José Díaz Betancourt
No todo es bailar bajo la lluvia alegremente. Mientras una buena parte de ciudadanos jaliscienses esperamos optimistas a que el agua desborde Chapala como señal inequívoca de buen temporal y que todo sea como en otros años de abundancia y felicidad.
La realidad es distinta, pues además de no saber por donde nos tomarán las inundaciones y corrientes en la zona metropolitana gracias a las nuevas edificaciones, el colmo es que el agua sucia sigue llegando a las casas y lo peor, en otras ni llega o lo hace con intermitencia.
En relación con el agua, también siguen las fugas, así que, en apariencia se llenan presas, depósitos y tanques pero se fuga, lo que hace años ocurre y con exagerada precisión es difícil que uno de esos nuevos gobernantes lo solucione aunque se encuentren en transición de mandato.
No es cosa menor que otra reserva de agua esté en paulatino llenado, como son los nidos de lluvia, el programa más ambicioso en captación que el Gobierno del Estado implementó después de muchas presiones de académicos y técnicos.
Por el momento no se conoce si se consolida o se construyeron todos los prometidos y si están en buenas condiciones, perdón por la duda, pero es que si el SIAPA nunca termina las obras de desazolve dejando montoncitos de desechos por toda la ciudad, es admisible que no creamos que los nidos de lluvia funcionen bien.
Pilón
Pues cuando todo mundo celebraba que varias esculturas de “gorditos” habían desaparecido en la malograda glorieta de La Normal, apareció ahora un armatoste gigantesco que según la información simboliza la gran ave Tototl que nadie comprende y mucho menos cuánto costó.