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Para EU de Trump y el senador anticastrista, Hijo de padres migrantes llegados de Cuba a la costa este de Estados Unidos, anticastristas de hueso colorado, ultra anticomunista avecindados en la “Cuba libre de Miami”, Marco Rubio, senador ultra derechista, más a la derecha del partido que lo cobija, el Partido Republicano, y furibundo antimexicano, ha ganado relevancia en estos días, y supina influencia al interior de la estructura republicana, ya que ha sido designado por el presidente electo Donald Trump su Secretario de Estado (algo así como secretario de relaciones exteriores) y, por tanto, la cuña que apretará al gobierno mexicano en los “tiros” más álgidos de la conflictiva relación bilateral frente al gobierno izquierdista del Segundo Piso de la Cuarta Transformación de la Vida Pública de México, encabezado por Claudia Sheinbaum Pardo.
Analistas mexicanos avizoran, por tanto, la más enfermiza relación de México con su vecino imperialista, que -de entrada- busca adueñarse del Golfo de México, y su riqueza petrolera, y apropiarse de la geografía mexicana, convirtiéndola en una estrella más de su bandera,
amén de invadirla militarmente para domeñar a los cárteles de criminales, a los que Trump y Rubio califican de terroristas, que comercian con estupefacientes, y que por su naturaleza son objetivos naturales, sin solicitar permiso al gobierno mexicano, de la acción punitiva de las fuerzas militares imperialistas que tienen campo libre para invadir territorio mexicano y atacar a los grupos paramilitarizados de la delincuencia.
El secretario de Estado, a partir del 20 de este enero, ya en cuatro días, el cubano anticomunista Marco Rubio, tan anticastrista como antimexicano, está convencido de que el gobierno mexicano es enemigo de la democracia estadounidense, porque impulsa, a su decir, a los generadores de violencia a distribuir la droga en los mercados estadounidenses, y no acepta que son los estadounidenses quienes ponen las armas en manos de los narcos que operan en territorio mexicano, y que exportan los estupefacientes a territorio estadounidense, en donde sus socios, también peligrosos criminales, las transforman para
distribuirlas entre las multitudes de consumidores. Esto ocurre con los suicidas consumidores del famoso fentanilo que cobra un promedio de cien mil estadounidenses muertos cada año.
Marco Rubio no se mide en sus planteamientos guerreristas, y en su odio a México. “Promoveremos la paz a través de la fuerza”, ha advertido Rubio en X, al aceptar la nominación de Trump para dirigir la política exterior de EU. Rubio, de 53 años, es conocido por su política de línea dura a favor de Israel y contra China, Irán, Venezuela, Cuba y Nicaragua. Y por supuesto el México de izquierda. Es que el cubano odia a los comunistas. Además, es presidente del comité de Inteligencia en el Senado y miembro del comité de Relaciones Exteriores. “Será un gran defensor de nuestro país, un verdadero amigo de nuestros aliados y un feroz guerrero que no retrocederá ante nuestros adversarios”, dijo Trump sobre Rubio al hacer el anuncio de su nombramiento.
El senador estadounidense de origen cubano disfruta de la admiración de sus votantes en Florida, que ven en él un hombre de fuertes valores familiares tradicionales y cristianos. Pero sus críticos lo acusan de cambiar sus posiciones en temas clave como la inmigración, o el comercio exterior para alinearse más con la ideología de Donald Trump, a quien en lo pasado criticó duramente.
Algunos analistas creen que su nombramiento como secretario de Estado de Trump puede desatar el nerviosismo en países como Cuba, Venezuela o Nicaragua, cuyos gobiernos han estado en el centro de los ataques más feroces de Rubio contra lo que considera como autoritarismo de izquierda.
“La dictadura de Maduro está experimentando una fractura interna y sus miembros saben que su status quo, el cual está repleto de incompetencia, no es sostenible”, ha advertido el senador republicano tras las elecciones de julio en Venezuela, en las que Maduro se
declaró ganador.
Según la agencia de noticias Reuters, la elección de Rubio ha generado preocupación entre algunos aliados de Trump que consideran que el senador de Florida tiene una visión del mundo que contrasta con la postura más aislacionista favorecida por la extrema derecha
republicana.
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