Contragolpe: ¿Por qué el Canelo?

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Por: Raúl de la Cruz

Esa tarde lluviosa llegué el gimnasio de don Julio Cardona, que en paz descanse, apresurado porque tenía interés en ver a sus peleadores en una de las tantas funciones amateurs que organizaba el veterano manager.

Uno de sus hijos, Martín, me dio la bienvenida y me acomodó en un lugar estratégico para apreciar con mejor ángulo las peleas. Vi una, dos y en la tercera vi a un muchachito que no parecía mexicano. Pelirrojo, blanco, blanco y pecoso que soltaba golpes a diestra y siniestra. En el argot boxístico se dice un auténtico tira piedras.

Como era de esperarse en el segundo asalto sólo una metralla de golpes a los bajos y con un certero derechazo mandó a la lona a su oponente. Tremenda pegada, pensé. Entonces se me acerca don Julio y me pregunta: ¿Cómo viste a ese chamaquito? ¡tremendo! Contesté. Socarronamente me dijo: estás viendo a un futuro campeón mundial.

Efectivamente, era Saúl Santos Álvarez Barragán de apenas 13 años de edad manejado en ese entonces por su hermano Rigoberto. Me acerqué y felicité al chamaco y don Julio le dijo. “Raúl es periodista y es el jefe del Esto-Jalisco”. Nada de eso, soy un simple aficionado al boxeo. Su hermano Rigo me saludó con desdén.

Ahí conocí a Saúl. Desde entonces seguí su carrera deportiva. Posteriormente lo vi entrenar en al CODE Jalisco con Rafael y Daniel Guzmán lo estaban preparando para participar en las olimpiadas Juveniles

“Para ir a Sinaloa, Rigo me pidió permiso de integrarse porque su hermanito estaba chiquito, tenía 13 años. Le dije que estaba bien, lo integramos, se metió, llegó a la final y la perdió el 27 abril de abril de 2004 contra Mario Abel Cázares, un boxeador de Los Mochis”, me dijo Daniel Guzmán en su momento.

Derrota que le dolió bastante como le dolía que le dijeran “Pecoso”. Entonces, su mote de batalla. Sin embargo, para las siguientes Olimpiadas Juveniles celebradas en Chiapas se trajo la medalla de oro y partir de ahí. Rigo, por recomendación de Rafael Guzmán lo lleva al gimnasio de Chepo Reynoso que en ese entonces manejaba a dos campeones mundiales: Oscar “Chololo” Larios y Javier “Chatito” Jáuregui.

Al llegar con el Chepo le dice que ya quiere ganar dinero, entonces iba a cumplir quince años. Reynoso lo consulta con su representante Rafael “Cobra” Mendoza y de inmediato se lo autoriza. Bien vale la pena hacer un paréntesis para hablar de la Cobra Mendoza quien fue el principal impulsor en el ámbito profesional.

Mendoza lo metió a la organización de Ricardo Maldonado y Tutico Zabala dos promotores de boxeo de corte internacional. Chepo lo debutó un 29 de octubre del 2005 en la arena “Chololo” Larios de Tonalá donde asistimos menos de 200 personas. Solamente tres periodistas invitados por Chepo: José Rodolfo Castro columnista de Milenio, Martín Navarro, reportero de Notisistema y su servidor.

Antes de las peleas, Chepo nos llamó a los vestuarios y ahí le dijo a la “Ranita” González que José Rodolfo iba a ser su padrino deportivo, lo mismo hizo con “Canelito”, así le decía entonces son su servidor. Es decir, me hizo padrino del Canelo. NOTA: Extracto del libro: “Simplemente Canelo”.

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