Guadalajara Jalisco, a 15 de mayo de 2019.
Ricardo Villanueva Lomelí,
Rector general de la Universidad de Guadalajara.
Antes que nada, sea usted bienvenido a la Universidad real: a la Universidad del acoso sexual, ideológico y político y… laboral también; a la Universidad de los miserables (más que precarios) salarios de las y los maestros de asignatura. Ello a pesar de que en nosotros recae mucho del trabajo real y cotidiano de la docencia (incluso investigación, me consta) en la Universidad de Guadalajara (como en muchas otras); a la Universidad de los controles sutiles, pero no por ello menos autoritarios de alumnas y alumnos y profesoras y profesores -vía la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) y el Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Guadalajara (STAUDG)-, ¡todavía, a estas alturas y en este nuevo contexto político de México! Es por todo ello que le digo:
¡No a la Universidad de los informes meramente retóricos y de los actos protocolarios como en el que Usted tomó posesión, incluso con represión de por medio!
Espero, sinceramente, sepa escuchar esa Universidad real y obrar en consecuencia desde el lugar que ocupa, como una de su más importante autoridad formal.
Por lo pronto permítame presentarme. Para después hacer una relación de agravios y desatenciones que he recibido en esa Universidad real y que, ahora, espero Usted atienda, por primera vez y, escuche, insisto, como el Rector formal que es; esto pese a que, desde mi horizonte, no llega de la mejor manera posible. Y que como priísta que es, espero sinceramente que no represente y no se apegue, de ninguna manera, a lo peor de un México y una lógica institucional que ya no tiene razón de ser; así es la contradictoria vida de las instituciones y de la política en nuestro país, pese al cambio que se perfila pero no termina de salir de esa inercia calamitosa a escala nacional (que, por otro lado, también es mundial; lamentablemente).
Bien, van, pues, algunas de las percepciones que desde el lugar de abajo, como el que tenemos las y los maestros de asignatura, entre los que me encuentro dignamente, a pesar de haber entrado a la Universidad de Guadalajara (mi alma Mater) hace ya 41 años (mi código es 7802889, por si quiere verificar el dato).
Voy, pues, sin el ánimo de ser exhaustivo, a condensar en algunos puntos, mi perspectiva de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
Pero, antes que nada, quiero decirle que le escribí al Rector general anterior y al Rector del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), así como a la Jefa del Departamento de Historia, sin ningún tipo de respuesta; nadie se dignó en responder a este humilde profesor de asignatura. ¿Qué significamos las y los profesores de asignatura para la Universidad de Guadalajara? Es por ello que no tiene por qué sorprenderle el tono de esta carta pública, de ninguna manera de irrespeto, pero sí crítico y que puede, en un momento dado, ofrecer, por lo menos, el esbozo de otra salida.
1.- Como suele pasar en este tipo de situaciones, a estas alturas nadie es capaz de informarnos sobre el aumento salarial en la Universidad de Guadalajara, esto cuando corre el quinto mes y, por primera vez (contrariando una política oficial de estancamiento salarial de décadas), hubo un incremento como no lo había habido hace muchos, pero muchos años. ¿Por qué no se nos informa por lo menos?
2.- Sabe Usted que las profesoras y profesores de asignatura conformamos un porcentaje nada despreciable (más dela mitad) de la planta docente de nuestra Universidad, ¿solamente vamos a tener el mísero incremento que se les dará a todas y todos? ¿No hará nada para mejorar nuestra situación salarial y laboral al interior de nuestra Universidad? ¿Seguiremos siendo las maestras y maestros de asignatura de la Universidad de Guadalajara “maestras y maestros de segunda”, por las precepciones que tenemos, como hasta ahora?
3.- ¿Qué hará, en términos reales, para mejorar, sustantivamente, las tareas esenciales de la Universidad: las de la enseñanza y la investigación? ¿Hará a un lado todas aquellas actividades no prioritarias, como son las actividades que llevan a cabo las empresas para universitarias, a costa del dinero público de todas y todos los contribuyentes y que poco o nada le reditúan a la Universidad, nuestra Universidad, de acuerdo a los datos disponibles?
4.- ¿Seguirá privilegiando la “lealtad” política e ideológica antes que el desempeño y la calidad en las tareas de investigación y docencia que llevan a cabo muchas y muchos universitarios de enorme valía; ello a pesar de que no son de los que mejor ganan en la Universidad?
5.- ¿Castigará por fin a los acosadores e implantará los protocolos pertinentes para que no se den tan degradantes conductas y, en caso de que se repitan, se castiguen pronta y adecuadamente o seguirá simulando que no pasa nada?
6.- ¿Qué es lo que hará, académicamente, para que nuestra Universidad ocupe el lugar que le corresponde por su tamaño (la segunda) y presupuesto?
7.- ¿Terminará, por fin, con la “cuatitud” como la que existe en la Federación Mexicana de Futbol (FMF), según lo dice uno de sus más renombrados comentaristas?, o ¿seguirá con la lógica imperante hasta el momento de “castigar” a los universitarios críticos pese a su alto y real compromiso universitario (de muchas y muchos, también me consta), poco valorado precisamente por su criticidad?
8.- La situación del país es más que delicada desde el punto de vista de los recursos disponibles, cosa que acota –de más incluso-, las posibilidades de maniobra para resolver los problemas sustantivos de la educación y la funcionalidad universitaria, ¿qué hará al respecto? ¿Seguirá sosteniendo los salarios tan desiguales entre los funcionarios universitarios (algunos con plazas dobles y hasta triples), los maestros de tiempos completos y los de asignatura?
9.- Hoy es tiempo de cambios y, ¡oh paradojas de la historia!, espero, francamente, que la Universidad no vaya a contracorriente; como sí lo hizo en 1968, y, espero, esperamos todas y todos, que por fin lo hecho por sus autoridades, es decir, por Usted, sea en beneficio de una Universidad que tiene por lema: Piensa y trabaja; es decir, que la reflexión y la acción sean los motores fundamentales de nuestra Alma Mater, la Universidad de Guadalajara. De la que estoy muy orgulloso y no solamente por haberme formado en ella.
10.- Le doy el beneficio de la duda, aunque toda una vida, una experiencia y una realidad me digan que no será así; que se terminará por aplicar la lógica gatopardiana de que todo cambie para que todo siga igual, ¿será?
11.- Usted tiene la última palabra, por lo menos desde el lugar de su autoridad formal, y espero francamente que no se impongan las inercias y tradiciones fácticas y meta institucionales que tanto han dañado la institucionalidad de nuestra Universidad y que tanto mal han hecho al país todo.
Me despido de Usted, sin tener el gusto de conocerlo, a la espera de, por lo menos, tener por primera vez una respuesta adecuada de parte de Usted, como una de las autoridades formales más significativas de nuestra Universidad.
Atentamente,
- Ignacio Mancilla
Profesor de asignatura del Departamento de Filosofía del Centro Universitario de Ciencias Sociales y de Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara y excandidato independiente por parte del Colectivo de Reflexión Universitaria (CRU) al cargo que usted hoy ocupa.
- D.
Ccp. Andés Manuel López Obrador,
Presidente constitucional de México.