Por desgracia, fue sólo hasta que entró la Guardia Nacional que se localizó a Daniela, a su hermana Viviana, a su prima Paola y a José, pero todos muertos. La autoridad llegó tarde, igual que las veladoras que aparecieron la noche del jueves en el kiosco de Colotlán en demanda de justicia. Duele aceptarlo, pero Jalisco y Zacatecas son gobernados por autoridades ineptas frente a criminales que controlan la frontera de esos estados y destruyen o sepultan en vida a familias enteras. El problema está en casa, no sólo en la del vecino, como se justifican algunos gobernantes.
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