Por: Jaime Iván Tamayo Romero
Este lunes siete de octubre de 2024 se cumplió un año desde que Israel empezó a usar las trágicas muertes de cientos de sus ciudadanos para justificar lo que la Corte Internacional de Justicia en enero consideró plausiblemente un genocidio y hoy a todas luces no puede ser calificado como cualquier otra cosa.
Por esta razón es esencial tener en cuenta cuatro cosas al conmemorar las trágicas muertes de los israelíes que perecieron el siete de octubre de 2023.
Primero, que el conflicto no empezó el siete de octubre de 2023 ni hace siglos. Mientras en Europa los pogromos (masacres de judíos) eran bastante comunes desde la edad media hasta su culminación con el Holocausto en el siglo XX los judíos pudieron disfrutar en el Mundo Árabe y el Imperio Otomano de mucha más tolerancia. No fue sino hasta que a principios del siglo XX que el movimiento sionista tomó fuerza que se introdujo tensión entre judíos y musulmanes en el levante.
Theodor Herzl trató de comprarle Palestina al Sultán Otomano antes de la primera Guerra Mundial. Esa fue la primera de muchas acciones concretas que empezaron hace un siglo para fundar un etno-estado judío en un territorio donde la mayor parte de la población no era judía y donde muchos de los judíos no se identificaban como sionistas (es decir que había, y hay, judíos en lo que hoy es Israel que no creían que debiera existir un Estado judío debido a su interpretación de las sagradas escrituras.)
Por otro lado, desde el año 2000 hasta el seis de octubre de 2023 más de dos mil niños y niñas murieron a manos de israelíes. De hecho, durante lo que había transcurrido del año 2023 hasta el seis de octubre ya lo convertía en el más sangriento para los niños palestinos de acuerdo a varias ONGs.
Segundo, que muchas de las víctimas fatales israelíes fueron asesinadas por las propias fuerzas armadas de Israel las cuales seguían la doctrina militar Hannibal, según la cual Israel no puede permitir que los palestinos tomen prisioneros a toda costa (incluso si eso significa que las propias fuerzas armadas de Israel maten a muchos de sus conciudadanos). Esto fue reportado por los valientes periodistas de The Gray Zone.
Tercero, que muchas de las aseveraciones de los peores crímenes que se le imputaron a Hamas fueron desmentidas. Las violaciones masivas y el asesinato de bebés fueron desmentidos por los valientes periodistas de The Gray Zone y la Casa Blanca se tuvo que retractar de la mentira de que el presidente Biden vio a los cuerpos de niños decapitados.
Cuarto, que Israel comprobadamente ha cometido todos los crímenes de lesa humanidad de los que acusó a Hamas, que los ha cometido en una mayor escala y que ha añadido otros (como la deliberada destrucción de huertos, la privación de agua, alimentos y medicinas a la población de Gaza y el asesinato deliberado de periodistas.)
Respecto a los crímenes comprobadamente cometidos por Israel uno de los más me perturbares son las violaciones. Es abominable que la Casa Blanca se haya rehusado a dejar de dar armas a los batallones más controvertidos por su uso de la violencia sexual como un arma de guerra, como el batallón Netzah Yehuda, pero es más alarmante aún que violadores probados, como los que violaron a un palestino detenido hasta matarlo, sean defendidos e incluso celebrados en Israel.
Y no es que defiendan su inocencia porque a todas luces los soldados acusados de sodomizar a un prisionero palestino son culpables (están grabados), sino que grandes segmentos de la población defienden su derecho a violar a los palestinos prisioneros.
Cabe mencionar que el controvertido batallón Netzah Yehuda opera en Cisjordania donde no gobierna Hamas y en donde antes del siete de octubre de 2023 ya era bastante cotidiana la violencia israelí hacia los palestinos. El siete de octubre de 2023 bien pudo ser el día más trágico de la vida de cientos de israelíes y su familias, pero sin duda es el día más trágico para millones de palestinos.
En conclusión, las trágicas muertes de cientos de israelitas el año pasado fueron, al menos en parte, autoinfligidas, exageradas y explotadas para llevar a cabo una limpieza étnica que se ha planeado durante más de un siglo.