Hurgar con catalejos
Amado Aurelio Pérez
1990aapc@gmail.com
Compilación esencial para trazar la poética de Ricardo Castillo.
RICARDO CASTILLO SETENTA AÑOS DE VIDA
La poesía mexicana de los años setenta comienza con dos sucesos determinantes para su desarrollo: la publicación en 1966 de la antología Poesía en movimiento, con prólogo de Octavio Paz y selección y notas de Paz, Alí Chumacero, José Emilio Pacheco y Homero Aridjis, y el sangriento suceso de Tlatelolco del 2 de octubre de 1968, con el que la noción de “ruptura” postulada por Octavio Paz como criterio para releer la tradición poética mexicana fue también, con dura ironía, una abrupta realidad histórica que marcó un parteaguas en la vida de México.
Este período concluye en 1980 con Asamblea de poetas jóvenes de México, antología en la que Gabriel Zaid ofrece una panorámica de la nueva producción poética, orientada más al lenguaje que a los discursos anteriores de tema social y erótico.[1]
Permite, amable lector, esbozar la recuperación y sitúa la relectura de un poeta que en la juventud privilegió la oralidad y preparó el campo para la irrupción del lenguaje común a todos los hombres, en la época postpostmoderna como lo hicieron notar: José Joaquín Blanco, Raúl Ramírez García y Carlos Monsiváis; en sus trabajos de recolección del cúmulo de influencias, que permiten reconocer la genealogía de un libro tan singular en la poesía mexicana del siglo XX: EL POBRECITO SEÑOR X. de Ricardo Castillo.
El concepto de «generación», en las ciencias sociales y las humanidades, arranca de Augusto Comte, en la primera mitad del siglo XIX, como una forma válida de percibir y explicar el desarrollo de una sociedad. Dicho término, a finales del mismo siglo, se introduce en el ámbito literario hispanoamericano.
José Ortega y Gasset es quien pone en circulación el rótulo al denominar “generación del 98”, al grupo conformado por: Unamuno, Baroja, Azorín, Maeztu, los Machado, Valle-Inclán, Benavente, entendida como generación literaria.
Se deduce de esta telegráfica presentación: distintas grupos o generaciones superviven como promociones literarias que dominaron la escena y el mercado del libro, con algo en común que, exceptuando por supuesto al aforismo poético, moda imperante con especial presencia en la literatura jalisciense en la primera década del siglo XXI: el aforismo poético.
En retrospectiva, si se acepta que a una estructura social y económica corresponde una superestructura ideológica, debe admitirse igualmente que las técnicas de versificación corresponden a una época, nacen, se desarrollan y mueren, con el cuadro histórico que las hace necesarias para la expresión de esa época. Pueden supervivir, pero agotaron su aptitud comunicativa, de seducción metafórica, por la insistencia de los epígonos.
El alejamiento de la realidad condujo a estar hablando siempre a partir de sensaciones, metáforas desubicadas, olvidar que los escenarios poéticos cuentan con flora y fauna de distinto espesor, y pelambre, pero se rigen por un respeto común al habla constituida, que no tiene nada que ver con los paraísos artificiales, de una estética de la evasión.
Todo poema encierra una experiencia de vida, una narración escondida, pero debe, además, tener una experiencia del lenguaje, requisito fundamental para llamarse logrado.
Los lectores somos quienes sentimos -o descubrimos- si el poeta tiene esta intuición, ese estado de gracia. Muchos poetas tienen experiencias de vida; pocos, experiencias de lengua.
Lo anterior, es un modo muy personal de entender y practicar la poesía. Esta vuelta al principio caótico, efervescente del lenguaje constituye una verdadera “conquista”.
En estas dos primeras décadas del siglo xxi ya podemos reconocer escritores(as) que han alcanzado un prestigio literario con la escritura como parte de su vocación creativa. Otro rasgo que podemos detectar es su formación académica, principalmente en Facultades de Letras o Ciencias Sociales, aunque no faltan los que provienen de los estudios de leyes y de las ciencias. Además, muchos de ellos ejercen como profesores universitarios en los programas de literatura o se encuentran insertados en los medios periodísticos y han reforzado el desarrollo de los talleres de creación literaria, una actividad que empezó a funcionar de manera sistemática desde los inicios presente siglo.
[1] Stellini, Cristina. Entre la palabra y el gesto: la poesía de Ricardo Castillo https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/712502 consultado 28 OCT. 2024