El único sobreviviente de la Liga comunista 23 de Septiembre que salió con vida del Campo Militar 1, donde fue privado de su libertad y torturado durante casi un mes, en abril de 1978: Mario Álvaro Cartagena López, mejor conocido como el Guaymas, falleció este martes 13 de julio. Murió como vivió: luchando y solidarizándose por las causas justas. Todavía el lunes participó en la última manifestación de su vida en solidaridad con el pueblo cubano que afronta circunstancias complicadas en este momento.
El Guaymas se manisteó afuera de la embajada de Cuba en la Ciudad de México, “en apoyo a la revolución y contra la agresión imperialista”. Prácticamente, tras la protesta se fue al hospital al sentirse mal de salud. A punto de ser ingresado a cirugía por un aneurisma, falleció este martes por la mañana. Con sus 69 años a cuestas, fue testigo de la peor época del Estado represor mexicano.
De acuerdo con el Comité 68 Pro Libertades Democráticas, el Guaymas sufrió la persecución, prisión, torturas y la desaparición forzada por parte del Estado. En más de una ocasión burló la muerte. En la memoria de resistencia y rebeldía del pueblo se le reconoce ser parte de la histórica fuga del penal de Oblatos, en Jalisco.
Romeo, uno de sus hijos compartió en un mensaje a la gente cercana: “Compañeros lamentablemente hoy a las 10 de la mañana, a consecuencia de un paro cardíaco durante una operación de urgencia se nos fue mi papá, Álvaro Mario Cartagena López Guaymas, el día de ayer necio de ir al apoyo a Cuba, murió luchando como solo él lo supo hacer. Ahora acompañará a Fidel y al Tenebras en el cielo de eso estoy seguro. Te amo con todo mi corazón papá eterno (sic)”.
Conocí al Guaymas hace aproximadamente 11 años, en casa de Bertha Lilia Gutiérrez Campos (conocida como Tita), exguerrillera y mujer maravillosa de quien tengo la fortuna de ser su amiga. Fue durante una comieda que ella organizó con sus compañeros de lucha. Ahí, Alejandra Cartagena, me presentó a su hermano, un hombre alto, alegre y que se movía con agilidad a pesar de no contar con una pierna. Estaba lleno de anécdotas, dichos, palabras inventadas por él, como la tracachinga, para referirse a esos momentos de mayor represión.
Fue un hombre generoso, tanto, que le brindó a Ale Cartagena su propia familia y a sus padres, quienes la criaron como una hija más, ante el asesinato de su papá uno de los líderes de la Liga 23 de Septiembre y la desaparición de su mamá, Leticia Galarza Campos, quien estuvo también detenida en el Campo Militar 1.
Ahí, en esas celdas de tortura, el Guaymas vio y dialogó con su compañera que había sido detenida desde el 5 de enero (igual que Leticia Galarza, la Helen) y cuyo paradero se desconocía. Era Alicia de los Ríos Merino, alias la Susan, como la llamaban sus compañeros de la Liga. Ella lo identificó y el Guaymas se alegró de saberla con vida. Alicia y Leticia, hasta este 2021, se encuentran desaparecidas.
El Guaymas salió del reclusorio, amnistiado, en 1982. Desde 1978 hasta hoy, Mario Álvaro en muchas ocasiones dio testimonio de la represión y de las torturas que le llevaron incluso a que le amputaran su pierna, pero, sobre todo, ha denunciado por todos los medios, que vio con vida a Alicia de los Ríos Merino, como una prueba fehaciente de la desaparición forzada realizada por el Estado mexicano en contra de Alicia, Leticia y otros combatientes de la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Se nos fue el Guaymas, pero deja un legado enorme, sobre todo una encomienda que les decía a sus hijos e hijas: “Miren cabrones, yo no quiero que sean comunistas o socialistas, lo único que quiero es que sean humanos, que sean personas que se duelan por el dolor de los demás, eso, es ser humano, con eso me doy”.
Hasta la Victoria Siempre querido Guaymas. Abrazo con el corazón a su familia y compañeras y compañeros de lucha y especialmente a mis queridas Alejandra Cartagena y Alicia de los Ríos, que sé que hoy tienen el corazón roto.
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