Análisis a Fondo: Candidata presidencial sacada del sombrero mágico del fraude electoral

Análisis a Fondo: Candidata presidencial sacada del sombrero mágico del fraude electoral

  • El fenómeno Xóchitl o el fracaso total del PAN
  • Gálvez, fruto de la Nomenclatura reaccionaria

Sábado 12 de agosto de 2023.- El fracaso total del Partido Acción Nacional está ya escrito y firmado por sus dirigentes, con la signatura principal del jefe nacional, Marko Cortés. El presidente del PAN, quien ha perdido 23 gubernaturas seguidas y ahora, bajo la  batuta de Alejandro Moreno Cárdenas, dueño de la dirigencia del PRI, está metido en la farsa de la designación de la candidata de la oposición a la presidencia de la república.  Los dos están convencidos de que no quieren ganar la elección más importante, la de junio de 2024.

Todo está ya decidido al interior de lo que fue bautizado como Frente Amplio por México. Los aspirantes a la candidatura, o renuncian a su aspiración, o se convierten en comparsas, en paleros de una dirigencia corrupta, encabezada por Cortés y Alito, quienes ya decidieron, con la convicción de que no ganarán: La candidata del Frente opositor ya es Xóchitl Gálvez, luego de un procedimiento absolutamente fraudulento, un engaño total a quienes entraron a la competencia de las firmas con la aspiración de ganar la candidatura, y a todos los miembros de los tres partidos, que confiaron en que su aspirante podría haber sido el candidato o candidata presidencial.

Este fraude, comprobado por panistas y priistas, ha sido denunciado ya ante las autoridades jurisdiccionales, con la esperanza de que ordenen – el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación- que el proceso de selección del candidato se reponga porque es inaceptable, para la mayoría panista, priista y perredista, que Xóchitl Gálvez sea una candidata espuria; es decir, no producto de la voluntad de la mayoría, sino de la decisión de los poderes fácticos – empresariales- que están por encima de las dirigencias de los partidos que conforman el Frente.

En esa tesitura puede leerse  la renuncia al PAN del colimota Jorge Luis Preciado Rodríguez, destacado –con tres décadas como miembro destacado de Acción Nacional- político que inició desde la víspera un proceso judicial, con la exigencia de que las autoridades ordenen a la dirigencia de la coalición frentista la reposición de todo el proceso de selección de la candidatura presidencial, pero bajo las normas legales, democráticas, de participación de los aspirantes.

La designación de Gálvez, desde que quien prácticamente la destapó fue el presidente Andrés Manuel López Obrador, ha sido un producto de la conjura, un conciliábulo de los grandes empresarios, de la derecha empresarial, dueños del PAN, a quienes lo único que interesa es expulsar al partido Morena de Palacio Nacional, porque no actúa en lo que debería de actuar, que es la defensa de los intereses de la clase patronal, como en múltiples ocasiones lo ha advertido el ex presidente Vicente Fox.

(Recientemente, el vendedor de coca cola y botas vaqueras dijo que ojalá que Xóchitl les devuelva a los expresidentes las millonarias pensiones y los privilegios que les quitó López Obrador y que desaparezca los programas sociales, también, porque todos deben trabajar, sin mencionar a las personas de la tercera edad y más que tienen derecho a que el Estado financie parte de la satisfacción de sus derechos, después de que ellos trabajaron toda su vida)

Así están las cosas en el seno de la oposición. El PAN ha quedado en evidencia, por ser el único que más o menos tiene estructura y cierta membresía (PRI y PRD prácticamente van de salida del escenario político electoral). Y ha quedado en evidencia porque demostró ser palero del empresariado reaccionario, cuya cara es el Señor X (Claudio X. González Guajardo) y a quien el  presidente López Obrador ha calificado como el gerente de la oposición política.

La renuncia al PAN de Preciado Rodríguez, de destacada trayectoria legislativa y de organización, desnuda de cuerpo entero a la dirigencia de ese partido, que inexplicablemente se mantiene en el poder estructural partidario, a pesar de que ha sido un fracaso total en las elecciones estatales desarrolladas en los años recientes. Marko Cortés se mantiene inexplicablemente en la Jefatura Nacional, de la cual debió de haber sido echado por su incompetencia para llevar al triunfo al partido en casi todas las elecciones estatales.