La Escamocha
Por José Díaz
Hay veces que uno escribe cartas del adiós que pueden rubricarse con un “hasta luego”, pero otras, quizá muy pocas, son las que deseamos nunca volver a recordar porque contienen desencuentros y desventuras, tragedias y momentos atroces.
Y así, se puede olvidar al destinatario, pero no sus actos, sus palabras, omisiones y silencios; como el que rodeó el “no mataron a ninguna mujer afuera de Casa Jalisco” y, en contraste, admitir filtraciones en las más altas esferas de seguridad, o que el río más contaminado está limpio, que el agua de la metrópoli es cristalina y que tenemos el mejor sistema de transporte.
Que debemos refundarnos y también separarnos, principios que además garantizan el respeto a los derechos, igualdad y seguridad para las mujeres, la separación de poderes o que los cárteles inmobiliarios son infundios y que aún tenemos capacidad para endeudarnos más.