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Por Raúl de la Cruz

El balompié es uno de los deportes con mayor capacidad de convocatoria en todos los niveles, tanto en afición como en patrocinadores y cobertura mediática, especialmente en la televisión. Por ello, genera enormes sumas de dinero que se reparten entre jugadores, directivos y hasta medios de comunicación y pseudo-periodistas.

Sin embargo, los niveles de corrupción son tan elevados que este deporte ha ido perdiendo credibilidad. Una gran parte de los seguidores ha optado por seguir la Champions League, donde juegan los mejores equipos del mundo. En lo deportivo, la diferencia es notable: no es lo mismo ver un partido entre el Liverpool y el Paris Saint-Germain que un encuentro entre Tigres y Vancouver en la “Concachampions”, una pobre imitación del torneo europeo.

Por ejemplo, en televisión de pago, lo más visto del día fue el partido Atlético de Madrid vs. Real Madrid en la prórroga de la Champions League, transmitido por Movistar Liga de Campeones a las 22:53 horas. Registró una audiencia media de 1,239,000 espectadores y un 41.7% de cuota en televisión de pago, alcanzando los 1,443,000 contactos, solo en España. A nivel global, según datos de la FIFA, este partido fue visto por casi 100 millones de personas.

Esas cifras solo son comparables con las audiencias de un Mundial ¿Cuánto daría la televisión mexicana por alcanzar una audiencia de ese nivel en un “clásico” entre Chivas y América?

En conclusión, para los seguidores del fútbol, la Champions League es la mejor opción, ya que ofrece un nivel de juego excepcional con la participación de los mejores futbolistas del mundo.

Más allá del fútbol

No obstante, existen otros deportes con una gran capacidad de participación. La natación en aguas abiertas, por ejemplo, ha cobrado gran auge en muchas partes del mundo. Es una actividad que involucra a toda la familia, ya que nadar en aguas abiertas representa un gran desafío: nunca se sabe qué se encontrará en un río, una laguna o el mar.

Vale la pena insistir en los beneficios de la natación: mejora la condición cardiovascular y respiratoria, aumenta la fuerza y resistencia muscular, mejora la flexibilidad, reduce el riesgo de lesiones traumáticas, ayuda a controlar el sobrepeso y la obesidad, tonifica los músculos de la espalda, brazos y piernas, y contribuye a reducir la grasa corporal en el abdomen, las caderas y los glúteos, entre otros.

En México, la organización de competencias de natación en aguas abiertas ha proliferado, especialmente ahora que es un deporte oficial en los Juegos Olímpicos. Se realizan pruebas en ríos con corriente en contra, en lagunas y en bahías espectaculares, como la travesía de 30 km de Cancún a Cozumel.

Una excelente combinación: nadar en aguas abiertas, seguir la Champions League y disfrutar de una buena función de boxeo.


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