“Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de 17 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde: ‘No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo’.
Es así como comienza el cuento “Algo muy grave va a suceder en este pueblo”, de Gabriel García Márquez, y es así como, lamentablemente, ha comenzado esparcirse el rumor de que algo ocurrirá en esta demarcación llamada Jalisco, en torno al Covid-19.
A pesar de lo que los especialistas en temas epidemiológicos han instado a mantener la calma, un sector de la sociedad se ha empeñado afanosamente en asustarse y asustar a otros; todo en un afán meramente político, cuando debería de imperar la ética y el bienestar de la mayoría debería de estar por encima de una minoría.
Al terminar la semana, por ejemplo, comenzaron a observarse multitudes en los centros comerciales, siendo productos de higiene básica, agua embotellada y alimentos enlatados los insumos más solicitados. Todo propiciado por mensajes alarmistas difundidos en redes sociales y vías de mensajería instantánea.
Esto no puede sino conducirnos a una crisis de escasez de productos, y, por ende, de encarecimiento de los mismos. Recordemos que hay quienes gustan de lucrar con la tragedia.
Una experiencia similar ya la vivimos los jaliscienses con el desabastecimiento de gasolina, que, si bien pudo ser prevenido desde instancias federales, o al menos abordado desde una dialéctica distinta, fuimos nosotros quienes encargamos de agudizarla con compras innecesarias.
A nivel estatal, el gobierno de Jalisco ─que si bien ha implementado una serie de medidas que podrían resultar útiles para la contención del virus─ no ha fijado una postura distinta, sino que en voz del gobernador Enrique Alfaro ha empleado la llegada del Covid-19 para echar tierra al presidente Andrés Manuel López Obrador y la Secretaría de Salud, y sostener su propia estrategia de prevención epidemiológica.
Esto a pesar de la lenta respuesta mostrada por su administración, ya que el primer caso sospechoso de Covid-19 se consignó hace casi dos meses. Hoy ya hay dos contagios confirmados, ninguno de ellos de manera comunitaria, sino que los afectados contrajeron el virus fuera de México.
A nivel federal el panorama no es muy distinto. Para muestra basta un botón. El pasado domingo, actores como Raymundo Riva Palacio y Joaquín López Dóriga daban a conocer el fallecimiento, tras dar positivo a Covid-19, del empresario José Kuri. Horas después la noticia se desmentía.
Bastó ese lapso de desinformación para que actores como Javier Lozano y Ricardo Alemán, críticos furibundos del actual régimen dieran rienda suelta a sus reclamos. Sobre todo, el segundo, quien culpó del fallecimiento a López Obrador.
Así pues, la falta de cuidado informativo por un lado y la insensibilidad por el otro.
Volviendo al cuento de García Márquez, la mujer que presiente que “algo muy grave va a sucederle a este pueblo” logra contagiar la zozobra a uno de sus vástagos, quien a su vez externa su preocupación a un compañero. Así, el presentimiento de la madre va esparciéndose entre cada habitante del pueblo hasta paralizar toda actividad. Finalmente, asustados y con el temor latente de que algo grave va a suceder, terminan abandonando el pueblo, en medio de un caos palpable.
Mientras esto sucede, la citada fémina apunta: “Yo dije que algo muy grave iba a pasar, y me dijeron que estaba loca”.
Por eso la recomendación siempre será mantener la calma. Más grave que el Covid-19 es la desinformación, el miedo y los intereses politizados de unos cuantos, pues ambos aspectos pueden llevarnos de una pandemia controlable a una que ningún sistema de salud del mundo pueda contener.
Alertas, cuidadosos, pero sin miedo.
#EsteVirusLoParamosUnidos, ha apuntado la prenda en España.