CONTRAGOLPE
Por Raúl de la Cruz
Tuve la oportunidad de ver la final “Intercontinental” entre el Real Madrid de la Liga de España y el Pachuca de la corrupta Liga MX ¡Enorme diferencia futbolística! Se demostró que el nivel del futbol mexicano es bastante pobre, muy inflado por los medios de comunicación convencionales.
Tanta fue la diferencia que los niños que estaban viendo el partido conmigo conocían mejor a los jugadores del Madrid. Y es que los españoles tienen una de las mejores ligas del mundo junto con Italia e Inglaterra.
El partido fue de un solo lado: los Merengues les metieron tres, pero bien pudieron ser seis u ocho. Con mencionarles que sólo un jugador, Vinicius Jr., cuesta toda la nómina del Pachuca. A ello agréguenle jugadores como Kylian Mbappé, Valverde, Courtois, Camavinga, Bellingham, Luka Modric y ese muchacho turco de nombre Arda Güler.
Aunque el Madrid no es santo de mi devoción, tengo que reconocer la gran capacidad de sus jugadores y, por supuesto, de su cuerpo técnico encabezado por el italiano Ancelotti. Me gusta más el Manchester City de Pep Guardiola, aunque por el momento anda de capa caída tanto en la Premier League como en la Champions. Pero tiene recursos humanos para recuperarse.
¿Ustedes creen que, con la pobre exhibición del Pachuca en ese partido, me interesa la corrupta Liga MX? De antemano, no vi la final porque sé de muy buena fuente que todo estaba arreglado para que el América terminara como tricampeón. Así fue. Nada nuevo con ese equipo.
Históricamente ha sido beneficiado por una sencilla razón: son los dueños del balón. De plano. Emilio Azcárraga, acusado en Estados Unidos por delitos de corrupción, es el que manda.
Les platico. Cuando los Leones Negros ascendieron a la Primera División en 2015, les tocaba que los transmitiera Televisa. Sin embargo, Raúl Padilla, en paz descanse, con un grupo de asesores, decidió firmar un contrato de siete y medio millones de dólares con la empresa de Carlos Slim, América Móvil. Esta vendió la señal a ESPN, Univisión y otras, con la condición de que permitiera a Canal 44 tomar la señal.
Tanto Jorge Dávalos como quien escribe le advertimos a Padilla López que había sido un error, porque Televisa es la dueña del futbol y, por consecuencia, los patrones del arbitraje. No hizo caso. Las consecuencias fueron claras: los silbantes hicieron su trabajo.
Me acuerdo que se protestó ante la comisión de árbitros porque le estaban cargando la mano al equipo. El entonces titular de la comisión, Edgardo Codesal, textualmente dijo: “El único que puede solventar esta situación es Emilio”. Era necesario que Raúl Padilla se reuniera con Azcárraga para solucionar el mal trato de los silbantes contra Leones Negros.
Esa reunión jamás se dio, y el equipo, al año de haber subido a la Primera División, lo echaron de regreso a la entonces División de Ascenso. Jamás le pitaron un solo penalti a favor, a pesar de que se presentaron más de doce faltas que lo ameritaban.