“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”

Publicado el

Román Munguía Huato

¿Hay avances democráticos en los sindicatos en el marco de la Cuarta Transformación? ¿Soplan vientos de cambio en el ámbito laboral nacional? ¿Ha servido para beneficio de los trabajadores la reforma laboral emprendida en este sexenio?

El dinosaurio sindical priista todavía sigue vivito y coleando –parafraseando a Augusto Monterroso–, de eso no hay ninguna duda. Hay quienes dicen que el corporativismo laboral autoritario, centralista, jerárquico, no democrático, corruptísimo, estatista–patronal, renació con la designación de Ricardo Aldana Prieto como secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM). Lo cierto es que no puede renacer lo que nunca ha muerto. El charrismo sindical no ha muerto, goza de cabal salud política. Tiene casi 75 años de vida.

Fidel Velázquez, el charro mayor, vivió 97 años y toda su vida fue la encarnación del sindicalismo venal “oficialista”. Fue líder de la CTM por más de 40 años. Cierto que la CTM de hoy no es la misma que la del siglo pasado. En las grandes centrales obreras o en los poderosos sindicatos corporativo–autoritarios siempre ha habido un dirigente “vitalicio” como en el STPRM fundado el 15 de agosto de 1935, tiene 86 años de vida, y excepcionalmente ha tenido dirigencias democráticas de poca duración porque han sido golpeadas por el poder del Estado. Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, y después Carlos Antonio Romero Deschamps, emblemáticos charros, fungieron durante décadas el papel de dirigentes encargados de mantener el control y el orden político de los obreros petroleros de manera coercitiva. La sumisión corporativa de los trabajadores es vital importancia para la estabilidad política necesaria al sistema capitalista. Por antonomasia el charrismo sindical representa los contratos de protección patronal, sea el gobierno o la empresa privada.

La historia del charrismo sindical es tan antigua como el llamado nacionalismo revolucionario. En los primeros días de su presidencia en 1946, Miguel Alemán Valdés ordenó al Ejército la toma de las instalaciones de Pemex y del Sindicato Petrolero para destituir y apresar al comité y sustituirlo por otro servil. Al reponerse el STPRM, dio otro “charrazo” en 1949 contra los 19 mil trabajadores.

El concepto de charrismo fue acuñado hacia finales de los años 40, cuando Jesús Díaz de León –quien había sido destituido del cargo de secretario general por los trabajadores–, y apodaban “El charro”, con el apoyo del ejército y los granaderos asaltó el local del Comité Ejecutivo Nacional del sindicato ferrocarrilero para deponer a Valentín Campa y Luis Gómez Z de la dirección sindical. A pesar de que Díaz de León no fue el primero en utilizar la violencia para imponerse en la dirección sindical, sí fue el primero que públicamente utilizó el apoyo gubernamental para someter a los trabajadores. El gansterismo sindical charril es muy añeja y funesta.

Aldana Prieto forma parte de la burocracia sindical desde 1978, fue electo, haya sido como haya sido, con 45 mil votos (72 mil trabajadores votaron de un padrón de 89 mil, (81%), y se convierte en el heredero de Romero Deschamps. Aldana presume larga trayectoria en el PRI (senador: 2000–2006 y diputado federal de representación proporcional: 2006-2009. Formó parte de diversas comisiones, entre ellas, la de Trabajo). Se vio involucrado en el escándalo Pemexgate por desvío de fondos, siendo tesorero del sindicato petrolero, en la campaña presidencial de Francisco Labastida en 2000. Ahora, Aldana es secretario general para el período 2022-24 en sustitución de su protector Romero Deschamps, quien renunció por acusaciones de corrupción en 2019. En diciembre pasado por acuerdo de la cúpula petrolera y de las 36 secciones sindicales, Aldana se convertiría en el nuevo líder, al formar parte de la mafia sindical petrolera. Deschamps, deja una estela de corrupción. Lo acusan, entre otros delitos, de desvío de recursos, lavado de dinero y evasión fiscal.

A pesar de todo ello, Aldana y Deschamps nunca han tenido problema con la justicia;, alguna razón de peso y de pesos habrá. A la renuncia de este último le sucedió en 2020, Manuel Limón Hernández quien también estuvo involucrado en el Pemexgate y ha sido investigado por corrupción y desvíos millonarios. La STPS le extendió la toma de nota como secretario general quien, se suponía, terminaría su cargo hasta 2024, pero el cambio de estafeta, una suerte de jaripeo político entre los charros, acaba de suceder con la elección de Aldana. Es probable que estos enroques y exoneración hayan sido negociados con las secretarías de Trabajo y la de Gobernación. 

