El “oro verde” de la devastación y la sed

Puntos y Contrapuntos

Criterios

Las autoridades estatales y federales podrían cerrar los ojos y fingir que no ven nada. Podrían taparse los oídos para no escuchar. Podrían incluso quedarse calladas y esperar que la amnesia social hiciera su parte. Para dejar finalmente abandonada a la gente de San Gabriel, Jalisco, hasta que volviera a ocurrir otra desgracia, de iguales o mayores dimensiones, en ese municipio o en algún otro de la región.

Si ese fuera el supuesto de futuro, igual, tarde o temprano, la gente de San Gabriel y del resto del estado se los cobraría muy caro.

Una enorme cantidad de troncos de árbol, mucho lodo y una espesa corriente de aguas turbias que arrasaron todo lo que encontraron a su paso, ilustran el desastre ecológico que están padeciendo muchos pueblos del sur de Jalisco.

La contingencia que se vivió el pasado domingo 2 de junio del 2019 en San Gabriel es el peor ejemplo de la incuria y la corrupción de autoridades que no atienden oportunamente las denuncias de la gente, que se queja por la depredación de sus bosques y la sobreexplotación de sus acuíferos.

El saldo, hasta este martes 4 de junio del 2019: cuatro personas muertas, una desaparecida, mil viviendas afectadas y más de 3 mil damnificados.

Aguas que matan por su abundancia y su salvaje caudal cuando quedan libres para arrasar todo lo que encuentran a su paso, luego de le devastación de los bosques. Aguas que matan de sed cuando son escasas debido a la sangría indiscriminada e ilegal de acuíferos, utilizadas para fecundar cultivos y lubricar la riqueza de poderosos traficantes que imponen las influencias del dinero o del miedo.

Desde hace por lo menos una década, rancheros cuyas familias han tenido propiedades desde hace varias generaciones en San Gabriel, por el rumbo de Apango, ya veían con preocupación la llegada de los agroempresarios aguacateros, muchos de ellos de origen michoacano. Arribaron a la región ofreciendo mucho dinero por las propiedades, buscando una negociación por las buenas.

Pero también llegaron dispuestos a utilizar otros argumentos, a amenazar, a intimidar, para quedarse con algunos ranchos de la zona. Esto dicho por gente de la región que, por prudencia o por temor, nunca presentó abiertamente alguna denuncia. Asunto del que, en su momento, debió enterarse el gobierno estatal, primero durante la administración del panista Emilio González Márquez (2007-2013), y luego del priista Jorge Aristóteles Sandoval Díaz (2013-2018).

Junto con los aguacateros llegó la deforestación de amplios espacios que antes eran de puro bosque de encinos y pinos. También se empezó a experimentar una sobreexplotación de las fuentes de agua.

“Tenemos alrededor de ocho años con un agronegocio que ha traído a la zona deforestación muy fuerte debido al cultivo del aguacate. No es que estemos contra de ese cultivo, lo que no nos convence es que no sean autosustentables y estén afectando el bosque”, explicó César Augusto Rodríguez Gómez, expresidente municipal de San Gabriel (2015-2018), en una entrevista para Política en Directo, de Radio Metrópoli, el pasado lunes 3 de junio del 2019.

“Esto se lo reiteré a Héctor Padilla (exsecretario de Desarrollo Rural de Jalisco) y a las autoridades federales, que al hacer un uso tan intensivo de la tierra han devastado el bosque y causado una grave escasez de agua en algunos poblados, como Apango y El Jazmín, donde el pino y el encino han dado paso al aguacate”, agregó el exalcalde.

“Debido a los incendios que se presentan cada mayo en las inmediaciones de San Gabriel, en los últimos 8 años el 50 o 60 por ciento de la zona boscosa ha desaparecido debido al surgimiento de huertas de aguacate, algo más de la mitad del bosque que compartimos con Tapalpa, con Zapotlán el Grande, que son algo así como unas tres mil hectáreas, pero no tengo la cantidad actualizada”, aclaró Rodríguez Gómez.

