Carta del lector

Carta del lector

A propósito del cuento cristero Miguelillo, el hortelano, de Gabriel Michel Padilla.

Oye Gabrielito, tu relato es muy parecido a la historia de Arnulfo González, con la salvedad de que el personaje en cuestión es pues un limonense. Miguelito, sí, aunque tenía la proyección de arribar al Olimpo, creo que los dioses no se lo permitieron. Vestigios en su persona había muchos, entre ellos su extraordinario manejo del latín. Pero el destino le tenía reservado otro desenlace.

Sí, su edad mental, en efecto, correspondía a los diez y seis, aunque su edad biológica estaba más avanzada. Luego su pasividad se tornó pasmosa y las cuatro paredes limonenses se convirtieron en su único refugio. Muy parecida a la vida de Macario con su madrina y Felipa. No sé si tu relato sea tu personal homenaje a Miguelito o yo ande más perdido que una monja en un burdel. En todo caso, muchas gracias por hacerme respirar el aroma de mi queridísimo, añorado y sabio entre sabios, pueblo de El Limón, Jal.

Alfonszo Rubio Delgado

 

Respuesta de Gabriel Michel:

 

Querido Alfonszo: Gracias por tu generoso comentario.

Bueno, una aclaración: Miguelito fue realmente un personaje de Ejutla. Es parte, es un capítulo de una pequeña novela que escribí, que se llama “Las prisioneras del Maximato”. La historia es de los acontecimientos más profundos que sucedieron en Ejutla en la etapa del 26 al 30. Entre ellos, diecisiete monjas fueron detenidas, llevadas, sentenciadas a ir a pasar la sentencia a las Islas Marías. Finalmente, la sentencia no se cumplió. Pero mientras tanto tuvieron que viajar a Sayula, a pie, a tomar el tren. Luego a Guadalajara; de Guadalajara a México. Y allá las absolvieron.

Pero esto es parte de ese relato, así. El personaje es de Ejutla. Creo que no se deduce de la narrativa. Pero sí te aclaro. Y es que, en esos tiempos, en Ejutla hubo personajes realmente épicos, como es este jovencito, lo que hacía. Gracias por tu valiosa opinión.