Miércoles 12 de marzo de 2025.- La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) nexpresó su profunda indignación tras el hallazgo de un campo de entrenamiento y exterminio del crimen organizado en Teuchitlán, Jalisco.
En el rancho Izaguirre se encontraron crematorios clandestinos, lo que la Iglesia católica calificó a través de un comunicado como una de las mayores expresiones de maldad y miseria humana en el país.
Como pastores de la Iglesia en México:
1. Denunciamos con profunda preocupación que existan muchos lugares como este en nuestra nación, los cuales son sitios donde se han cometido los más graves delitos contra la humanidad. Estos actos atentan directamente contra la dignidad sagrada de la persona humana creada a imagen y semejanza de Dios
2. Señalamos que estos hallazgos ponen en evidencia la omisión irresponsable de autoridades gubernamentales de los tres niveles ante uno de los problemas más críticos que enfrenta el país: la desaparición de personas. Esta realidad exige una respuesta inmediata, contundente y coordinada del Estado mexicano
3. Manifestamos nuestro extrañamiento porque mientras se presume que bajan un 15% los asesinatos dolosos, se trata de ocultar que crecen un 40% las desapariciones. Desafortunadamente la mayor parte de estas víctimas son nuestros jóvenes
4. Reconocemos y exaltamos la extraordinaria labor de las madres buscadoras y distintas organizaciones ciudadanas que, impulsadas por su dolor, valentía y tenacidad, son las que verdaderamente consiguen avances en la búsqueda de sus seres queridos y realizan hallazgos decisivos que mantienen vivo el clamor por la justicia. Su testimonio nos interpela a todos como sociedad
5. Exhortamos respetuosamente a las autoridades a:
– Investigar exhaustivamente estos hechos con transparencia y eficacia
– Dejar de evadir su responsabilidad o de intentar ocultar esta realidad
– Fortalecer urgentemente, entre los tres niveles de gobierno, los mecanismos de búsqueda e identificación de personas desaparecidas
– Implementar políticas efectivas que prevengan estos crímenes atroces y garanticen la no repetición. Como sociedad y como nación debemos comprometernos a un rotundo: ¡NUNCA MÁS!
– Romper definitivamente con las alianzas que pudieran existir entre el crimen organizado y algunos ambientes políticos para liberar a México de esta decadencia moral
6. Ofrecemos nuestra participación en espacios de diálogo y colaboración para atender esta crisis humanitaria, acompañar a las víctimas y contribuir a la reconstrucción del tejido social tan lastimado por estos actos de violencia extrema.
La Iglesia católica lanzó un llamado a intensificar la oración por las personas desaparecidas y sus familias a solidarizarse activamente con los colectivos de búsqueda y a trabajar juntos por la construcción de la paz.
De la misma manera, renovó el compromiso de ser la voz y de colaborar incansablemente en la construcción de un país donde prevalezca la justicia, la verdad y el respeto irrestricto a la dignidad humana.