Poca atención pusieron autoridades estatales y federales: “Realmente sólo arqueaban las cejas cuando les decía cómo estaban afectando la zona, pues estaban más interesados por las cifras macroeconómicas, les importaba más imponer récord (de producción) que buscar que se corrigiera esto. En Profepa (Procuraduría Federal de Protección al Ambiente) hicimos las denuncias correspondientes en 2017, georeferenciamos todo lo que se había quemado y que ocho semanas después ya aparecían cultivos de aguacates”.

 

EN CHILE

El título del artículo es directo, duro: “El aguacate que llega a Europa seca Chile. Zonas del país sufren sequía por el cambio climático y la actividad de grandes compañías agrícolas”.

Firmado en Santiago de Chile por la periodista Meritxell Freixas, describe: “Verónica Vilches se presenta como una campesina ‘superviviente’. Oriunda de San José, un pequeño núcleo rural de la provincia de Petorca, unos 200 kilómetros al norte de Santiago de Chile, tiene 48 años y trabaja las ocho hectáreas de tierra que su padre ya no puede cuidar”.

La historia relata que hace más de una década que esta zona de Chile sufre una grave sequía por los efectos del cambio climático y la actividad de las agroexportadoras dedicadas al cultivo de aguacate, o palta, como se conoce esta fruta en este país.

Atraídas por las condiciones climáticas, a partir del año 2000 grandes compañías aterrizaron en la zona para dedicarse al cultivo del aguacate. Cada kilo de producto necesita unos 2,000 litros de agua, según The Water Footprint Network (que mide los activos ecológicos de todos los países y del mundo).

Para lograr sus propósitos, los empresarios eliminaron el bosque nativo e instalaron sus plantaciones, que riegan con agua extraída de las napas subterráneas de los dos ríos que riegan la provincia: el Petorca y La Ligua. Ambos se han convertido en un lecho de piedras, hierbas y animales vagabundos. El primero ya se declaró agotado en 1997 y en 2004 se restringió la explotación de sus aguas subterráneas. Desde 2012 se ha decretado que la cuenca es “zona de escasez hídrica”. La Ligua se agotó en 2004.

La información señala que en esta guerra por el agua, Petorca enfrenta un impacto social, cultural y ambiental que tendrá consecuencias irreversibles para su ecosistema. El modelo agroexportador ha arrasado con el paisaje y la forma de subsistencia de los campesinos, que quedaron sin animales, verduras, frutos y agua. “Nos han despojado de todo”, resume Verónica, concluye la crónica publicada en el periódico El País, de España, el 22 de marzo del 2019.

El material de referencia se puede consultar completo en el siguiente enlace: https://elpais.com/elpais/2019/03/21/planeta_futuro/1553160674_048784.html

 

EN MICHOACÁN

En México al aguacate le llaman “el oro verde”. Pero Michoacán, el mayor productor del mundo, ha pagado un costo muy alto por su cultivo, dice una nota firmada por el reportero Alberto Nájar, publicada en la plataforma digital de la BBC de Londres (British Broadcasting Corporation) el 11 de octubre del 2016.

Relata el reportero que desde hace varios años las siembras furtivas de la fruta han provocado la deforestación de miles de hectáreas de bosques de pino y encino, según datos oficiales. En muchos casos los productores provocan incendios forestales para luego plantar árboles de aguacate en el terreno devastado.

Otros esconden las plantas entre los pinos, a los que cortan uno a uno para evadir a las autoridades. Y algunos más secan los grandes árboles para luego justificar su derribo.

En todo caso, el resultado es el mismo, agrega la nota referida.

La información difundida por la BBC agrega datos duros: Cada año se pierden entre 600 y 1,000 hectáreas de bosque por este motivo, según datos del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), del gobierno de México.

La Secretaría de Urbanismo y Medio Ambiente de Michoacán estimó que los cultivos ilegales de aguacate son de unas 20,000 hectáreas. Muchas de ellas se encuentran en zonas que antes eran bosques o selvas.

