¿A quién creerle?

Felipe Cobián R.
Apenas había sido aprehendido tres días antes en Tepalcatepec, Michoacán por presunto homicidio y delitos contra la salud incrustado en el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), El Abuelo (Juan José Farías Álvarrez) fue liberado por orden de un juez de distrito especializado en sistema de justicia penal (acusatorio, me supongo).
Contrario a la detención de Rosalinda González Valencia, mujer de Nemesio Oseguera Cervantes El Mencho, quien discretamente fue asegurada el 26 de mayo por elementos de la Marina al salir de un pequeño supermercado, ElAbuelo fue capturado el domingo 27 por marinos mediante un espectacular operativo en el que participaron dos helicópteros desde donde hicieron disparos hasta incendiar la camioneta en que viajaba.
El juzgador adscrito al Penal de Alta Seguridad del Altiplano (Almoloya, anteriormente), aseguró haber recibido de la Secretaría de Marina un informe distinto a la forma como en realidad ocurrieron los hechos. Las pruebas, incluidos videos de lo que sucedió en Tepalcatepec ese día, fueron aportadas por los abogados del inculpado y pesaron más que los supuestos delitos y el decir de los marinos, por lo que dejaron libre al real o supuesto narcotraficante, integrante de las autodefensas michoacanas.
Aquí es donde surgen las dudas: Si Farías Álvarez es en realidad, como afirma el gobierno, un narco que ha cometido los delitos citados, ¿por qué lo dejan tan fácilmente en libertad? ¿Sólo porque hubo variantes de forma, más que de fondo, en su detención?
Ahora bien ¿Por qué la Marina entrega un informe distorsionando los hechos? ¿Fue un simple error? ¿Fue falta de capacidad o cuidado de quien elaboró tal información o, acaso, fue a propósito para que rápido quedara en libertad, bien por algún avieso interés o bien porque no es lo que dicen y no cometió los delitos que le achacan?
Por otra parte, ¿sería sólo un escarmiento por haber participado en las autodefensas precisamente contra el crimen organizado, en ese caso en contra de los Caballeros Templarios y otras bandas que tenían azolada la región con extorsiones de toda índole?
Claro, tampoco debemos descartar la argucia de los defensores para señalar los errores del procedimiento. Y para tener buenos abogados, también hay que tener mucho dinero y eso no sucede en el común de las gentes.
Por lo pronto, a El Abuelo lo recibieron con música y honores en su pueblo.
Hay que recordar aquí lo que le sucedió al doctor José Manuel Mireles con el comisionado Alfredo Castillo que lo mandó a prisión por años, y muy lejos de su tierra, para aplacar a las autodefensas que entraron al quite ante la falta de autoridad por el Estado fallido en el estado de Michoacán en donde nadie cumplía con su deber de brindar seguridad y castigo a culpables. Hay que recordar que no había policías, ni ministerios públicos ni jueces, ni los mismos gobernadores –el constitucional y luego el interino– que cumplieran con su deber.
Cuando ocurren hechos como el de Farías Álvarez y otros tantos que ha habido sólo en este sexenio, el de la corrupción descarada y la impunidad, es cuando nos preguntamos: ¿a quién creerle?

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