Desde hace tiempo sigo a Jacinda Ardern, primera ministra de Nueva Zelanda, quien es una de las líderes más jóvenes del mundo. Cuando fue electa, en octubre de 2017, solo tenía 37 años. En ese momento se convirtió en la mujer más joven en presidir un Estado. Ahora ocupa el segundo lugar, tras ser electa para el mismo cargo Sanna Marin, de 34 años, en Finlandia.
Jacinda fue la primera mandataria en la historia en tomar una licencia por maternidad de seis semanas cuando tuvo a su hija en junio de 2018, a quien llevó incluso en brazos a una reunión de la Asamblea General de Naciones Unidas, ese mismo año. Al retomar sus funciones, señaló: “Tengo una pareja que puede estar a mi lado, que toma una gran parte de esta responsabilidad conjunta porque él también es el padre, no es un niñero“.
Sin duda, hay toda una perspectiva de género en el sistema de cuidados y la responsabilidad compartida que la primera ministra realiza. Pero no solo en el ámbito personal la mandataria ha logrado que la responsabilidad sea compartida, ya que en el tema del control de la epidemia del coronavirus logró enviar un mensaje empático a la población para encontrar la solución de manera conjunta.
Nueva Zelanda es el único país hasta el momento en contener la problemática y lograr eliminar el virus que tuvo una de las cifras más bajas a nivel mundial, solo mil 154 infectados y 22 decesos.
En los últimos 21 días, Nueva Zelanda no reportó ningún caso de contagio comunitario. Hasta ayer solo dos casos nuevos reportados de dos mujeres contagiadas llegadas de Inglaterra y a quienes detectaron de inmediato gracias a los protocolos de seguridad que han implementado. Ahora en Nueva Zelanda se puede hacer la vida común sin cubrebocas, sin distanciamiento social y con mucha responsabilidad comunitaria. Esos logros se deben indudablemente a la excelente conducción y manejo de la epidemia que ha tenido Jacinda y que consiguió trascender a toda la población.
La primera ministra concluye todas sus intervenciones públicas en las que habla del coronavirus con una oración contundente y empática: “sé fuerte, sé amable”. Con estas palabras se solidariza con la gente y la invita a la solidaridad colectiva.
Sin duda, Jacinda tómó decisiones importantes para contener la epidemia. No lo hizo sola, se hizo acompañar de la ciudadanía con la que logró caminar y tomar decisiones conjuntas. Advirtió también la crisis económica que enfrentaban y lo primero que hizo fue bajar su sueldo y recortar los sueldos del gobierno en un 20% durante seis meses a partir de abril en solidaridad con las y los afectados.
Jacinda advirtió que el país volverá a registrar casos y señaló que la eliminación del virus “no es un momento en el tiempo sino un esfuerzo sostenido”. Tiene razón Jacinda, por eso preferí mirar y leer las noticias esperanzadoras de Nueva Zelanda, porque en Jalisco no hay esfuerzo sostenido, solo momentos que han marcado esta epidemia.
Acá tenemos un gobernante poco empático con la población, que recibe su aguinaldo en plena pandemia, que endeuda al Estado, que reprime la protesta social y que nos manda decir que de ahora en adelante, el Covid-19 es responsabilidad individual. Hace ya rato que en Jalisco el capitán abandonó el barco.
@lupitaramosp
