Por: Raúl de la Cruz
Es conocido por todos que la fama y la riqueza, en la mayoría de los deportistas, genera una desproporción mental que no les alcanza para ver su realidad. Se dejan llevar por la adulación de los poderes fácticos, gubernamentales y ricos, aunque su carrera no tenga la credibilidad suficiente.
Lo anterior viene a cuento por las declaraciones del Canelo a una revista importante de los Estados Unidos. Dijo: “cuando me retire todo México y Latinoamérica va a llorar, pues no volverá a nacer un boxeador de primera como yo. Gracias a mi cambiaron las reglas de este deporte y me siento orgulloso de ser la inspiración para las futuras generaciones del boxeo”.
Tiene razón porque muchos van a llorar, pero de alegría, y que, efectivamente cambiaron las reglas del boxeo, pero para fomentar el despropósito de las peleas. Con las “reglas” que le impuso a la mayoría de sus rivales. Como lo denunció recientemente Badou Jack, campeón de peso crucero del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).
Jack reveló una de las condiciones que le exigieron para pelear ante Canelo Álvarez que lo ponían en desventaja, y que, ya habían sido denunciadas por otros boxeadores quienes acusaron al equipo del mexicano de buscar debilitar a sus contrincantes para asegurar la victoria. Al boxeador de 39 años señaló que le imponían una cláusula de rehidratación, además de exigirle bajar 20 libras.
Hace unos días, Amur Abdallah, promotor de boxeo que busca llevar al Canelo Álvarez a pelear en Arabia Saudita, había comentado que las negociaciones han estado adelantadas para llevarlo a pelear a ese país pero que “El peso es lo único que nos detiene. Pero si quieres subir al peso crucero tienes que pelear en el peso crucero. Creo que ahí es donde están los titubeos y lo entiendo, pues Canelo es un súper mediano. Entonces no le podemos pedir a un tipo que hace su vida normal en 205 o 210 libras que pelee en 200, dijo Abdallah.
Y Canelo se engaña a él mismo porque menciona que es la inspiración y orgullo de las “próximas generaciones de peleadores”. Hasta el momento. No hay un solo boxeador mexicano que haya levantado la mano. Por el contrario, lo tienen catalogado como tramposo, petulante y soberbio.
Talentoso, sí. Nadie le puede negar su vocación como tampoco es innegable que le construyeron una imagen mercadológica bien estructurada para hacerlo un activo económico bastante rentable que genera muchos, pero muchísimos dólares que se reparten organizaciones, televisoras y algunos integrantes de los medios de comunicación.
Insisto, repito y vuelvo a repetir. Al Canelo le hace falta una gran pelea contra un gran rival que le genere credibilidad como en su momento la tuvieron leyendas del boxeo como Salvador Sánchez, Julio César Chávez, Márquez, Marco Barrera, Terrible Morales, Chiquita González, Finito López, entre otros, quienes jamás escatimaron recursos para enfrentar a cualquier rival. Álvarez necesita ubicarse en su realidad y bajarse del pedestal que el mismo ha construido.