No se ha oficializado el triunfo del incondicional de Romero Deschamps, aunque el propio Aldana ya renegó de su mentor charril. Pero mientras el ahijado desconoce a su padrino, el presidente Andrés Manuel López Obrador, en su mañanera afirmó tajante que “ya no hay sindicatos de Estado, eso es muy importante, es parte del cambio”. Tal aseveración es muy cuestionable mientras persista la mafia sindical en diversos gremios; sus líderes venden muy caro su apoyo político al régimen. AMLO dice no conocer personalmente al nuevo secretario general del STPRM, aunque seguramente conoce muy bien sus trapacerías y corruptelas charriles, pero se las calla por razones políticas consabidas. 

AMLO destacó la importancia de que por primera vez los petroleros utilizaron el voto directo y secreto, en un proceso coordinado por la autoridad laboral; no obstante según denunciaron algunos de los candidatos participantes, prevaleció la coacción al voto, pese a que éste fue electrónico. Algunos de los candidatos que desfilaron en la mañanera en Palacio Nacional, reprocharon a la STPS por haber permitido que la estructura que dejó Romero Deschamps pudiera apoderarse de la elección y fuera “juez y parte”. Hubo 25 candidatos al puesto. El mandatario afirma que el proceso fue ejemplo de libertad y democracia pero es conocido que funcionaron muy bien los mecanismos de control corporativo consistentes en la violencia física, amenazas contra la disidencia, el chantaje, el cochupo, lograron votos a favor de Aldana.

AMLO volvió a aconsejar a los disidentes sindicales no dejar de participar, aun cuando el proceso no sea fácil, pues el país ha estado permeado, por siglos, de episodios y figuras antidemocráticas como el tapado y el dedazo. “Sería extraordinario hacer un libro sobre los fraudes electorales en México”. Cierto, sería extraordinario un libro de esta naturaleza, incluidas aquellas falsas promesas demagógicas que alientan la ilusión de una transformación democrática para favorecer primero a los pobres y la democratización sindical es ficción política.

Lavándose las manos, AMLO dijo: “Sobre quién ganó y sus antecedentes, esto lo tienen que ver en la Secretaría del Trabajo y en la comisión que va a resolver sobre el resultado, porque es un proceso. Nosotros aquí lo que garantizamos es que pudieran expresarse, que los trabajadores conocieran a los candidatos y garantizar este mecanismo de votación libre, secreto, directo.” Es posible, pero un problema es que hubo cientos de denuncias, una de ellas es que a los trabajadores los estaban obligando a ir a las instalaciones del sindicato para manejar su voto y les dijeron que les iban a quitar los contratos. La autoridad laboral registra 374 quejas en la elección del sindicato petrolero. El Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral advierte que de comprobarse irregularidades no se emitirá toma de nota. El presidente garantizó que las impugnaciones serán desahogadas “con apego a la legalidad, sin beneficios para nadie, sin protección para nadie, nosotros no tenemos candidatos”.

AMLO también habló de los retos para alcanzar plena democracia en el país. “Tenemos que seguir hacia adelante buscando que haya una auténtica democracia, y es un asunto de todos, pero por algo se empieza”. De acuerdo, pero ¿Qué debemos entender por auténtica democracia? Porque podría entenderse la democracia como la democracia del pueblo, es decir, el poder de la mayoría poblacional, la población trabajadora. Pero esa no es la democracia que concibe López Obrador, quien en su pragmatismo político bonapartista ha venido buscando un equilibrio político entre las clases sociales fundamentales pero cuyo fiel de la balanza hace inclinar de manera visible hacia los intereses de los grupos oligárquicos empresariales. A tres años del gobierno de la 4T, todavía no se perciben claramente los avances significativos a favor de los pobres, especialmente los trabajadores precarios en sus salarios y en condiciones laborales. La conciliación de las clases sociales tiene sus grandes límites políticos.

El cuestionamiento más crítico al reciente proceso electoral sindical petrolero proviene de una de las candidatas -Cecilia Sánchez-, quien obtuvo poco más de cuatro mil votos, una cantidad ínfima frente a Aldana (52 mil votos). La  senadora de Morena calificó como “amañadas” las elecciones y afirmó que si es necesario evidenciará ante instancias internacionales al gobierno federal por los resultados donde se declaró ganador a Ricardo Aldana. Más aún, calificó como “ridículo” que la titular del Trabajo, Luisa María Alcalde, haya dicho que la elección de la dirigencia fue limpia y transparente.  

