Benshi en el cine japonés

Benshi en el cine japonés

Josefina Reyes Quintanar

Muchas son las profesiones y oficios que con el paso del tiempo cambian e incluso desaparecen; las circunstancias las determinan. Hace más de un siglo existió una figura llamada benshi, en los inicios del cine en Japón, el benshi era el encargado de narrar las películas, siendo la mayoría extranjeras, no contaban con subtítulos en el idioma y sumado a ello la mayoría de la población era analfabeta. Aún y cuando la proyección ya entretenía y era novedosa, el papel y labor del benshi engrandecía el disfrute de la película.

Recordemos que al principio el cine era mudo, aunque podría ser una falacia ya que siempre se acompañaba de música. Pero digamos que era mudo, empero, se hacía acompañar de la palabra, en los subtítulos insertados entre las imágenes además de la gesticulación súper expresiva, por ejemplo, tenemos a Georges Méliès y Charles Chaplin entre 1905 y 1929. Las primeras películas que arribaron a Japón eran norteamericanas o europeas, y alguien tenía que explicarlas.

Fue así que en los cines se instauraron unas figuras que terminarían convirtiéndose en parte fundamental de la historia del cine asiático. Los benshis no sólo hacían de traductores de los subtítulos, tenían además que explicar la película. No olvidemos que a principios del siglo XX Occidente era un total desconocido para los nipones, quienes no conocían mucho sobre Europa o América. Era necesario el contexto para entender los filmes y los benshis lo proporcionaban la trama de las costumbres occidentales.

En la segunda década del siglo XX, eran una especie de narrador-explicador-actor. Ya se rodaban películas japonesas y los tiempos en ellas se alargaron, además de que crecieron los géneros. Se adjuntaba un guion a la película y el benshi se encargaba de actuar las voces de los personajes. Los filmes ya eran dialogados. Los japoneses se adelantaron por una década a lo que sería el cine sonoro, aún y cuando no resolvieron la parte mecánica del asunto, sus películas ya contaban con diálogos y música en vivo, gracias a las actuaciones del benshi. Hombre o mujer, el oficio del benshi era apto para ambos sexos, se encargaba de dar vida a la sonoridad y convertían a las películas en algo fuera de lo normal.

Alrededor del mundo hubo otra especie de “voceros” en las películas. Sin embargo, en Japón fue donde la relevancia del benshi influyó de manera directa en la industria cinematográfica. Incluso al presentar un filme, al lado del nombre de los actores o incluso más resaltado estaba el del benshi, quienes en ocasiones su estrellato les remuneraba a la par del primer ministro. Llegó a crearse una escuela para benshis, donde además de entrenar la voz para interpretar los diversos personajes, se estudiaban también la historia y cultura sobre los países de los que provenían las películas.

Fue tal la popularidad de los benshis, que el cine sonoro se retrasó bastante para llegar a Japón. Existió un benshi muy famoso, que inició con esta labor desde 1929, era una de las voces también del sindicato de benshis, quienes se negaban a aceptar la llegada del cine sonoro por miedo a quedarse sin trabajo. Sabían que el progreso los alcanzaría. Se llamaba Heigo Kurosawa, y terminó suicidándose en 1933, un año después de que perdiera su trabajo a los 27 años. No soportó la desaparición de los benshis. Pero Heigo y su labor en el cine resultó esencial para su hermano, quien el amor por contar historias se convirtió en su obsesión. Desde niño fue su principal admirador. No hay más que decir de Akira Kurosawa.

Fue enorme el impacto de los benshis en la industria cinematográfica, creando el cine sonoro antes del sonoro. Su legado contiene un gran valor cultural, y actualmente se proyectan películas japonesas de los años 20´s con el fin de preservar la figura del benshi alrededor del mundo.

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