Asaltos conejeros a la orden de día

Entre los días 10 y 11 pasados, se  hizo viral un video en el cual un cliente ingresa de regreso a la sucursal Plaza las Palmas de Banco Santander en Boca del Río, Veracruz, para reclamarle, ciertamente no de la mejor manera, a la cajera que lo atendió, del asalto que fue víctima minutos después de partir.

No era para menos su ira -y se entiende-, pues a poco de haber abordado un taxi junto con su esposa, fue detenido el vehículo a punta de pistola por dos motociclistas. Con el arma les dieron de cachazos  a los dos al tiempo que le exigían entregar “los 76 mil pesos que acababas de retirar del banco”.  No tuvo otra opción que entregarles el dinero.

De inmediato regresó a la sucursal de Santander y teléfono celular en mano, empezó a grabar desde antes de ingresar dando a conocer las razones.

Se fue directo a la cajera que lo había atendido para reclamarle que ella había dado “el pitazo a los rateros”, que le pidieron la cantidad exacta que había recogido,  y profiriendo improperios y hasta amenazas a la empleada de que ella tendrían que devolverle la cantidad robada, porque “nadie más que ella”,  o una de sus compañeras, pudo avisarle a los asaltantes. Aseguró que estaban de acuerdo con ellos.

La muchacha no pudo articular palabra alguna. Llegó otra de sus compañeras y apenas si pudo articular unas cuantas palabras. El iracundo cliente, identificado únicamente como Daniel  S.C., se dirigió luego al gerente gritando su desgracia y el responsable, ni en cuenta lo tomó.

Antes de retirarse, expresó que a como diera lugar, la cajera tendría que pagarle los 76 mil pesos. Ahora sólo se sabe que la Fiscalía General de Veracruz investiga a la empleada bancaria.

Hace aproximadamente un año, una señora que sacó del entonces todavía BBVA-Bancomer 90 mil pesos fue asaltada casi a las puertas de la misma institución en Zapopan. Regresó y a gritos reclamó a la cajera que la atendió que le devolviera el dinero que le habían quitado los conejeros. La trabajadora del banco nada respondió y nada se volvió a saber del asunto.

De acuerdo con una nota el domingo 12 de enero, El Informador daba cuenta de que entre el 1 de enero y el 20 de noviembre de 2019 se habían cometido 605 atracos conejeros, 300 menos que durante 2018.

Como sea, los asaltos a clientes bancarios cuando acaban de hacer algún retiro, importante o no, son muy frecuentes particularmente en la zona metropolitana tapatía y desde hace algunos años tales atracos se atribuyen a un posible contubernio entre algunos empleados (cajeras o cajeros), pues se han dado distintos casos en los cuales los ladrones demandan la cantidad exacta y hasta han sido perseguidos a sus domicilios.

De acuerdo con el mencionado diario, las zonas más proclives para este tipo de delitos son, entre otros, las colonias entorno a la Minerva, Mercado de Abastos y el eje Lázaro Cárdenas hasta 8 de julio; las avenidas Enrique Díaz de León, Chapultepec, avenida Patria, Ávila Camacho, carretera a Tesistán, Santa Margarita, Tuzanía, en Guadalajara y Zapopan.

En Tlaquepaque los despojos de dinero se dan particularmente en la zona centro y en Tonalá en torno al Periférico, Río Nilo hasta Malecón.

No obstante, estos asaltos pueden darse en cualquier lugar en torno a sucursales de bancos, por lo que cada cual debe tomar medidas preventivas y vigilar que no lo vigilen los rateros. Ahora bien, si alguien duda de alguna cajera o cajero, lo mejor es omitir cualquier manejo de dinero con ese empleado.

¿Qué está pasando realmente con este tipo de robos? ¿Quién o quiénes protegen a esos conejeros?  ¿Por qué las instituciones bancarias nunca han dado una explicación al respecto? ¿Cuándo han demandado protección de la autoridad para sus clientes que se retiran con importantes sumas de dinero? ¿Qué tanto podemos confiar en bancos, banqueros y empleados y qué tanto en la policía? 

Es tiempo que el gobierno estatal a través la Secretaría de Seguridad y los ayuntamientos, a través de sus policías municipales, tomen cartas en el asunto y los investigadores de la Fiscalía General de Jalisco haga lo propio y averigüen si hay alguna red o contubernio entre ladrones y empleados bancarios; incluso, si la hay con funcionarios financieros.

Todo es posible en este reinado de corrupción e impunidad.