Carta del lector

Carta del lector

Carteo intensivo generó la colaboración de Alfonszo Rubio Delgado, titulada Sobre la salvación de los mortales, publicada en esta sección cultural Garbanzos de a libros el día 21/VIII/24. Ya aparecieron dos en la Carta del lector del día 22/VIII/24. Damos curso al resto, iniciando con la respuesta del autor al comentario de José Luis Pardo Ruiz.

Respuesta de Rubio Delgado al comentario de José Luis Pardo:

Ese comentario de José Luis, no lo había leído. Le voy a dar respuesta en su momento. Ese medievalismo lo viven muchas personas hoy en día. Por eso es importante hacer este tipo de observaciones desde nuestro presente. Pero en el mismo tenor. Sin recurrir a elementos muy actuales pero que no compaginan con lo expuesto. Se descontextualiza la situación y al final ya no se sabe de lo que se está hablando. Pardo debe saber que la madre de la filosofía es la teología; que la madre de la ciencia es la filosofía. Y aunque éstas son las hijas más hociconas y rebeldes que hayan existido, siempre debe haber un orden y expresarse con propiedad y sentido. Ni la filosofía le teme a la ciencia por ser lo que es, ni la teología le teme a la filosofía por hacerle berrinches. ¡Creo que la reflexión de Pardo adolece de cierta confusión!

Alfonszo Rubio Delgado

Otro comentario a la reflexión de José Luis Pardo:

Lo real maravilloso, que bien dice Le Goff, inauguró junto con Hizinga una nueva mirada al mundo feudal (la palabra edad media es excluyente). Pero creada por el poder de los sobrevivientes del cataclismo antiguo, también inauguraron una nueva forma de opresión y miles murieron por la intolerancia aristocrática. En Historia, no todo es historia de las ideas, también lo es de la vida social y económica

Armando Martínez Moya

Ampliación de Pardo Ruiz a esta observación:

¡Claro! Marx lo proclamó: las ideas no vuelan por encima de la vida material. Es curioso, Tomás de Aquino, en el siglo 13, dice que sin cuerpo no existe lo humano. Por ende, el alma humana sin cuerpo no es un ser humano. Entonces, ¿qué es para él la muerte? Es un lapso de espera del alma para recuperar el cuerpo y volver a integrar lo humano. El filósofo más representativo de la Edad Media titubea ante el misterio de la muerte. No acepta la inmortalidad del alma en solitario.

La pregunta que muchos se hacen hoy en día es si realmente la materia y el espíritu son dos entidades irreductibles o si sólo las hemos conceptualizado así. Los filósofos orientales conciben las cosas de otra manera y no usan la lógica de “lo que es, es, y lo que no es, no es”. Hay una corriente que se autodenomina “mentalismo” que se dice orientalista y que no hace esa tajante separación entre mente o pensamiento y materia. Toman también elementos de la física cuántica para cimentar sus tesis. En fin, sería bueno platicar en físico algunos de estos temas.

José Luis Pardo Ruiz

 

El (H)Ado Oscuro.

(Colaboración para hoy de Alfonszo Rubio Delgado)

Es destacable el hecho de que, en determinadas ocasiones, sea uno citado. Lo controversial del asunto se presenta cuando la cita no es directa. Cuando te citan sin citarte y te ofenden sin mencionarte. Algo así ha ocurrido en estos últimos días con mi persona. A lo cual debo responder en el mismo tenor. No por mi cobardía, que sí la tengo, pero más bien obligado por los terribles dichos de los míos. Es decir: “al son que me toquen bailo”.                                Sin más preámbulos entremos en materia. Acabo de publicar en este medio un escrito en el que abordo el asunto de la salvación incluyendo el cielo y el infierno. En él, aprovechando el conocimiento respectivo, asumo una postura en la que cuestiono la situación de Agustín de Hipona (el santo). En la que “alguien” reaccionó de manera inmediata.

Ejemplifica con un asunto político en boga, pretendiendo que quienes califican al subgrupo político de comunista, no tienen razón. Aunque la propuesta legislativa de esos individuos diga otra cosa. Luego, no entiendo qué tenga que ver una cosa con la otra. Probablemente sea un estilo, alquimia ideológica u otro asunto.

Posteriormente este personaje, queriendo ganar público, sostiene que las sociedades tienen sus “mitos”. Pretendiendo con eso, darnos a los menores, una cátedra sobre el particular. Atropellando conceptos como teología o teodicea. Para él da lo mismo, asumo. A fin de que se planta como el mero mero. En esos vaivenes groseros, termina exonerando al santo de Hipona. Lo peor de asunto es que le cambia el título. En vez de filósofo, lo considera un místico. Ello en sus expresiones.

Llega el profesor a tal confusión que, a la época por él citada, la nombra “medieval”, creando más confusión todavía. Me dice que, como niño, le tengo miedo a la edad media. La patrística y la escolástica fueron dos épocas diferentes, oiga. San Agustín es el máximo representante de la Patrística. Nació y murió bajo los dominios todavía del imperio romano de occidente. En tanto que Tomás de Aquino, 900 años después, fue el máximo representante de la Escolástica. La edad media corresponde a ésta última.

Finalmente, y con una expresión “dominguera”, nos impresiona el profesor mencionando las neurociencias. No para aclarar algún concepto, como es propio de ese conocimiento. Es decir: “ciencia: estudio objetivo y racional del universo”, sino echando más oscuridad sobre el asunto y asumiendo otra vez el “misterio” sobre el producto de los estudios neurocientíficos.

¡Saludos amig@s!

Alfonszo Rubio Delgado