Aguacateros contra el medio ambiente

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Deficiente desde su construcción a fines de los setenta y después abandonada a su suerte durante
prácticamente tres sexenios —en particular el de los panistas Francisco Ramírez Acuña y Emilio González, y después durante el gobierno del priista Jorge Aristóteles Sandoval y los primeros meses del emecista Enrique Alfaro—, en 2013 dejé de recorrer la carretera Ciudad Guzmán-Autlán en el tramo del Nevado, luego de que por los enormes baches se tronara una llanta de mi vehículo.

Al saber de su reparación hace meses, fue hasta el domingo pasado que tuve la oportunidad de transitar por esa vía. La sorpresa ahora fue encontrarme con muy extensas plantaciones de aguacate en tierras antes destinadas a cultivos tradicionales de maíz, sorgo y frijol entre otros cultivos en las planicies.

Pero la peor sorpresa fue observar los mismos cultivos en las propias faldas y partes altas del Nevado que, sin respetar los centenarios bosques de coníferas que atraen las lluvias y conservan la humedad, ahora,grandes pinares han sido sustituidos por aguacateras que demandan agua en demasía, que tiene que extraerse del subsuelo, así sea a costa de la escasez para el consumo humano indispensable de muchas poblaciones alrededor de esta gran montaña y de su gemelo, el Volcán de Colima.

Pero no solo eso. La avaricia por las grandes ganancias que da el aguacate (cerca de 60 mil millones de pesos en 2018) a quienes lo cultivan, particularmente potentados agricultores (no tanto ejidatarios), políticos, como el propio exgobernador Alberto Cárdenas, exlegisladores, posiblemente hasta expresidentes municipales o gente que ha ocupado distintos cargos públicos, ha ocasionado incluso tragedias humanas.

Ni con eso dejan de talar y extenderse todavía mucho más allá del Nevado y sierras aledañas, hasta la misma sierra de Tapalpa-San Gabriel o las montañas de la Sierra del Tigre, entre Mazamitla, Gómez Farías y Zapotlán el Grande, destrozando la naturaleza sin importarles el grave daño al medio ambiente, como la falta de agua cada vez más aguda y el calentamiento global.

Para entender mejor lo anterior, baste citar datos de un estudio del Centro Universitario del Sur (CUSur) de la Universidad de Guadalajara, con sede en Ciudad Guzmán, que señala que solo entre 2013 a 2018, en Jalisco perdió por talas inmoderadas 18 mil 342 hectáreas de bosques que fueron sustituidas, principalmente, por árboles de aguacate. (El Informador, 21 de julio de 2019).

Cabe aquí recordar lo ocurrido hace dos años en la cabecera municipal de San Gabriel, cuando el 2 de junio de 2019 perdieron la vida al menos cinco personas que fueron arrastradas por la corriente del arroyo Salsipuedes.

La causa fue la tala de total de árboles en terrenos aguas arriba. Una fuerte tormenta que cayó en la parte alta de la sierra al arranque del temporal de lluvias, cuando en San Gabriel quemaba muy fuerte el sol, sorprendió a todos la llegada repentina y muy estruendosa del gran caudal de aguas intensamente oscuras que arrastraron no solo una gran palizada y troncos recién quemados, sino muchos lodo con ceniza que ocasionó, aparte de las muertes, grandes estropicios a la población.

Agua y lodo inundaron casas y arrastraron ganado y vehículos, sin que hasta ahora se sepa que hayan encontrado a algún culpable de las quemazones intencionadas donde ahora están plantados millares de aguacates.

De años atrás pobladores de San Gabriel acusaron de la tala a gentes venidas de Michoacán, algunas de ellas con ascendencia política y hasta presumiblemente conectada con el crimen organizado.

Otros acusaron a familiares del propio Alfaro Ramírez y él se mantuvo en silencio.

Lo cierto es que, hasta la fecha, que se sepa, no fincaron responsabilidades por la tragedia.
Por aquellas fechas, el titular de la Secretaría del Medio Ambiente y Desarrollo Territorial de Jalisco, Sergio Graf, informó que junto con varios municipios pondrían una denuncia ante la
Procuraduría Federal de Protección al Ambiente por los incendios provocados en varios municipios.

Eso sí, en 2019 y 2020, la percepción total por la venta en el país y por las exportaciones (80%) del
llamado oro verde habrían sumado 120 mil millones de pesos a los dueños de las más de 25 mil hectáreas certificadas (sin contar las siembras clandestinas en donde han cambiado sin autorización el uso del suelo) que habrían producido ─en los dos años pasados─ alrededor de 280 mil toneladas en más de 20 municipios de Jalisco, entre los que están Ciudad Guzmán con más de 6 mil 800 hectáreas, seguido de San Gabriel con cerca de 3 mil 900 y Tuxpan con casi 3 mil 680.

Otros municipios jaliscienses productores de aguacate son: Concepción de Buenos Aires, Sayula, Valle de Juárez, La Manzanilla de la Paz, Mazamitla, Tapalpa, Zapotiltic, Arandas y Quitupan.

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