José Díaz Betancourt
Viernes 16 de junio de 2023.- Qué puede existir detrás de una deserción escolar, un suicidio, o un fuerte cuadro depresivo que detona otra serie de problemas como el consumo de alcohol o drogas, crecimiento de indigentes y violencia, en fin, una serie de trastornos de nuestro tiempo, de nuestra cotidianeidad y de nuestras calles.
En un reciente foro celebrado en Valladolid, España especialistas confirmaron el desenlace de una epidemia de salud mental, de desequilibrio después del COVID, “pero también con el cambio de modelo social que es muy competitivo y cada vez está agrandando las diferencias sociales y está haciendo que haya un sustrato de la población muy amplio que padece stress, ansiedad o que está deprimido”, aseguran los científicos.
A este cuadro de profundos significados se suma el de la desaparición de personas, al momento, bajo el riesgo de caer en seguras imprecisiones por el ritmo incesantes de hombres y mujeres que se esfuman, hay 14 mil 778 desaparecidos en nuestro estado, la mayoría masculinos.
La suma de enfermedades degenerativas, de presión social y el entorno delictuoso que alienta la desaparición de personas debe estar favoreciendo el deterioro de la salud mental a pasos muy avanzados, de dimensiones incalculables hasta ahora en nuestro estado, tan solo en Europa se calcula que el 30 por ciento de la población presenta un rasgo de disminución mental luego del COVID y eso que allá no experimentan el mismo grado de violencia y desaparición de ciudadanos.
PILÓN
Pero cómo se les ocurre a las madres buscadoras en esta semana de celebración encontrar más bolsas con personas masacradas en un paraje de Tlajomulco. Y casi al mismo tiempo una tragedia más ocasionada por las empresas cableras y sus telarañas mortales. Así como vamos a conmemorar los 200 años de un estado con paz y tranquilidad.
(Imagen principal: France 24)
