Despiden personal en el Hogar Cabañas

hogar cabañas-agresión-violencia-partidero-jalisco

El despido de personal durante la actual administración del Ejecutivo estatal, encabezada por Enrique Alfaro Ramírez, también llegó a las entrañas del Hogar Cabañas. Se afectó al personal, pero más a las niñas y niños albergados.

“Yo observo que se vive un ambiente de incertidumbre y nerviosismo. No hay certeza, por todos los cambios; no sabemos cómo va a quedar todo”, informa a Partidero Violeta, a quien llamaremos así para cuidar su identidad.

Hasta el momento de redactar esta nota, eran en promedio 15 personas las despedidas de esa institución, quienes estaban asignadas a labores administrativas, de mantenimiento y de salud, como terapeutas y psicólogos.

La mayoría contaba con contratos y con una antigüedad laboral menor a los dos años, pero también hay casos con más de una década de servicio y ya no se les recontrató.

Las vacantes en administración fueron ocupadas de inmediato por gente afín a la nueva administración, lo que no ha ocurrido con los profesionales que se hacían cargo de los menores.

“No son muchas las personas despedidas que atendían a los niños, pero sí es sustancial; casi estoy segura que ya les habían echado el ojo”, señala Violeta.

A los profesionales de la salud que aún siguen en el Hogar Cabañas se les ha multiplicado la carga de trabajo en perjuicio de dos partes claves: los propios trabajadores y los pacientes.

Con una platilla de alrededor de 100 personas, entre administrativos, mantenimiento y profesionales de la salud, atienden entre 230 y 250 niñas, niños y adolescentes.

“Los únicos puestos que han sido ocupado son los administrativos; en áreas de salud para atención a los niños, no. Llegó gente de oficina, de relaciones públicas y de mantenimiento”, agrega la denunciante.

Violeta, no sabe si las personas despedidas simpatizaban o militaban en un partido político diferente a Movimiento Ciudadano (MC), tampoco se aventuró a calificar si los trabajadores de nuevo ingreso son profesionistas o no. “Saludan con amabilidad, eso es todo”, dice.

-¿Las personas despedidas estaban de más en el Hogar Cabañas?

-No, todas se necesitan. Hay casos en donde vemos que los niños son los inquietos, nos preguntan ¿quién se va?, ¿quién se queda?, que quién los atenderá. Hasta los pequeños de lactancia lo recienten.

-¿Se hizo evaluación para conocer el rendimiento de los despedidos?

No.

-¿Había gente comprometida?

Sí, si de mí dependiera regresaría a la gente valiosa.

-¿Se sienten vigilados?

Sí.

-¿Qué van a hacer los que se quedaron?

Necesitamos el trabajo. Aunque he escuchado a compañeros que dicen que sería bueno dar una especie de tiempo a la nueva administración y así saber de sus compromisos y alcances con la niñez y con el personal; si es desfavorable, pues sería el tiempo de volar, a pesar de que estamos comprometidos con lo que hacemos.

Hasta hoy, los nuevos funcionarios no han tenido un acercamiento con todo el personal para garantizar la certidumbre, dan las indicaciones a los coordinadores y éstos al resto de los empleados. “Nos dicen que no hay problema, que no nos preocupemos, pero no sentimos la confianza, y la confianza se gana con hechos. No nos sentimos en un ambiente de confianza. Trabajamos en una institución con vida, con niños, y eso es importante. Estamos todos con miedo”, comenta.

Dice Violeta que desconoce su estabilidad laboral, pero independientemente de su permanencia o no en esa institución, ella y el resto de sus compañeros desean que la nueva administración no arrase con una burocracia que pudiera sepultar “cosas buenas, básicas y elementales que han distinguido al Hogar Cabañas”.