Con Solís Gómez, accidentes “sin agravantes” para victimarios

Partidiario

Criterios

El brutal accidente automovilístico del domingo 23 de junio, en el que murió una pareja de recién casados (María Fernanda Peña Álvarez y Alejandro Castro), ocasionado por el futbolista Joao Maleck Robles, quien manejaba a exceso de velocidad y ebrio –y que estaría próximo a ser liberado “por falta de agravantes”–, trajo a la memoria otro similar ocurrido la madrugada del domingo 26 de noviembre de 2006, tras el cual los culpables fueron exonerados por ser hijos de influyentes.

Una cruz blanca en la jardinera de la banqueta sur de la avenida Juárez-Vallarta, da testimonio de ese percance de hace casi 13 años.

Lo coincidente de los dos hechos, a esa distancia de tiempo, es que entonces Gerardo Octavio Solís Gómez, exprocurador de Justicia y exsecretario general de Gobierno, acababa de asumir como gobernador interino (21 de noviembre), ante la ausencia de Francisco Ramírez Acuña, recién invitado por Felipe Calderón como titular de Gobernación.

Pues bien, a cinco días de haber asumido Solís Gómez como jefe interino del Poder Ejecutivo, a las 2 de la madrugada de aquel 26 de noviembre, Christian Arias de la Torre y Javier Álvarez del Castillo jugaban carreras de autos pasándose los “altos” por la mencionada vía bajo los efectos del alcohol y probablemente de las drogas, se escribió entonces en el número 110 de Proceso Jalisco.

En el crucero de la avenida Enrique Díaz de León, los jovenzuelos correlones que tripulaban a más de cien kilómetros por hora una camioneta Dodge Ram negra y un auto Jetta gris, chocaron contra un carro compacto blanco –un antiguo vocho, al que le hicieron saltar el motor por el impacto– y ocasionaron la muerte de otro joven que se les cruzó en su “pista”, Néstor Alan Rodríguez Licea.

Ni Christian Arias ni Javier Álvarez del Castillo Íñiguez pisaron la cárcel. El primero, hijo de Fernando Arias Pérez, inminente vocero de la Secretaría de Gobernación y exjefe de Prensa del gobierno de Jalisco. El segundo, pariente directo del exgobernador y exprocurador general de la República, Enrique Álvarez del Castillo.

Los presuntos victimarios contaron de inmediato con la asistencia de las autoridades y los padres de ambos se hicieron presentes pasados pocos minutos. Maniobraron para que no se les hiciera la prueba de la alcoholemia sino pasadas doce horas. Hasta las 2 de la tarde de ese domingo fatal del 26 de noviembre, cuando ya habían pasado los efectos etílicos.

Mientras tanto, a Néstor Rodríguez y a su esposa Mónica Licea, padres de Néstor Alan y dueños de una pequeña tienda de abarrotes en la colonia Americana, les negaban toda información en puestos de socorro y policía, luego de que muchas veces llamaron a dichos lugares.

Fue hasta las 14:00 horas del mismo domingo que alguien, presumiblemente un policía, respondió a las llamadas que hicieron al celular del hijo. Les dijo la malhumorada voz: “Sí, aquí está muerto un muchacho con las características que dicen”. ¿Por qué tanto tiempo estuvo apagado el aparato de la víctima? ¿Para inmovilizar a padres y familiares?

Pasada la media noche del día 25, Alan había salido de su casa para llevar a un amigo que había estado con la familia Rodríguez Licea sin haber bebido copa alguna.

Ahora, familiares de los recién casados fallecidos en el accidente del crucero de la avenida Tepeyac y Playa de Hornos (al poniente de Guadalajara), denuncian que hubo manipulación de evidencias del lugar y de las pruebas de alcohol que se hicieron mucho tiempo después al futbolista.

Igual sucedió con el peritaje de la velocidad: “Los abogados del ‘asesino’, están presentando pruebas  falsas, como un video cortado, diciendo que iba a 70 kilómetros por hora y se le dio una sustancia (a Maleck) para borrar evidencias en los exámenes de orina y sangre”, aseguró la madre de la novia, Cristina Álvarez.

Por su parte, un testigo anónimo entrevistado por el diario Mural asegura en un video que el Mustang blanco de Maleck iba a una velocidad de entre 130 y 140 kilómetros por hora. Iba tan rápido que dobló un poste de riel de ferrocarril y trozó una palmera que la misma noche del domingo fue recortada con sierra por desconocidos con chalecos verdes y amarillos que viajaban  en una camioneta sin placas, quienes, además, limpiaron el lugar de hojas y emparejaron la tierra. Al día siguiente, lunes, quitaron el poste de acero y “pasaron otra vez en ese lugar que siempre está limpio” y que nunca se ven por ahí.

Añadió el testigo que el auto gris de los recién casados nunca se cruzó. “Venía por la misma avenida adelante del auto del jugador que llegó a gran velocidad por atrás y lo aventó varios metros.

Aseveró también que el futbolista iba acompañado al menos por un sujeto más que recogió varias botellas del vehículo y se las llevó. Había un acompañante que se lo llevaron detenido, pero luego dijeron que se lo llevaron, porque “yo se los pedí que se lo llevaran detenido pero luego me dijeron: no, se lo llevaron en la ambulancia. El futbolista sí olía a alcohol, casi no abría los ojos, se movía torpe y olía a alcohol. Antes de llevárselo, los paramédicos les pusieron suero”.

Algunas gentes que llegaron por ahí, amenazaron con que no nos metiéramos en eso porque era gente poderosa, añadió el declarante, quien también expresó haber dicho lo mismo ante la Fiscalía.

Todo se debe, dicen por su parte los familiares, a que se trata de gente famosa que tiene dinero.

Por lo que se ve en el caso del futbolista perteneciente al Club Laguna y quien estuvo a préstamo en un equipo de ascenso de Sevilla, hubo manipulación de pruebas en los mandos bajos, probablemente desde los actuarios, peritos y agentes ministeriales. Lo que todavía no se sabe es si lo hicieron con o sin el visto bueno de algún superior.

Los abogados del jugador ofrecen a familiares, a cambio del desistimiento, el monto del seguro de tres millones en que está asegurado el automóvil del presunto culpable, que destruyó el auto Aveo y dio muerte a los novios apenas casados la víspera. ¿Valdrán tan poco dos vidas?

Mientras tanto, nos preguntamos:

Trece años después de la muerte de Alan ¿cómo es que aparecen tan rápido quienes se dedicaron a borrar evidencias? ¿Será todo mera coincidencia, y que ocurra con el actual fiscal que entonces era gobernador interino? ¿Será ave de mal agüero para que se borren, casi en automático, todos los agravantes de homicidio doloso?

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