En Jalisco, desaparece el crimen organizado a presuntos ladrones

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Guadalajara, Jalisco.- En Jalisco, la desaparición de presuntos ladrones se ha mantenido como una nueva y alarmante tendencia, de acuerdo con un reporte publicado por un grupo de periodistas.

El informe documenta casos de personas desaparecidas que, presuntamente, se dedicaban al robo como ocupación principal. De acuerdo con las denuncias recolectadas, muchas de estas desapariciones parecen tener su origen en represalias directas de grupos delictivos establecidos en la región.

El fenómeno se centra en áreas controladas por células criminales, como las que operan bajo el conocido Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Las denuncias indican que las desapariciones se presentan, mayoritariamente, en tres situaciones específicas: robos cometidos en contra de miembros del crimen organizado, robos ocurridos en zonas dominadas por estos grupos, y por ser, presuntamente, “ladrones” con antecedentes penales. Según el reporte, que expone 13 casos desde 2012 hasta el año en curso, estos hechos no son aislados, sino que reflejan un patrón de desapariciones forzadas vinculadas con actos de venganza.

Los periodistas consideran que el propósito detrás de estas desapariciones es mantener un “orden” impuesto por la delincuencia organizada en “la plaza” o el territorio bajo su control. “En algunas ocasiones, los mismos integrantes de grupos de la delincuencia han sido víctimas de algún robo común. Cuando estos grupos tienen prácticas de desaparición de personas, como sucede en Jalisco, las consecuencias han sido devastadoras”, subraya el reporte.

De uno de los cosasos fue revelado durante la investigación por la desaparición de Javier Salomón, Daniel Díaz y Marco Ávalos, estudiantes de la Universidad de Medios Audiovisuales, quienes en 2018 fueron asesinados y sus cuerpos disueltos en ácido.

Tras los hechos, uno de los partícipes reveló que previamente participó en la desaparición de dos personas que habían robado herramientas de un taller mecánico perteneciente al líder de una célula delictiva, lo cual fue interpretado como un desafío directo al poder de la organización.

En otro incidente de 2023, un joven que había robado una motocicleta fue forzado a ingresar en un vehículo, perdiéndose su rastro poco después en Zapopan. Testimonios señalan que incluso dispositivos electrónicos, como celulares robados, son seguidos hasta que los criminales recuperan sus pertenencias y castigan a los responsables. “La instrucción fue que se los llevaran”, dice el informe, describiendo cómo la desaparición de estos individuos se realiza mediante una violenta privación de la libertad, generalmente ejecutada por grupos armados.

La “plaza” –término que los periodistas utilizan para referirse a las zonas dominadas por grupos criminales– no solo castiga a los ladrones que actúan en su contra, sino también a quienes cometen robos en el propio territorio. Tal es el caso de un hombre en Arandas, quien, después de haber sido advertido en varias ocasiones, fue “desaparecido” en marzo de 2024 tras reincidir en un robo. Estas desapariciones están acompañadas, en ocasiones, de brutales castigos físicos, como “tablazos” que imponen los delincuentes a modo de advertencia.

El informe también resalta la complejidad de la situación al exponer cómo algunos de estos crímenes implican incluso la colaboración de las fuerzas policiales. En un caso de 2012, cinco personas arrestadas en un cibercafé en San Pedro Tlaquepaque fueron entregadas a miembros de un grupo criminal tras ser detenidas por policías municipales. Tres de ellos fueron procesados, mientras que dos fueron golpeados y torturados. Finalmente, uno de los detenidos fue asfixiado y su cuerpo abandonado en la vía pública. El otro sobreviviente testificó que la “libró” tras recibir un singular “perdón”.

El citado reporte fue realizado por el grupo que integran Elsa Martha Gutiérrez Marck Hernández Rubén Martín, Joseph Olid, Enrique Osorio, Jorge Ramírez (coordinador) y Lauro Rodríguez.