La palabra Democracia, en Atenas
Alejandra Escobar
Hacia el siglo V a. C., surge la palabra Democracia en Atenas, para definir un sistema político basado en la igualdad del pueblo. Este sistema tuvo sus orígenes y fundamentos en varias invenciones de esa ciudad.
1.- La asamblea popular (Ecclesia), compuesta por los ciudadanos agrupados en diez tribus. Su misión consistía en votar las leyes y elegir a los magistrados. También era atribución suya declarar la guerra.
2.- El Consejo (Boulé). También era conocida como la Asamblea de los Quinientos. Estaba formada por cincuenta miembros de cada tribu; hacía las veces de senado y su misión central consistía en preparar las leyes.
3.- El consejo tribunal (Areópago). Era la institución encargada de impartir justicia. En el año 462 a. c., las funciones de este consejo controlado por los eupátridas se redujeron sensiblemente, al tiempo que las funciones de la asamblea popular se ampliaron.
4.- Los arcontes, encargados, en número de diez, de vigilar el cumplimiento de las leyes.
Antes de estas invenciones, los atenienses ya se reunían para tratar los asuntos públicos. Mas poco a poco, a fuerza de argumentar, se reconocieron como autoridad soberana de plena conciencia. Su democracia resultó entonces del derecho de hablar, de su igualdad ante la ley y de practicar la facultad de decidir. Es lo que la volvió válida para todos los tiempos, al margen de las circunstancias estatales. Antes de la aparición de esta nueva forma de gobierno, sus formas eran similares a los otros pueblos antiguos: la monarquía, la tiranía y la oligarquía.
La palabra Democracia cobra importancia cuando el pueblo termina dándose cuenta en los hechos de que es autoridad soberana. El historiador Tucídides reconstruyó con claridad y precisión el discurso pronunciado por Pericles en el Cementerio Cerámico, a las afueras de Atenas, en honor a los primeros caídos en la guerra del Peloponeso. Pericles da ahí una explicación precisa de lo que constituía su forma democrática de gobierno por esos días:
Nuestro régimen político no trata de imitar las instituciones de los pueblos vecinos, porque nosotros somos más bien modelo que imitadores de otros. En cuanto a su nombre, es una Democracia, porque la administración está en las manos no de unos pocos, sino en las de la mayoría. Mas si la ley es igual para todos en los intereses privados, es con arreglo a la consideración de cada ciudadano en alguna cosa y no por razón de su clase social, sino por la de sus méritos personales, que se prefieren para las funciones políticas; e, inversamente, la pobreza no traerá la consecuencia de que un hombre que sea capaz de prestar un servicio al estado se vea entorpecido por su oscura condición social.
Nosotros practicamos la libertad no sólo en la norma de gobierno en la vida pública, sino también en lo que viene a constituir recíproca sospecha en la vida cotidiana; nosotros no nos irritamos con nuestros vecinos si obran a su gusto, ni les ponemos mala cara, que no daña, pero duele. Sin molestia en nuestras relaciones privadas, el temor nos retiene a ejecutar cualquier acto fuera de la ley, porque nosotros cumplimos con exactitud las disposiciones públicas, obedeciendo siempre a los magistrados y a las leyes, en especial las establecidas para proteger a las victimas de la injusticia y las no escritas, cuya transgresión lleva consigo el desprecio general.
(Tucídides: Guerra del Peloponeso, Libro II, Ed., Barcelona, Juventud, 1975, p. XXXVII)
Lo importante es afirmar que a Grecia le debemos la invención del concepto de Democracia y su práctica, fundada en sus dos derechos esenciales: la libertad de expresión y la igualdad ante la ley.
Conforme han venido avanzando los siglos, este concepto ha tenido varias modificaciones. Pero no hay duda de que muchos gobiernos modernos han sido poderosamente influidos por el ejemplo ateniense. Por supuesto que no fue un modelo perfecto, pero está en la base fundamental de lo que buscamos aplicar en todo el mundo, hasta nuestros días.