El material informativo citado como fuente puede ser consultado en el siguiente link: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-37581668

 

SUR DE JALISCO

“Durante el sexenio de Aristóteles Sandoval (2013-2018), la agroindustria del aguacate ha sido impulsada con el objetivo de que Jalisco se convierta en ‘el gigante agroalimentario de México’, y los acuíferos del sur de la entidad ya lo recienten”, advierte la información que el reportero Cristian Rodríguez publicó el 29 de mayo del 2018 en la plataforma informativa del Canal 44 de la Universidad de Guadalajara.

Hace el siguiente recuento: “Mientras que en abril del 2013, en Jalisco había 13 mil 436 hectáreas de aguacate y produjo 18 mil 60 toneladas, para abril del 2018 tenía plantadas 22 mil 534 hectáreas y produjo 39 mil 77 toneladas, es decir, incrementó su área de plantaciones en 67.7% y su producción en 116.3%”.

El trabajo periodístico explica que entre el sur del Lago de Chapala y el Nevado de Colima, cuatro acuíferos jaliscienses están “sin disponibilidad”, según el último informe de la Comisión Estatal del Agua (CEA), y su sequedad está relacionada con la expansión del “oro verde”.

Los acuíferos sobreexplotados son: El Aguacate, que abastece al municipio de Gómez Farías; Colomos, que abastece a Quitupan, Mazamitla y Tamazula; Ciudad Guzmán, que abastece a San Gabriel, Zapotlán el Grande, Zapotiltic y Tuxpan, y Valle de Juárez, que abastece al municipio homónimo.

Paralelo a la sobreexplotación de los acuíferos, la producción aguacatera en dichos municipios se disparó en el mismo periodo de tiempo.

Mientras que en abril de 2013 San Gabriel tenía plantadas 559 hectáreas de aguacate, para abril de 2018 tenía dos mil 182; lo mismo sucedió en Zapotlán el Grande, que pasó de dos mil 182 a cuatro mil 932 en el mismo periodo y hoy es el municipio con más extensión territorial plantada con aguacate en Jalisco, según el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural y Pesca.

La Comisión Nacional del Agua estimó que el 87% del agua extraída en dichos acuíferos es destinada a la agricultura y la agroindustria.

Usted puede consultar el material citado en el siguiente enlace: http://udgtv.com/noticias/aguacate-agrava-crisis-agua-jalisco/

 

¿SER O NO SER?

Este martes 4 de junio del 2019 el gobernador Jalisco reconoció, en nota publicada por Mural, la gravedad del problema: “Tenemos que hacer una revisión a profundidad de lo que pudo haber generado este problema. El asunto de la tala clandestina es un asunto que se ha dado durante muchos años en esta región de Jalisco (…) Me parecería también un grave error pensar que todos los que se dedican a sembrar aguacate son depredadores ambientales”.

Reprochó Enrique Alfaro Ramírez que la tala clandestina es competencia de autoridades federales, las cuales, dijo, han sido omisas en este tema.

Aunque dijo desconocer si hay políticos con intereses en la producción de aguacate en San Gabriel, explicó el gobernador que sí hay elementos que vincularían esta actividad con el crimen organizado: “Hay que verlo como un asunto que está ligado al crimen organizado (…) Hemos encontrado elementos para pensar que puede estar vinculado a este tipo de grupos criminales, entonces por supuesto que vamos a entrar a la investigación”.

Otras catástrofes como la de San Gabriel podrían evitarse si el gobierno supervisara y regulara el establecimiento de nuevas plantaciones de aguacate, para evitar la deforestación de los bosques del sur, la sobreexplotación de los acuíferos y la irrupción del crimen organizado como inversionista en la compra voluntaria o forzada de ranchos para el cultivo de ese fruto. Además de reforestar algunas zonas devastadas y sancionar con mayor severidad a quienes queman los bosques o los talan clandestinamente, al margen de la ley.

Los gobiernos estatal y federal deben privilegiar el bienestar y los derechos de las personas, antes que consentir la devastación del medio ambiente estimulada por la ambición y el lucro. Para ello estarían obligados a cumplir en forma estricta la ley, sin importar la dimensión de los poderes económicos o delictivos que pudieran estar lubricando, de manera subrepticia, este importante agronegocio.