El mito de las cigarras
Josefina Reyes Quintanar
El Fedro es el único de los diálogos de Platón que tiene lugar en el campo, el resto se suelen dar en la ciudad, en el ágora. Decía Sócrates que a él el campo y los árboles no le enseñan nada, sino el diálogo con los hombres de la ciudad, aun así, acepta la invitación de su joven amigo ya que éste trae un rollo con un discurso sobre el amor que dio Lisias, un gran orador de la época.
Al haber divagado sobre el amor, y teniendo varios discursos como el de Lisias y el del propio Sócrates, empiezan a hablar de la retórica, sobre qué hace a un discurso bueno o malo. Sócrates comenta que las cigarras están cantando sobre los árboles, observándolos, por lo que deberían tener cuidado. Viendo que Fedro no capta el sentido de ese comentario, Sócrates le cuenta el mito de las cigarras.
“Dícese que las cigarras eran hombres antes del nacimiento de las musas. Cuando éstas nacieron y el canto con ellas, hubo hombres, que de tal manera se arrebataron al oír sus acentos, que la pasión de cantar les hizo olvidar la de comer y beber, y pasaron de la vida a la muerte, sin apercibirse de ello. De estos hombres nacieron las cigarras, y las musas les concedieron el privilegio de no tener necesidad de ningún alimento, sino que desde que nacen hasta que mueren, cantan sin comer ni beber; y además de esto van a anunciar a las musas, cuál es, entre los mortales, el que rinde homenaje a cada una de ellas”.
Sócrates le dice a Fedro que, si las cigarras los viesen dormir la siesta como el vulgo, a esa hora del mediodía al arrullo de sus cantos, sin ocupar el entendimiento, sin mantener la conversación que llevan, se reirían de ellos y lo reportarían a las musas, a las más importantes como Calíope y Urania, las musas de la filosofía; Sócrates termina diciendo que deberían tener cuidado en no sucumbir al placentero sueño que el canto de las cigarras induce, esclavizados por las pasiones.
Para evitar el destino de los hombres originales no hay que dejarse llevar por el falso placer de la charla intelectual porque esto adormece a la mente, sino mantener la mente alerta y centrada, es decir mediante la dialéctica. El mito parece ser un llamado de vigilancia extrema, al esfuerzo continuo contra la pereza del espíritu. Las musas a las que hace referencia Sócrates son Calíope, musa de la elocuencia, para los presocráticos era la representación de la filosofía y presidía la retórica; y Urania, que es la musa de la astronomía. Ambas representan dos aspectos fundamentales de la filosofía, las ciencias de las cosas divinas y humanas. Sócrates está advirtiendo a Fedro sobre el peligro de convertirse en uno de esos hombres que aman los discursos, pero no se alimentan del diálogo, de la retórica, de algún tipo de respaldo filosófico. La importancia de la verdad en cualquier discurso.
¿Qué pensaría Sócrates de los discursos actuales? Aquellos que se han convertido en un arte para engañar y dominar a la multitud. ¿Qué diría de las opiniones que a diario observamos en las redes sociales? Que hablan de las apariencias, de lo probable y no de lo verdadero y cuyo único fin es mantener contento al vulgo. ¿Qué conclusión nos daría sobre el uso de una herramienta de las IA como lo es el ChatGPT? Esta última aplicación capaz de responder preguntas, generar historia, resumir tramas de libros, ayudar en tareas de programación y hasta crear poesía. Todo lo hace a partir de la información obtenida gracias a la aplicación de técnicas de aprendizaje automático y procesamiento del lenguaje natural, analiza y comprende grandes cantidades de texto. Por supuesto que aquí se deja de lado todo lo que Sócrates anhela en el Fedro, simplemente la retórica no existe.