Cien años de Juan Soriano

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De Guadalajara a la Ciudad de México, y de Juan Francisco Rodríguez Montoya a Juan Soriano

 

Este 18 de agosto se cumplen cien años del natalicio de pintor tapatío Juan Soriano, uno de los mejores artistas mexicanos del siglo XX.

Juan Francisco Rodríguez Montoya, nombre real del artista, desde niño dio muestras de su fina sensibilidad y notables cualidades para el dibujo y la pintura, al grado de ser calificado como el “Mozart de la pintura”.

Durante su infancia, fabricaba sus propios juguetes, hacía teatrinos y títeres, elaboraba pequeñas esculturas con cerámica, y pintaba y dibujaba constantemente.

Ya entrado en la adolescencia, una de sus hermanas lo llevó al taller del pintor Carlos Stahl a que aprendiera de manera más formal, pero a Juan no le gustó su método y buscó otra opción, la que encontró en el taller Evolución, creado en 1934 y dirigido Francisco Rodríguez Caracalla, donde se trabajaba con modelos en vivo, e incluso los propios alumnos posaban para los demás, como lo muestra el retrato que del joven Soriano hicieron Luis Godínez Fonseca y el propios Caracalla.

Con los trabajos realizados por los miembros del taller, a quienes se les conocía también como el grupo Pintores Jóvenes de Jalisco, se abrió una exposición en el Museo del Estado el 5 de mayo de 1935. Los participantes fueron María de la O Fernández, Jorge Martínez, Alfonso Palos, Juan Francisco R. Montoya, Oscar Bernach, M. Ángel García y el propio Caracalla.

La exposición mereció varios comentarios en la prensa local. El periódico Noticias publicó lo siguiente: “El grupo ‘Pintores Jóvenes de Jalisco’ a cuya cabeza está el Sr. Francisco Rodríguez, abrió al público ayer domingo, a las 12, en la Sala de Exposiciones del Museo del Estado, una galería de cuadros que son corriente de acción artística donde apuntan recios perfiles”.

La exposición duró escasos diez días, sin embargo varios medios siguieron publicando comentarios luego de su clausura. El poeta Arturo Rivas Sáinz escribió un extenso artículo, en donde sólo se ocupó de la obra de Caracalla, Jorge Martínez y Juan Francisco R. Montoya.

Juan Soriano llegó a contar que durante la mencionada exposición, los miembros del grupo se turnaban la vigilancia de la sala de exposiciones. Cuando le tocó su turno, se aburría porque no había visitantes. En eso llegaron dos mujeres y un hombre y recorrieron la exposición. Los personajes se detuvieron frente a un cuadro y le preguntaron al joven Juan que de quién era la obra. “Es mía”, contestó. Los tres elogiaron la factura de la pieza y le preguntaron si no le gustaría irse a estudiar a la ciudad de México, que ellos allá le ayudarían. Eran María Izquierdo, Lola Álvarez Bravo y José Chávez Morado. Meses después, Juan, con 15 años de edad, partiría a la capital del país, donde ya se encontraba una de sus hermanas.

Una vez instalado en la ciudad de México, de inmediato se relacionó con el medio cultural, incluso fue admitido en la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), grupo que organizó una exposición de pintura, dibujo, grabado, escultura y fotografía en el ex templo de Santa Clara. Entre los participantes estaban Luis Ortiz Monasterio, Alfredo Zalce, Agustín Jiménez, Julio Castellanos, Jesús Guerrero Galván, Santos Balmori, José Chávez Morado y Juan Rodríguez Soriano, entre otros. Nótese que aquí el joven artista, ya de 17 años, se había quitado el nombre de Francisco y el apellido Montoya y se había agregado el Soriano, segundo apellido de su padre.

Chano Urueta, quien destacaría como cineasta, escribió una extensa reseña de la exposición y, entre los trabajos exhibidos, destacó dos grabados y una pintura de Soriano, “muchacho que será, por virtud de sus grandes cualidades apenas en despertar de juventud, uno de nuestros grandes pintores…”. Urueta comentó que Soriano “tiene como diez o doce nombres distintos”, quizá por ello el artista tapatío redujo su nombre a Juan Soriano.

El reseñista remató su comentario sobre Soriano de esta manera: “Con apenas diecisiete años encima, este muchacho que acaba de abrir las puertas sacras, ya está en el camino de los hallazgos magníficos. Ha sido un descubrimiento del que debe felicitarse con orgullo la L.E.A.R.”.

Ver y apreciar la obra de Juan Soriano sería uno de los mejores homenajes que se le pueden brindar en el centenario de su nacimiento.

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Juan Soriano, dibujo de Francisco Rodríguez Caracalla, 1935.