres humanos que somos.

El movimiento no va a bajar la guardia, sino hasta que el Estado asuma su responsabilidad y adopte las políticas públicas que sean necesarias, cuesten lo que cuesten, para revertir la terrible tendencia feminicida que está registrándose en nuestro país.

Para los que se quejan porque rayaron monumentos y edificios históricos, sólo quiero poner en sus cabezas, que se imaginen por un momento, el nivel de dolor y sufrimiento que puede tener una inocente niñita de siete años que es violada y asesinada con tanta saña. Eso es odio, señores.

Y las opiniones retrógradas de los gobernantes en curso no abonan, sino que enfurecen al movimiento. No vamos a llegar a ninguna parte si la presidenta del partido político que gobierna a nuestro país, Yeidkol Polevsky  niega que haya un incremento en el número de feminicidios en  México, y aún más, sugiere al movimiento feminista buscar una forma “más creativa” de manifestarse para evitar las pintas de edificios y movimientos emblemáticos, incomprensible viniendo de una mujer que según ella se cambió el nombre para evitar el escarnio público, porque fue violada sexualmente a los 12 años. Incomprensible e inaceptable, ella  entre los que manifiestan apoyo hipócritamente a este movimiento.

Si le seguimos están también las declaraciones del  gobierno insensible del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien abiertamente dijo que prefiere seguir hablando de la rifa tramposa de un avión que no se va a rifar, antes que atender las preguntas de los periodistas con respecto al gravísimo problema que nos tiene en las primeras planas de todo el mundo por los altísimos índices de feminicidio que se registran diariamente en el país. Los feminicidios en México aumentaron un 104% en los últimos tres años, con un total de 2 mil 560 casos. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

El movimiento feminista ha gestado un paro nacional de mujeres: El día 9 de marzo se pretende dejar al país vacío de mujeres, que no se muevan, que no salgan de casa, que no trabajen, que no consuman, etc.  Porque por si no lo sabíamos, las mujeres movemos a México, en todos los sentidos. Las mujeres somos las que nunca dejamos de trabajar en donde nos encontremos, desde la casa hasta la oficina, en la comunidad, en las iglesias, en las escuelas de nuestros hijos donde siempre hemos participado activamente.

Esta es la rebelión feminista. Las mujeres nos vamos a desactivar el 9 de marzo del año 2020, porque queremos que reconozcan la gravedad del problema y la responsabilidad de un Estado Omiso. No podemos permitir que haya más Ingrids o Fátimas, nuestra sociedad está podrida, y el origen de todo esto, es que los hombres se han sentido dueños de nuestra vida, de nuestro cuerpo, de nuestra libertad y de nuestra voluntad.

Las mujeres estamos decididas a no permitir que se nos siga sobajando. Las cosas van a cambiar a punta de chingadazos y las jóvenes que han tomado la batuta en este movimiento nos están dando una lección histórica y contundente. Sus acciones nos dicen que llegó la hora de despojarnos del patriarcado opresor. Veremos resistencias , las estamos viendo, incluso de periodistas mujeres que tienen miedo y de periodistas hombres que no pueden entender la relevancia histórica de lo que se está viviendo.

El mundo tiene que respetar a sus mujeres, y si el mundo se resiste a ello, las feministas lo van a obligar, como se los dije, a punta de chingadazos, porque no están dispuestas a soportar más. Se acabó. Es la voz del instinto.