Covid-19: vienen semanas más difíciles

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Por donde se le vea, y no tan sólo por lo que nos han dicho las autoridades sanitarias, sino también por lo que pulula en el ambiente, a partir de hoy vienen las dos o tres semanas decisivas, y quizás más difíciles, sobre el curso que tomará en México la pandemia del coronavirus (Covid-19).

Y son variadas las causas. Una y tal vez la más decisiva sea lo que nosotros todos hicimos, o dejamos de hacer en las pasadas tres semanas, la última de marzo y, sobremanera, la Santa y la de Pascua en que no se guardó el debido distanciamiento social, o sana distancia, y, por ende, la urgida y reiterada petición –que no orden determinante ni bajo restricción policíaca– de quedarnos en nuestra casa.

La autoridad siempre apeló a la buena voluntad de las personas, a su disciplina y responsabilidad; incluso al temor de ser contagiado o infectar a otros, empezando por nuestras propias familias.

Pero no. Más de la mitad de los pobladores de las ciudades más grandes del país enfilaron sus pasos hacia las distintas playas y se tomaron laaargas vacaciones. Les valió un cacahuate que funcionarios de Salud y Educación reiteraran hasta el cansancio: “No son vacaciones. Quédate en casa”. Las carreteras se saturaron de carros repletos de vacacionistas que decían: “vamos aquí adelantito con unos familiares”. En Nayarit y Colima fueron regresadas miles de personas. Otras muchas, muchísimas, pasearon por las ciudades como si nada.

Así, esta semana y la próxima podrían verse resultados negativos de esa necedad de salir a pasear a toda costa. Se sabrá si ciertas aglomeraciones provocaron o no más contagios. Ojalá estemos equivocados.

Si a esa primera causa le añadimos una segunda, que fue la irresponsable llamada que hizo el conductor de Televisión Azteca, Javier Alatorre, de no hacer caso a los llamados del subsecretario de Salud Hugo López-Gatell para quedarse en casa, la situación podría complicarse, porque así la gente menos obedecerá.

Y no se trató de una ligereza, de algo espontáneo, de un simple exabrupto del conductor de Hechos. Alatorre simplemente obedeció servilmente a su patrón. Todo fue totalmente intencional. Es parte del juego que se trae desde hace tiempo Ricardo Salinas Pliego, dueño de ese canal televisivo, quien ha estado en contra de que se paralicen sus negocios por el Covid-19 porque su meta es sólo ganar y ganar para incrementar su capital que asciende ya a más de 11 mil millones de dólares, de acuerdo con la revista Forbes.

El gobernador morenista de Baja California y amigo cercano del presidente, Jaime Bonilla, denunció el viernes pasado que Salud no dice la verdad porque en su estado han fallecido por el virus más de 70 personas y López-Gatell informa de menos de la mitad. Basados en estos datos, los noticiarios de los canales Azteca se dedicaron ese día a desmentir al subsecretario, y en el estelar de Alatorre, éste llamó a la desobediencia del “Quédate en casa”.

No obstante, dada la cercanía que hay desde hace años entre Salinas Pliego y Andrés Manuel López Obrador, no se entiende muy bien el porqué de ese golpeteo a su vocero de la pandemia. Algunos estiman que podría tratarse de un distractor y, de paso, un prepararse para, si las cosas salen mal o muy mal, tener a un culpable, quien hoy por hoy, pese a todo, es una estrella de la televisión.

De él y del director del Seguro Social, Zoé Robledo, el columnista de El Universal Mario Maldonado, escribió la semana pasada que andan en campaña política desde ahora.

Celso Muriño, columnista de Milenio Jalisco, señaló en Facebook que el presidente y Salinas “son aliados desde hace años y su relación representa miles de millones de pesos”.

Más adelante agregó: “Entonces… ¿Qué hay detrás de este desconocimiento, de este ‘fuego amigo’? ¿Adiós Hugo López Gatell, y gracias por los servicios prestados? ¿Cambio de estrategia del régimen ante las crisis de popularidad y del #coronavirus#Covid19?”

Pero no es sólo eso lo que preocupa. Hay que ver cómo a nivel nacional ha ido creciendo el número de contagiados por Covid-19, hasta llegar ayer domingo a 8 mil 261 y a ya casi 700 –686, para ser exactos–, en tanto los hospitales de la Ciudad de México van hacia la saturación.

Y ante esta tendencia está, por otro lado, la insuficiencia de equipos, insumos médicos, espacios suficientes y carencia de protocolos para el manejo de enfermos. Aparte, hay escasez mundial de ventiladores que son indispensables para dar respiración artificial a pacientes graves por el virus, a la que han dado en llamar neumonía atípica.

En mucho, ese problema fue por la falta de previsión de Hugo López, quien además cometió el pecado de venderle a China en febrero pasado los miles de tapabocas que había en el país, y a un precio sumamente bajo. Así las cosas, no le cayó el veinte de prepararse para cosas peores y prevenirse con ventiladores, nada más y nada menos.

Y ahora, a quien metió en aprietos fue al mismo presidente y ahora éste tiene que decir que sí estamos preparados para atender a los enfermos, aunque entre abril y mayo apenas se contará con mil 270 respiradores procedentes de China, y se está a la espera de mil más del gobierno norteamericano.

Antes se había dicho que habría para esas fechas más de 5 mil de esos aparatos.  El problema consiste en que las fábricas tienen comprometida su producción.

Y precisamente una de esas fábricas de ventiladores, como ya lo habíamos escrito aquí mismo, está en Mexicali, pero toda su producción está vendida a Estados Unidos y a otros países.

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