Berta Cáceres, guardiana de los ríos

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El 2 de marzo se conmemoraron cinco años del asesinato de Berta Cáceres, líder y cofundadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares Indígenas de Honduras (Copinh), que representa a más de 200 comunidades indígenas lenca del país centroamericano.

Cerca de la medianoche del 2 de marzo de 2016, Berta fue asesinada en su casa en la ciudad de La Esperanza, ubicada a unos 100 kilómetros de la capital hondureña. Desde entonces, el país entero ha sido testigo de la cadena de impunidad que rodea los intentos de justicia para condenar a los culpables materiales e intelectuales del asesinato de la activista.

Berta y las más de 200 comunidades organizadas en el Copinh resistían el saqueo a los recursos naturales de sus territorios.  El gobierno  hondureño ha otorgado numerosas concesiones para proyectos mineros e hidroeléctricos. En ninguno de los casos hubo consulta libre, previa e informada como lo establece el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre el derecho a la consulta para los pueblos indígenas.

Una de las concesiones realizadas fue para la empresa Desarrollos Energéticos S.A. (DESA) y su proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, en el río Gualcarque, en la comunidad Río Blanco. Si bien la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ordenó al gobierno de Honduras proporcionar medidas de protección para Berta, la autoridad hizo todo lo contrario.

Berta Cáceres fue acusada por usurpación de tierras y por causar pérdidas a la hidroeléctrica DESA en 2013. La causa finalmente fue sobreseída en 2014.

Y mientras en Honduras la perseguían, internacionalmente la figura de Berta era cada vez más conocida. En 2015 Berta aceptó el premio Goldman (conocido como el Nobel de medio ambiente) que le otorgaron en reconocimiento a su lucha y la del pueblo indígena lenca.

Apenas hace unos días, y tras 11 suspensiones, se confirmó que el juicio a David Castillo por la autoría intelectual del asesinato de Berta. Las audiencias se realizarán del 6 al 30 de abril de este 2021.

 Una de las abogadas del caso ha señalado que: “el asesinato de Berta Cáceres develó la cara de esta narcodictadura. Ella contaba con medidas cautelares, estaba acogida al mecanismo de protección y fue asesinada. Y nos preguntamos, qué pueden hacer con las personas que son invisibles, que no son conocidas a nivel internacional como Berta Cáceres. Su asesinato no sólo devela la participación del estado sino que también muestra la gran indefensión de la gente que lucha por la naturaleza y el medio ambiente en este país”.

¡Berta no murió, Berta se multiplicó!, este es el grito de batalla que resuena hoy en todo el mundo. Efectivamente, la guardiana de los ríos, de la madre tierra, de la naturaleza, se ha multiplicado en todas las defensoras de la tierra, del agua, de los derechos humanos.

La semilla sembrada por Berta hoy se multiplica en las miles de voces que exigen Justicia. En uno de sus potentes discursos Bertha dijo: “¡La historia le va aplicar Justicia….Se equivocan, la impunidad no es eterna, los pueblos saben hacer Justicia y el pueblo hondureño en resistencia va a hacer Justicia!

Hoy, a cinco años de su cobarde asesinato, acá estamos, en una sola voz en Latinoamérica y el mundo, exigiendo Justicia para Berta y resguardando los ríos en donde fue sembrada su vida nueva y multiplicada.

 

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