Arbitrio y Arbitraje Médico
Alfonszo Rubio Delgado
Es repugnante, y a su vez grosero, el hecho médico que reúne las características citadas. Actualmente, la ciencia médica ha avanzado. Quizás no lo que quisiéramos. Quedando una muy cuidada y acicalada industria. Con cuerpos médicos y equipos e instrumentos que presumen saberlo y poderlo absolutamente todo. Sus ensoberbecidos representantes, aparentan haberse descolgado en medicina. Dejando atrás cualesquier otra manifestación dedicada a la salud, dan la impresión de que, fuera de su existencia, nada funciona. Así como, implantar en el planeta entero, la oficialidad. Basado este asunto en su supuesto “cientificismo”. Al grado de considerarse un cartel.
En éste, la “cientificidad” como anzuelo ha venido adormeciendo conciencias. Como “ciencia” médica cuya “nobleza” se manifiesta, destruye cualquiera duda. La propaganda por la “trascendencia” manifiesta funciona en todas sus formas posibles. De boca en boca y a través de los medios masivos, tienen y han mantenido el éxito asegurado. Con eso y los lentos o lentísimos resultados del capsulerío y pastillerío “químico”, se hacen invisibles y fuera de toda sospecha.
A quienes los exhiben, les tienen un término reservado. Conspiranoicos. Y son los mismos canallas apuntados en diferentes frentes. Disfrazados de humanistas, y todo aquello que indica pureza, aunque no son otra cosa que perversos y encarnizados enemigos de la humanidad. Como cuando un sujeto, encontrándose en aprietos por el riesgo de perder la vida, no duda en perjudicar a quienes le rodean.
De esta manera los galenos destruyen vidas literalmente. Ante la disyuntiva de “salvar” a quienes padecen algún mal presente en el cuerpo, actúan. El protocolo debe aplicarse, aunque se destruya. Por ejemplo, si se inutiliza la entrada de alimento por la vía normal al organismo, se dispone un tubo de acceso directo al estómago. La soberbia “médica” por lo atrás visto, no reconoce sus limitantes. Aunque por su literalidad se destruyen vidas, no importando lo humano. Tampoco su respeto. Nunca se reconocerá ninguna deficiencia. Primero se muere la persona que la industria y cartel mencionado, antes que reconocer sur errores y horrores.
De esta forma, no existe la posibilidad, por lo visto, que medicinas alternativas actúen. Están tan opacadas y desprestigiadas, que la propia mente de las personas se niega a aceptarlas. Cosa que impide su eficacia, pero que, en términos normales, son mucho más completas que esas terapias tóxicas apuntadas. Verdaderos destazaderos y lugares de contaminación en que se han convertido los hospitales y la industria señalada.
Como ejemplo de terapias eficaces, tenemos el ayuno y el agua de mar. De esta forma, la humanidad viene luchando contra un enemigo mimético y oculto. ¿Que si es inhumano o miembro de otra raza? Da igual. Se asume como parásito. Perjudica y amenaza a la sociedad. Se disfraza y asume como indispensable. Ello en menosprecio de los individuos. Y lo peor es que es la propia humanidad quien defiende esa pútrida situación que amenaza con reducirla a su desaparición. O en todo caso a disminuirla a los mínimos “convenientes”. Ello, sin que nos enteremos de los manejos, en que los parásitos nos tienen. ¡Ajustando a la humanidad a sus necesidades!
¡Saludos amig@s!