Análisis a Fondo: Las promesas diabólicas de Trump

Foto: Especial

·        Nomás no se ha topado con el Dragón Oriental

·        No tiene idea de que llega el fin de las dictaduras

 

Este Donald Trump es capaz de todo. Es un loco de atar, pero no tiene nada de tonto. Y lo más preocupante no es que imponga aranceles a los productos mexicanos, que con tales aranceles quienes más sufrirían serían los consumidores estadounidenses, porque atizarían la inflación en una economía que afronta hasta la amenaza del Dragón oriental. Pero, además, en última instancia, el coco de los estadounidenses, pero más la amenaza para la extrema derecha trumpiana, son los orientales.

Los chinos tienen en sus manos el poder de acabar con la hegemonía gringa y hasta militar y armamentista. Recuerde que los socios de los chinos son los herederos de Lenin y, sobre todo, de Carlos Marx. Los rusos abandonaron el comunismo, pero no han dejado ni dejarán la economía centralmente planificada, combinada con la economía neoliberal de los muchachos de Chicago. Y ésta derriba cualquier muro, con solo cavar un túnel dos metros debajo de los cimientos de cualquier barda que ordene levantar el multimillonario en la línea.

El loco de Nueva York, como los romanos que al fin perdieron sus imperios, llega por segunda vez a mandar, desde la Oficina Oval de la Casa Blanca. Pero no se ha dado cuenta de que la humanidad está al borde de terminar con los gobiernos dictatoriales. Todo indica, en estos tiempos, que estamos acercándonos al fin de los imperios. Y pareciera que los berrinches del neoyorquino, las amenazas sobre todo a México, cuyo gobierno no comulga con sus ideas y sus intereses, son gritos de angustia que da todo sistema imperial al borde del colapso. No hay que olvidar que cualquier fiera herida de muerte da zarpazos a diestra y siniestra tratando de sobrevivir a costa de todo.

Pero no es todo. Es muy preocupante que en el estertor de la muerte, el César imperial decida enviar a sus marines, cosa que ya no se estila ni en los peores momentos en que sienta que su existencia peligre, a batallar con Los Chapitos y Los Mayitos, porque el Cártel
de Sinaloa es un ejército de terroristas, cuando, en honor a la verdad, los primeros terroristas del mundo son los american marines, comandados por los agentes de la DEA y enviados a acabar con los terroristas que le hacen competencia a los soldados del terrorismo impulsado por la Casa Blanca. No olvide usted que entre el terrorismo militante y el Terrorismo de Estado no hay ni a cuál irle. O en honor a la verdad, es más sanguinario el segundo. Basta con rememorar las incursiones gringas en Panamá, en Guatemala, en República Dominicana.

Nadie cree que Trump, en sus cinco sentidos, decidiera invadir territorio mexicano porque, a su parecer, Los Chapitos y Los Mayitos son terroristas. Sin embargo, no se puede predecir absolutamente nada de la conducta de un perturbado de sus facultades mentales. Del resto
de sus amenazas puede decirse lo que se quiera. Que va a rebautizar el Golfo de México con el nombre de Golfo de América, está en su derecho porque es “dueño” de una porción de ese mar. Otra porción es de Cuba y el resto es de México. Los mexicanos y el mundo seguiremos llamándole Golfo de México. Que ya instaló en la frontera sur de EU a la Guardia Nacional y al Ejércto, siempre han estado los soldados y los guardias custodiándola y son quienes permiten el paso de los cargamentos de drogas que va a las grandes centrales de los capos estadounidenses para su distribución en todo el territorio estadounidense. Pero Trump nada dijo de esto. Nada del manejo de las drogas en el interior del país que nuevamente gobierna, nada de las armas, que van de Estados Unidos a manos de los capos que manejan los cárteles que operan en territorio mexicano, que no necesariamente son mexicanos, sino que generalmente son de nacionalidad estadounidense.

 

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