Covid-19 desnuda la precariedad del trabajo periodístico.

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 La enfermedad que ha contagiado a más de tres millones de personas en el mundo desde que comenzó hace unos meses en Wuhan, China, ha venido a confirmar que el periodismo en nuestro país es una profesión de muy alto riesgo.

Desafortunadamente, el Covid-19 ha cobrado ya varias vidas de integrantes del gremio periodístico. En un comunicado, emitido el 29 de abril por la Red de Mujeres Periodistas de Morelos, se señala: “A las empresas de los medios de comunicación en Morelos, les pedimos que otorguen las medidas de seguridad necesarias para quienes diariamente cumplimos con la labor de informar. Al Gobierno del Estado, le exigimos reforzar sus controles sanitarios y garantizar la atención de quienes laboran en los medios de comunicación, ya que al menos un compañero, al parecer contagiado, acudió a dar cobertura física a la conferencia de prensa que ofrecía la Secretaría de Salud. Al sector Salud le pedimos que disponga de pruebas rápidas para detectar el Covid 19 para integrantes del gremio periodístico de Morelos y se garantice atención en hospitales. A la población en general, le solicitamos hasta donde su situación económica y laboral se los permita, quedarse en su casa. Ninguna medida de seguridad sanitaria debe soslayarse para evitar contagios. El trabajo periodístico es importante para mantener informada a la sociedad en torno al desarrollo de la pandemia, es por ello que también requerimos que en las conferencias virtuales se definan los mecanismos para realizar preguntas y se garantice la equidad e igualdad para las personas del gremio que participen. Confiamos en que en estos momentos de crisis nuestra voz sea escuchada”.

El pasado 29 de abril falleció el periodista Miguel Ángel García Tapia;  de su muerte da cuenta una esquela publicada por el periódico La Jornada de Morelos. Lo que no se dice es la situación precaria en que Mike (como era conocido en el gremio periodístico), desarrollaba su trabajo, igual que otros miles en México: sin prestaciones sociales, sin seguridad social y sin estabilidad laboral.

Hay fotografías que documentan, días antes de su muerte, la labor de Mike, cubriendo las ruedas de prensa del sector salud y del gobierno de Morelos y las entregas de despensa a las personas necesitadas. No hay duda, Mike se contagió realizando su trabajo, pero éste llega a ser tan precario, que sus compañeras y compañeros se cooperaron incluso para apoyar a su familia con el funeral.

García Tapia es la tercera víctima dentro del gremio periodístico que muere por Covid-19. Antes, el 28 de Abril, con tan solo 40 años de edad, murió Alejandro Cedillo Cano, quién era editor de la sección Metrópoli en La Crónica de Hoy. Y antes que él fue Martha Caballero, quien murió el 25 de abril y se considera que fue la primera periodista en perder la batalla contra el nuevo coronavirus en México.

Martha era la subdirectora de Comunicación Social del municipio de Playa del Carmen, Solidaridad, en Quintana Roo, aunque poco antes fue titular en la misma área de Isla Mujeres. También fue reportera en Quequi y Diario Quintana Roo, por mencionar algunos medios de los que fue parte.

La Red de Periodistas de Quintana Roo compartió un comunicado en que se denuncia que antes de fallecer, Martha Abigail escribió una carta en la que responsabiliza por su contagio al director general de Comunicación Social, pues acusa que le impidió realizar trabajo desde casa para evitar riesgo de contagios.

“Ante lo sucedido, exigimos a las autoridades realicen las investigaciones pertinentes, a fin de deslindar responsabilidades por las presuntas omisiones y en su caso, sancionar a quienes resulten responsables”, expresó la Red y también exigió a las empresas y dependencias gubernamentales que apliquen las medidas de protección necesarias y a los medios de comunicación que brinden a sus trabajadores equipo de protección para garantizar su seguridad sanitaria.

Ahora, no solo es la violencia que se ejerce contra las y los periodistas en nuestro país la que pone en grave riesgo su vida, sino que el Covid-19 coloca también a México como uno de los países más riesgosos para ejercer el periodismo en América Latina, no solo por la alta incidencia de la epidemia en nuestro país, sino, fundamentalmente, por las condiciones precarias en que las empresas periodísticas y los gobiernos han sometido a quien ejerce el periodismo desde hace muchos años.

Ahora, el Covid-19 desnuda la precariedad ante la vista de todo mundo y le pone nombres, rostros y fechas de muerte.

 

 

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