Le va a durar buen rato a la opinión pública la dificultad para digerir el bolo del asesinato de Aristóteles Sandoval, exgobernador de Jalisco. Ayer corrió abundante información sobre los detalles de su muerte. Concurrió a las diez de la noche al bar Distrito 5, sito en el boulevard Medina Ascencio de Puerto Vallarta, a departir con unos amigos. A la mesa estaban una mujer y tres varones. Cerca de las dos de la madrugada, se levantó para ir al baño. Ahí lo logró la mano alevosa de un sicario, que le disparó por la espalda.
Se habló de un tirador solitario, aunque luego se añadió a otro. Parece ser que el número total de participantes involucrados fue de treinta sicarios. De ser fidedigno el dato no se trata entonces de un crimen arrebiatado, derivado de iras momentáneas, sino que fue calculado, fríamente planeado y ejecutado bajo partitura. El objetivo principal, eliminar del concierto de los vivos al exgobernador Aristóteles, fue alcanzado.
Aparte de gobernador en Jalisco, ¿qué más datos sobre su persona nos son conocidos? En el No. 461 de la revista Proceso Jal., del 7 sept 2013, (Aristos, traición del subconsciente) escribí de él una parrafada que ahora transcribo:
La responsable de su preparación profesional fue nuestra universidad pública, que tiene totalmente reprobada esta asignatura. Aristóteles estuvo inscrito en la preparatoria número siete y luego en derecho. Pero su verdadero entrenamiento universitario corrió parejas en la FEU, su verdadera escuela. La FEU es el organismo estudiantil continuador de la FEG, a donde concurren los ‘líderes estudiantiles’. Quién sabe qué querrá decir esto, porque en los hechos en la FEU, como lo hacían antes en la FEG, se cultivan sólo habilidades para la grilla. Se entrenan para ser los mejores en la puja por ganarse el favor del titiritero mayor, que es Raúl Padilla. En la FEU, los estudiantes compiten en obtener, aderezadas de virtudes políticas, la abyección hasta la ignominia y la sumisión rampante a los dictados de los de arriba, recetas que luego aplican a los de abajo. La zanahoria consiste en la perspectiva de colarse luego a los suculentos puestos de la administración pública. Aristóteles corrió por estas pistas y llegó a gobernador.
No habría necesidad de más datos para componer una semblanza objetiva de su actuar político. Pero ahora que la parca le arranca de nuestro lado, habrá que señalar que en su peregrinaje político hubo demasiados eventos violentos. No todos ellos fueron dilucidados ante la opinión pública. Al menos de muchos de estos homicidios, que señalaremos enseguida, se hizo sentir que las manos negras que realizan estos imponderables tenían ligas penosas con su propio actuar y mancharon el expediente de su grilla. Veamos algunos.
El mes de febrero del 2007, hubo un clásico Chivas-Atlas. A la salida del estadio fue asesinado Ignacio Loya Alatorre pareja de Teresa López, funcionaria del ayuntamiento tapatío, gente de Aristóteles. Ya siendo alcalde tapatío, el 17 de febrero 2011, asesinaron a Carlos López, hermano de Roberto ‘el Chino’ López Lara, su secretario tanto en la alcaldía como luego en su gabinete de gobierno estatal. Un año y medio después asesinan a otro miembro de esta familia sobrino del chino, Leonel López Huerta.
El mes de septiembre del 2011 le vino a ser ominoso en este renglón, por decir lo menos. Fue victimado Juan Luis Duarte Contreras, hijo del Tony Duarte, en la Marina de Puerto Vallarta. Luego un sicario solitario, disfrazado de vendedor de pizzas, logró a Javier García Morales, cuando ingresaba a un restaurante de la colonia Providencia. El Javiercito, hijo de Javier García Paniagua, era un peso pesado del mundo de la seguridad a nivel nacional. Aristóteles ya fungía de alcalde tapatío.
El nueve de marzo 2013, estrenándose apenas de gobernador, le matan a Jesús Gallegos su secretario de Turismo. El atentado ocurrió en el rumbo exclusivo de colinas de san Javier. Los detenidos por este homicidio soltaron prenda, confiable o no, de que el sacrificado le lavaba dinero al cártel de los templarios. Lo cierto es que Gallegos llevaba levantado ya un emporio de construcciones de lujo tanto en Vallarta como en Zapopan y, por supuesto, en Guadalajara, aprovechando los favores desde el poder de su amigo Aristóteles.
El hecho delictivo más escandaloso de la confrontación entre el crimen organizado y el gobierno ocurrió el día 1° mayo del 2014. En un despliegue de las fuerzas armadas para capturar al famoso Mencho, es derribado un helicóptero de la Sedena. Se habló de más de una docena de muertos, que pertenecían a las tropas de élite de nuestras fuerzas armadas, lo que significa una seria derrota de éstas frente al sicariato. Al siguiente año, el 15 junio del 2015 le asesinan a Javier Galván en la colonia Ladrón de Guevara. Había sido éste alcalde de Autlán, diputado federal y presidente del PRI en Jalisco. El 22 de mayo 2018. Luis Carlos Nájera sufre también un atentado, que resultó fallido. Era el fiscal del gobierno estatal de Aristóteles pero había ocupado dicho puesto también en el gobierno panista anterior, el de Emilio.
Apenas hace un mes, el 22 de noviembre pasado, fue asesinado Felipe Tomé, otro magnate constructor, como Gallegos, al que la administración municipal de Aristóteles dotó en su momento de jugosas licencias preferenciales para la expansión, con relumbrón, de viviendas. Es triste ver que ahora la parca haya venido a ensañarse con el propio Aristóteles. QEPD, él. Pero ¿iremos a conocer la identidad de los agentes criminales, que lo ultimaron, o no?