Domingo 27 de julio.- La Iglesia católica manifestó su preocupación por los altos niveles de inseguridad en México, señalando que esta problemática va más allá de las estadísticas, ya que afecta de manera tangible la vida cotidiana, que se ha visto profundamente afectada.
“Muchas personas evitan portar objetos de valor, los menores no salen solos y se evita caminar por las calles durante la noche. Este temor genera dinámicas de aislamiento y debilita la confianza en el entorno más cercano: la familia, los vecinos y el lugar de trabajo”, declaró.
Mediante su editorial Desde la Fe, recordó que, recientemente, la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del Inegi indicó que 6 de cada 10 personas perciben inseguridad, y especialmente 7 de cada 10 mujeres temen ser víctimas de algún acto violento.
En este contexto, precisó que, según la encuesta, la mitad de quienes tuvieron contacto con la policía reportaron sobornos, extorsiones o amenazas, lo cual representa “un reflejo del deterioro institucional y de la pérdida de confianza pública”.
Asimismo, enfatizó que “no es suficiente con demostrar buenas intenciones, sino que se requiere un compromiso colectivo de todos”, y lanzó un llamado “a unir esfuerzos, fomentar el cuidado mutuo y la responsabilidad compartida, y trabajar en el fortalecimiento de la familia”.
“No se trata de imponer soluciones, sino de sanar el tejido social desde la escucha, la esperanza y la acción comunitaria”, añadió.
Ante esta situación, reafirmó la importancia de dialogar y prestar atención, “especialmente a quienes se encuentran en situación vulnerable, a ese grupo que asegura haber sido víctima de violencia, a quienes denuncian haber sufrido corrupción o extorsión, y a quienes enfrentan problemas familiares”.
“Ellos no son solo cifras; son personas cuyas inquietudes merecen ser escuchadas y acompañadas”, concluyó.