La pureza de Sofía
Alfonszo Rubio Delgado
Muchas generaciones han pasado de individuos aficionados a la filosofía. Conscientes del hecho, algunos han logrado captar su esencia. A tal grado que la han hecho avanzar. Muchos, con tan mala suerte, que han terminado tragados por los perros. Otros en un taller de pulido de lentes. Irónicamente para ayudar, a otros a mejorar su vista. ¡Y sobrevivir claro! Otros más se dice que fueron esclavos, como Boecio y Fedón. También se rumora que Platón fue ofrecido como tal. Obvio, también ha habido filósofos de alfombra roja.
Los cercanos al poder han destacado. Siempre con los respectivos peligros. Séneca con Nerón, por ejemplo. O bien Descartes, con la reina Cristina de Suecia. En fin, la historia de la filosofía es destacable, como destacable es la filosofía de la historia. A veces la historia golpea muy feo a los filósofos y a veces los filósofos golpean a la historia. Modifican su curso. Juan Jacobo Rousseau se me ocurre.
Lo interesante del asunto es que podemos captar la pureza de la filosofía en la apuesta que hace el filósofo desde su inicio. Todo individuo que se decide por la filosofía desde un principio asume sus riesgos. Ellos le hacen llevar la antorcha de la misma a buen puerto. Quienes la han retomado, hilvanan elementos para la ampliación del conocimiento. Quienes han dudado, se deciden por otro tipo de conocimiento. Con ello contaminan el conocimiento. Luego se convierten en una ramificación estéril de la filosofía.
Creo que, en parte, ya he abordado el asunto. Retomo el punto dado que existen cosas por aclarar. También motivado por esos individuos que a través del tiempo nada le han dado a Sofía. Dice el español Luis Casar que: “a la filosofía no solo hay que violarla, hay que hacerle un hijo”. Cosa que no hacen algunos individuos que con la filosofía se involucran.
Al contrario, esas mentes se dedican a destruir lo que otros construyen para gloria de aquella. Esos operadores a la sombra aprovechan la energía de Sofía para golpearla. Nunca asumen riesgos. Siempre se les ve al lado del patrón. Pisaron siempre la alfombra roja. Nunca peligro alguno les sustrajo alguna reflexión. Sus palabras se tornan ociosas, aunque desarrollan al máximo el sentido destructor de su aguda crítica. Al grado de que, “sin deberles ni temerles”, atacan por la espalda.
Así como un antagonista en las películas, este personaje es persistente. No se dejó instruir por la vida. Rechazó el periodo de prueba en que los individuos forjan el carácter. Es decir, no salió del lecho materno a enfrentarse con la vida. No desafió al destino. Sus familiares cercanos lo “acomodaron” en un trabajo. No sufrió para conseguirlo. “Tuvo el plato echado”. De esa forma empezó a desarrollarse. Quizás devoró libros. Pero le hizo falta calle, es decir, experiencia vital.
Nunca supo lo que era quedarse un día sin techo sin cobijo o sin comer. Nunca vio una cara enfadada negarle el taco o el vaso de agua. Ahora no sabe lo que es sacar una carcajada desde el fondo del alma. No ha estado en el infierno terrenal. Su odisea se torna desabrida. Por tanto, el cielo del más acá se le ha negado. Va por la vida con un hueco en su alma. Busca ser validado por los demás. Pretende hacerse de aquello que tienen los que sí realizaron la tarea, quienes aceptaron el reto impuesto por la gran escuela.
Su tradición educativa les ha jugado una traición. El hacer filosofía, sin los ingredientes que sólo la vida puede aportar, es tarea difícil. Inmediatamente se reflejarán en su obra las deficiencias. También serán notables tus negligencias, evasivas y faltas de valor. Aún con la prensa, influencias, ínfulas, honores, viajes por el planeta, roces de mano y fotografías con grandes personalidades, el resultado será el mismo. “La mucha erudición no da sabiduría” “Los cerdos se limpian con lodo y las gallinas con ceniza“. Heráclito.
No nos olvidemos de hacer la tarea amig@s. ¡Saludos!