30 de marzo de 2022.- “Un grupo de tres hombres tomó la decisión de mi presente y mi futo”, así señala Rosario Robles al propio presidente, Andrés Manuel López Obrador, a su fiscal General, Alejandro Gertz Manero y a quien fuera uno de sus más cercanos colaboradores, su exconsejero jurídico, Julio Scherer Ibarra, de haber acordado su detención hace dos años y medio.
Acusada de desvío de recursos cuando fue secretaria de Desarrollo Social en la administración de Enrique Peña Nieto, Rosario Robles, acusó, a través de una carta hecha a mano, fechada en la cárcel de Santa Martha Acatitla, a Gertz Manero de ser el principal orquestador de su detención.
Se refirió a él con frases como: “Abusando una vez más de su poder” y como un personaje “que utiliza su cargo para venganzas”, a quien “nadie llama a cuentas”, porque “le tienen miedo”. Por ello, Rosario Robles pide a López Obrador apoyo, porque “sólo usted puede ponerle un alto”.
La carta
En la carta, dirigida al presidente Andrés Manuel López Obrador, y que leyó su hija Mariana Moguel esta mañana afuera de Palacio Nacional, Rosario Robles expone:
“El fiscal los convenció de que la única manera de llegar a peces más gordos, era presionándome con la cárcel. Ahí se decidió mi suerte. Se armó toda una maquinaria, incluido el juez, sobrino de apellido Padierna, para atraparme en estos muros. Me convertí en rehén”.
Aseguró que ella es la única detenida, y mujer, por una acusación, de triangular recursos a universidades, que asegura es un delito que no ha prosperado y ha recibido serio revés en el Tribunal Administrativo.
Acuso directamente al Fiscal General, Alejandro Gertz Manero, de haber señalado en agosto de 2020, que no la dejarían libre, hasta que cooperara por el caso Oderbrecht.
“Él esperaba que con la tortura que significa la cárcel, de manera cobarde, les ratificara una historia sin sustento, que, para salvarme a mí, inculpara con falsedades. Se equivocó, y haciendo uso de mi derecho, decidí demandarlo por esta situación, a pesar de que eso significaba enfrentarme a un personaje que utiliza su cargo para venganzas, y a quien nadie lo contradice porque le tienen miedo. Nadie lo llama a cuentas”.
Dijo que, en su caso, hubo un juez a modo donde no se le avisó que la investigaban, ni se le dio tiempo para defenderse y donde la detuvieron a pesar de presentarse voluntariamente a declarar.
Es así como aseguró que “un grupo de tres hombres tomó la decisión de mi presente y mi futo. No importa que el delito por el que se me acusa, no merezca la cárcel”.
Después de dos años y medio del caso, asegura que al único testigo que hay en su contra, no se la ha llamado a declarar.
“Señor Presidente: usted me conoce mejor que mucha gente, sabe que es una infamia lo que han hecho conmigo. Me preocupa que, conociendo al talante del Fiscal, por el hecho de que se la han caído casos como el de supuestos implicados por Emilio Lozoya, se ensañen aún más conmigo, abusando una vez más de su poder, para mantenerme encarcelada injustamente”.
“Sólo usted puede ponerle un alto”.
“No pido. Exijo justicia”.