Hurgar con catalejos

Hurgar con catalejos

Amado Aurelio Pérez

panop1954@gmail.com

OME GALINDO MYTHOS

Para comenzar, afirmo que no existe capacidad de leer todo lo publicado por los escritores vivos. No me aficiona participar en un work in progress, sin embargo, me apasiona vislumbrar cómo se está creando hoy en día lo que dentro de unas décadas será el canon del microrrelato del siglo XXI. Lagmanovich sitúa al microrrelato como un género en los márgenes de la literatura, alejado aún de lo que él llamó “la tiranía de las academias”.

Estoy totalmente de acuerdo con el profesor argentino, ya que considero que aún hoy, y tras varias décadas de estudios, la minificción se encuentra alejada del centro del canon de la literatura hispánica. Es cierto que existen algunos libros que son excepciones, pero éstas suelen ser obras de autores que han llegado al canon con textos de otros géneros narrativos (cuento o novela, normalmente). Este hecho, que el microrrelato sea periférico, influye no sólo en la formación del canon del microcuento, como veremos más adelante, sino en la propia configuración de éstos.

La literatura viva necesita, si nos centramos en lo más básico, lectores y escritores. Esta verdad de Perogrullo nos parece estrictamente sentimental; si nos remitimos a los románticos ayeres del canon de Harol Bloom. Las bitácoras digitales y los microblogs, la universalización de las redes sociales y los demás cambios producidos en lo que se ha llamado la revolución del internet 2.0 al irrumpir al interior de la Red la creación de contenidos por los usuarios y la interacción entre ellos: (tik tok, reels WhatsApp)

La escritura, con todos sus atributos y todos sus aspectos, ha pasado a formar parte del día a día en el sistema ecológico digital, afectando los hábitos de lectura, y las cadenas productivas tradicionales de mercado del libro impreso también están siendo afectadas. Los redactores de contenido digital, sufrir que no acaba con la invasión de escritores para lectores de pantalla mediante la escritura de párrafos cortos, la inserción de las ideas principales en primer lugar y la limitación de las subordinadas al mínimo, entre otras cosas; La importancia que está adquiriendo la lectopantalla, compite además con la expansión del audiolibro, que reclama oídos atentos y desplaza, en el mercado, al lector.

La perspectiva va estrictamente en sentido empresarial marcado por grandes grupos editoriales. Provocó la compra y explotación de sellos editoriales independientes, que son quienes realmente invierten capital y esfuerzo para localizar el talento que se esconde en microrrelato, también conocido como minicuento, minificción, microcuento o cuento brevísimo; un tipo de texto narrativo breve, generalmente de ficción, que condensa en pocas frases (a veces en pocas palabras) lo necesario para causar al lector una impresión estética. Uno de los teóricos más reconocidos argumentó: «La minificción puede llegar a ser la escritura más característica del tercer milenio, pues es muy próxima a la fragmentariedad paratáctica de la escritura hipertextual, propia de los medios electrónicos» (Lauro Zavala, 2014).

La transmisión rápida de noticias en bruto, pero con la ventaja de la inmediatez, también desplaza a potenciales lectores. Pero nos interesa, más que por el elemento artístico, por el aspecto social que representa. Está claro que la supuesta facilidad que se le supone, da origen al microrrelato, microcuento, y facilita aventuren hacia ese camino literario. Jóvenes, con demanda sociales y productos híbridos de industrias culturales, irrumpen con indiscutible creatividad y calidad; ante la imposibilidad de descifrar los misterios del gran laberinto (el orbe), el individuo crea laberintos humanos a su medida con el propósito de protegerse de incertidumbres; el individuo intenta ordenar el caos del mundo, pero, para su desgracia, termina construyendo otro que no es sino una réplica del anterior. Por lo tanto, más que ayudarnos a conocer la realidad, los esquemas de conocimiento y de pensamiento forjados por el hombre remiten a su afán de conocer el orbe en el que vive y conocerse a sí mismo.

Ome Galindo, en su libro MYTHOS (editorial LITELEECTO 2022), apuesta por descubrir respuestas a preguntas como: ¿En donde están esas antiguas deidades? ¿qué ocurrió con sus bestias legendarias? Y de manera indirecta por una  de las características esenciales de la minificción: la hibridez de su forma, los poetas modernistas o vanguardistas ya manejaban el relato breve y la elipsis característicos de la minificción. Pero, para muchos, la minificción surge realmente con Julio Torri y Augusto Monterroso. Así atribuyen a Torri el primer minicuento latinoamericano publicado.

Bibliografía:

ROAS, David: Sobre la esquiva naturaleza del microrrelato. Poéticas del microrrelato. Ed. David Roas. Madrid: Arco/Libros, 2010

GARCÍAMARTÍN, José Luis: Teatro de cenizas, los cien microrrelatos de Manuel Moya-no. La Nueva España, <http:www.lne.es/cultura/2011/06/09/aventuras/1087 035.html consultado 13.agosto 2024.

Lagmanovich, David (2008): Minificción: corpus y canon. En: Andres-Suárez, Irene/ Rivas, Antonio (eds.): La era de la brevedad. El microrrelato hispánico. Palencia: Menoscuarto,