Más que un juego
Deportes
Trepidante, a tope y con las pulsaciones al máximo, como cuando volaba en las pistas de atletismo, así han resultado las primeras declaraciones de la nueva titular de la CONADE, Ana Gabriela Guevara, en relación con la continuidad o no de la Fórmula 1 en México y otros eventos internacionales.
Un amplio sector empresarial y hasta de la prensa deportiva mexicana han salido prácticamente a la cacería de la exvelocista sonorense, de manera abierta y hasta desmedida, ya que se están dejando pasar por alto, en los análisis, el costo-beneficio que un evento privado le deja al país, y que por ende, a varios años de iniciado, no debería tener problemas de financiamiento.
Recordemos que el contrato entre el show montado por Bernie Eclestone y México, de 2015 a 2019, ha tenido un costo de 363 millones de dólares, de los cuales la inversión pública ha ascendido a 210 millones, por lo que se puede asegurar que la F1 está auspiciada por entidades gubernamentales.
Ante este nivel de inversión, es normal que el gobierno desee cerrar la llave a esos recursos, dado que la Fórmula 1 es un gran espectáculo pero no representa fomento deportivo alguno, aun cuando exista la figura de Sergio Checo Pérez como representante en la máxima carpa del automovilismo.
En cifras, en el contrato que está por expirar se habla que el retorno de inversión es de 250 millones de dólares, justo 40 más de lo que aporta la federación a este circo. Desde luego que esos millones no regresan íntegros, pues los operadores del evento quieren su ganancia.
La fecha del evento no es la mejor en el calendario, ya que se ha hablado de que las ganancias por concepto de derrama económica se integra a las de los visitantes por el festejo de día de muertos, en los que se incrementa considerablemente el número de visitantes a las Ciudad de México.
Para una actividad de ese tipo que ha sido laureada a nivel internacional, y con tal cantidad de patrocinadores, es cuestionable la participación del gobierno federal, por más que se insista en la inversión del concepto de posicionamiento de la marca Visit México de la Secretaría de Turismo, más allá de lo que signifique el sexto lugar del país dentro de los destinos turísticos a nivel mundial.
La política de austeridad del nuevo gobierno ha garantizado que se reciban en el país el Gran Premio del próximo año y el partido de la NFL, pero ha dejado claro el mensaje a los promotores de eventos acerca de que deberán buscar comercializarlos, a fin de que la inversión sea la menos posible o bien se retorne de inmediato.
Y es que doce de las 20 economías del mundo son las sedes del 60% del campeonato mundial de la Fórmula 1, listado en el que desde luego no figura nuestro país, y al que se destinan 62 millones de dólares anuales.
No es una sorpresa que según el estudio realizado por Cost of Hosting Fórmula 1 Race indique que los gobiernos aporten en total de 600.5 millones de dólares alrededor del mundo, pero con la particularidad de celebrarse en economías sólidas como la estadounidense, la australiana, la japonesa y la alemana, entre otras; salvo Brasil, México y Bahrein que apuestan a este modelo, hoy día no generan la rentabilidad suficiente.
Por ello, pensar en si se celebran o no el Gran Premio de la Fórmula 1, la NFL y la fecha del tour de golf PGA, entre otros eventos, merece un análisis mayor que solo el lamento ante la ausencia en el calendario de dichas fechas. Y si no me creen, sólo recuerden la llamada Fiesta de América que fueron los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011 y su deuda como herencia.