Alfonso Enrique Islas Rodríguez
10 de septiembre de 2022.- De acuerdo a Herb Brody, editor de suplementos de la prestigiada revista Nature; “las Vacunas son un triunfo de la medicina, pero el proyecto de erigir escudos inmunológicos contra todos los patógenos mortales está lejos de ser completo”.
Todo empezó en mayo de 1796 con el médico y biólogo británico Edward Jenner, nacido en Berkeley condado de Gloucestershire, un pequeño pueblo inglés. Jenner dio el paso decisivo: extrajo pus de las ampollas de viruela bovina de las manos Sarah Nelme, una campesina ordeñadora, y se lo inoculó a un niño llamado James Phipps, hijo de su jardinero. Éste, al cabo de una semana, cayó levemente enfermo durante un par de días, pero luego se recuperó. Seis semanas después, Jenner le infectó deliberadamente con viruela humana, sin que se produjera efecto visible alguno. Luego repitió estos experimentos –que hoy en día le llevarían directamente a la cárcel por imprudencia, a otras 22 personas, ninguna de las cuales sufrió enfermedades graves ni murió.
La eficacia de la vacunación, como empezó a denominarse su método, quedó demostrada en un número significativo de enfermedades infecciosas como las que se incluyen en la cartilla de vacunación como las paperas el sarampión, la varicela, desde luego la polio, y la rubeola. Un caso especial es la rabia que se transmite principalmente por la mordedura de perros a humanos. En todos los casos mencionados el éxito de la vacunación ha sido notable.
Sin embargo, desde la Tuberculosis, la Malaria, y el HIV-SIDA, las vacunas desarrolladas para prevenirlas si bien han sido útiles, no han sido completamente efectivas.
En el caso de enfermedades infecciosas como La Poliomielitis, ya hasta ha sido largamente olvidada en el mundo occidental, aunque permanece como un azote en países pobres.
Un reto, sin embargo, es su naturaleza delicada. Todas las vacunas requieren temperaturas frías y muy frías para mantenerse viables. El desarrollo de las vacunas a nivel mundial pasa por otros retos, como la competencia farmacéutica entre países. China ha emergido como un productor importante de vacunas, amenazando a laboratorios farmacéuticos. establecidos en Estados Unidos y otros países desarrollados.
Otro reto aún más interesante es que el movimiento negacionista de manera muy sorprendente, ha ganado terreno en todo el mundo. Las razones de lo anterior pasan por la supuesta libertad de las familias que piensan que las vacunas pueden estar asociadas al autismo, o que creen que la inmunización de manada es un recurso más eficaz, aunque este último, cobra un alto precio en muertes de los individuos más débiles.
Cabe hacer notar también que en aquellos lugares en donde la taza de no vacunación por las razones expuestas antes es significativa, ha habido rebrotes graves de las enfermedades que se creían controladas como la rubeola o el sarampión, y peor aún la polio y la viruela. Uno de los lemas de los negacionistas es que su cuerpo es su derecho, y si no quieren pues no se vacunan, pero no toman en cuenta que una vez infectados se convierten en un problema de salud pública como transmisores de la enfermedad.
Recientemente la revista The New Yorker, publicó un artículo alarmante; Unas diez mil enfermedades afligen a la humanidad, y tenemos el poder de vencer solo a unas cuantas de ellas. Es especialmente trágico, entonces, cuando desperdiciamos las oportunidades que tenemos, ya sea por elección, negligencia o incompetencia.
En junio de este año, un hombre de veinte años no vacunado en Rockland County, Nueva York, desarrolló fiebre, dolor abdominal y rigidez en el cuello. Unos días después, luchaba por mover las piernas. Se presentó a un hospital cercano, donde se convirtió en la primera persona en casi una década en ser diagnosticada con polio en los Estados Unidos. La poliomielitis se puede prevenir, pero no curar.
Debido a que la mayoría de los casos de poliomielitis no paralizan, un solo caso de parálisis sugiere que el virus podría ya estar muy extendido. Según los funcionarios de salud pública, cientos de personas pueden haber sido infectados y el virus ahora se está esparciendo por las aguas residuales de la ciudad de Nueva York. Es seguro asumir que este caso representa la punta del iceberg. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades llaman a la situación una emergencia de salud pública.
Para las personas que están vacunadas, el virus representa poco riesgo: una serie completa de vacunas contra la poliomielitis es más del noventa y nueve por ciento protectora, el noventa y tres por ciento de los niños en EE. UU. están vacunados, muy por encima del umbral de inmunidad colectiva, por lo que no veremos algo parecido a los horribles brotes del siglo XX que paralizaron a miles de personas, especialmente niños en todo el mundo cada año. Aun así, en comunidades con bajas tasas de inmunización, el virus podría causar daños considerables, completamente evitables. En el condado de Rockland, que es el hogar de una gran población judía ortodoxa, población que ha sido el objetivo de los activistas contra las vacunas, solo el sesenta por ciento de los niños pequeños están vacunados.
En algunas zonas vecinas, apenas un tercio lo están. Aunque todos los estados exigen la vacunación contra la poliomielitis para asistir a las escuelas públicas, en algunos casos los padres pueden obtener exenciones religiosas o personales, y muchos retrasan la vacunación de sus hijos hasta que comienzan el jardín de niños.
En lo anterior reside el peligro de la “libertad de mi cuerpo es mi derecho” de los negacionistas, cosa no muy afortunada y poco graciosa desde luego.
(Foto principal: RTVE.es)