Cecilia Sánchez, dijo en rueda de prensa que Carlos Romero Deschamps “pudo  hacer convenios con el PRI, con el PAN y ahora con la 4T. Es de felicitar que un señor tan sucio sea capaz de controlar todo en el país, nuestro petróleo, nuestras instalaciones, nuestro sector energético y a los presidentes de la República de este país (…) Y vamos a llevar esto a instancias internacionales, les guste o no, vamos a evidenciar a este gobierno”. Indicó que se convocó a una elección limpia, “pero como lo denuncié, resultó un fraude avalado por la Secretaría del Trabajo y este gobierno. Un fraude que ha llevado a la desilusión a los trabajadores petroleros que no tuvieron la oportunidad de elegir un cambio en el sindicalismo ni sentirse apoyados por el gobierno actual”. Añadió que muchos trabajadores no pudieron votar en la elección del sindicato petrolero. Adelantó que van a ir a Estados Unidos, con Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes “para que nos apoye (…) no estamos aquí para ser el circo de nadie; estamos aquí para generar un cambio, porque queremos elecciones limpias, queremos un sindicato transparente y porque no queremos gente que está metida en negocios sucios como el huachicol. Y si este gobierno está apoyando a ese tipo de personas, está apoyando también a que no se transparente el sindicalismo en México…Cecilia Sánchez no está aquí por una cuarta transformación, está por convicción y por los derechos de los trabajadores”.

Urge la democratización sindical para que no haya represión y despidos injustificados del actual gobierno de López Obrador contra la legítima defensa de los intereses y derechos laborales de los trabajadores. Ese fue el caso del paro de labores de 5 mil trabajadores de ICA Fluor en la refinería de Dos Bocas en octubre del año pasado. Las demandas eran por aumento de salario, pago de horas extras y dotación de equipo de seguridad. Los operarios fueron agredidos por un grupo antimotines durante su segundo día de paro de labores, cuatro trabajadores de ICA Fluor resultaron heridos durante la represión. “De acuerdo con información de El Heraldo Tabasco, elementos federales que se encontraban resguardando la refinería, comenzaron a lanzar gas lacrimógeno contra los trabajadores manifestantes, quienes mantienen tomadas las instalaciones de Dos Bocas.” Para la “solución” del conflicto el gobierno federal contó con el apoyo de Ricardo Hernández Daza, líder de extracción cetemista. 

A iniciativa de Napoleón Gómez Urrutia –senador por Morena y líder del Sindicato  de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana– se instituyó el Día Nacional de la Democracia Sindical el 9 de diciembre de 2021. Paradójicamente, este dirigente sindical no es precisamente un buen ejemplo de liderazgo democrático, pues pertenece a toda la estirpe familiar del charrismo sindical priista mutado a morenista. No hay indicios de ninguna voluntad de la 4T contra la corrupción sindical y sus líderes conspicuos en los gremios minero, automotriz, electricista, ferrocarrilero, magisterial, petrolero, etcétera. Lejos de haber visibles avances en la democratización laboral, sigue prevaleciendo el control corporativo–autoritario del sindicalismo charro y blanco subordinado al Estado y al poder del capital. Nunca podrá haber ninguna transformación sin cambios de fondo en las estructuras corporativas sindicales.

Algunos sectores de trabajadores democráticos han aprovechado la oportunidad que permite la Reforma Laboral de la 4T, como es el caso del Sindicato Independiente de Trabajadoras y Trabajadores de la Industria Automotriz (SINTTIA), ganador de la elección en la planta General Motors de Silao con un histórico 76.5% de los votos, imponiéndose a la CTM y a la CROC. Esto sí es muy alentador como resultado de una larga lucha democrática. Al margen de los espacios que relativamente puede abrir la Reforma Laboral para los intereses de los trabajadores;a final de cuentas son ellos mismos, su propia lucha independiente clasista y su esfuerzo, quienes logran obtener la titularidad del contrato colectivo de trabajo para beneficio propio.

Entonces, solamente los trabajadores mismos, organizados y unidos, son quienes pueden confiar en su propia lucha por la democratización de sus corporaciones gremiales. No pueden confiar en ningún gobierno que no representa políticamente sus propios intereses de clase. No pueden confiar en mesías redentores sino en su propia fuerza política organizada. La posibilidad de una auténtica transformación social también reside en la construcción del sindicalismo democrático, un eslabón de una cadena emancipadora para el establecimiento del poder de los trabajadores de la ciudad y el campo unidos.

En la misma categoria

Otras Noticias