¿Cambio de régimen? Los primeros seis meses del gobierno de AMLO

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Este primero de junio se cumplieron los primeros seis meses del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), los primeros 182 días del sexenio. La principal promesa del presidente es que ahora no sólo se dio un cambio de gobierno, sino que inicia un cambio de régimen político y económico, aun cuando es poco el tiempo para hacer una evaluación.  La pregunta es si las acciones impulsadas por el gobierno van encaminadas a que México viva realmente un cambio de régimen.

En lo que se refiere al desempeño de la economía, hay que destacar que no se han cumplido los pronósticos catastrofistas que auguraban una crisis económica en México con el arribo de AMLO al gobierno, aunque es cierto, sufrió una caída en el Producto Interno Bruto (PIB) de -0.2% en el primer trimestre de este año, respecto al último trimestre de 2018.

Sin embargo, el resto de las variables macro se mantienen estables. El peso mexicano se fortaleció de diciembre a finales de mayo; el desempleo se mantiene estable ─a fines de abril era de 3.5% y en el mismo mes de 2018 era de 3.4%─; el comercio exterior se ha dinamizado, una razón es por efecto de la caída en el PIB; las exportaciones crecieron 6.1% y las importaciones 1.6%, mientras que la tasa de interés nominal se mantiene casi en los mismos niveles de 2018.

El cambio más significativo se dio en la política salarial: el salario mínimo (SM) tuvo un aumento de 16.2% en enero de este año y en los estados de la frontera norte se duplicó, ubicándose en 176.7 pesos diarios.

Durante décadas, los gobiernos, la Secretaría de Hacienda y sobre todo los empresarios advertían que el SM no podía aumentarse por “decreto” porque eso llevaría a una escalada inflacionaria que perjudicaría la estabilidad económica; eso no ocurrió, la inflación no se incrementó y la economía se mantiene, en general muy estable.

México es uno de los países más desiguales del mundo, esto se debe, entre otras razones, al vínculo perverso entre gobiernos y grandes empresarios que ha permitido a estos últimos operar sus empresas en mercados poco regulados, beneficiarse de enormes condonaciones fiscales y además, recibiendo grandes contratos del gobierno, aderezados con grandes dosis de corrupción; esto ha permitido tener a un puñado de personas que encabece la lista de los hombres más ricos del mundo en medio de la pobreza de más de cincuenta millones de mexicanos.

Una buena medida de AMLO, que hasta los empresarios aplaudieron, fue el anuncio de que ahora todos los grandes contribuyentes deberán pagar sus impuestos, tal como lo hacen la mayoría de los mexicanos. Esto sin duda, tendrá efectos positivos en disminuir la desigualad económica que existe en México, al mismo tiempo que le permitirá al gobierno recaudar más de 200 mil millones de pesos que servirán para financiar los programas sociales o de creación de infraestructura.

Esta política es un claro mensaje a la clase empresarial de que el objetivo de separar al poder del estado del poder económico, va en serio. AMLO está siendo muy pragmático en su relación con los grandes empresarios, porque al mismo tiempo que anuncia esta política, beneficia a algunos grandes empresarios como Ricardo Salinas Pliego, al cual le ofrece que a través de su banco se paguen los apoyos económicos de sus programas sociales.

Uno de los grandes rasgos del régimen político en México ha  sido la corrupción, en este rubro apenas se están viendo algunas medidas, la detención del dueño de Altos Hornos de México, Alonso Ancira y la orden de aprensión de Emilio Lozoya, ambos ligados al caso Odebrecht, pueden ser un buen inicio para desenredar la red de corrupción que se tejió durante el gobierno pasado y que inevitablemente llevaría a Enrique Peña Nieto, y otros exdirectores de Pemex.

Otras de las acciones que ha impulsado AMLO es el combate al robo de combustibles, el presidente anunció, apenas en abril, que el combate al llamado “huachicol” ha permitido el ahorro de más de 12 mil millones de pesos, y que los ahorros proyectados para este año son de más de 50 mil millones de pesos. Además, esta acción de gobierno llevó a romper cadenas de corrupción entre directivos de Pemex, empresarios gasolineros y delincuencia organizada.

La mezcla de políticas salarial, fiscal y social pueden ser un detonante para impulsar el crecimiento del mercado interno a través de la recuperación del salario; si se logra obligar a los grandes contribuyentes a pagar, ahora sí sus impuestos, y transferir esos recursos a las familias de más bajos ingresos será un detonante del mercado interno y la disminución de la desigualdad económica.

Uno de los fenómenos en los que no ha habido ningún cambio positivo es la violencia y la delincuencia, ambos siguen en aumento, tanto los delitos del fuero común, como los homicidios dolosos ─que es el más mediático de los delitos─ no cesan su crecimiento. La apuesta del gobierno es la Guardia Nacional, y a pesar de la oposición, López Obrador impuso un mando militar, pero su instalación en cada uno de los estados del país será gradual y por esto, no se pueden esperar resultados en el corto plazo.

Estos primero seis meses de gobierno han estado llenos de errores y pifias del presidente y de algunos de sus colaboradores, en varias acciones de gobierno se percibe apresuramiento, mala planeación, desorganización y hasta ocurrencias. Estos errores han sido pasto fértil para que los críticos de AMLO arrecien sus publicaciones en redes sociales, en donde se genera una falsa percepción de una grave crisis política e institucional, sin embargo, esta crisis sólo existe en el mundo de las redes sociales; en el mundo exterior aún se percibe una alta aprobación del desempeño del gobierno. La encuesta publicada por María de las Heras Demotecnia, muestra que 70% de los encuestados aprueban la forma que está gobernando López Obrador.

Uno de los errores más visibles del presidente es su afán obsesivo por confrontarse con la mayoría de los periodistas que trabajan para las grandes empresas de comunicación. El uso excesivo de calificativos y señalamientos en contra de sus críticos es totalmente innecesario. El presidente no puede ni debe exponerse tanto en los medios, no tiene porqué responder, de forma personal, a cualquier señalamiento o crítica. No es necesario, para eso existe las áreas de comunicación social en la presidencia y en las secretarias de Estado; de forma institucional estas dependencias son las que deberían responder los cuestionamientos y críticas que se hacen al gobierno.

Existen algunas señales positivas que muestran que el gobierno de AMLO sí está impulsando un cambio de régimen, a pesar de los exabruptos, se están respetando la separación de poderes, se está impulsando austeridad en las dependencias federales, se percibe a un presidente que trabaja de forma intensa y algo que la población valora mucho: los excesos y frivolidad que se veía en los presidentes anteriores y sus familias en el uso del dinero  público, parece que eso sí se terminó en este gobierno.

 

 

Foto: AP Photo/Marco Ugarte

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