De ocurrencias y puntadas

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El Diccionario de la Real Academia de la Lengua define la ocurrencia como idea inesperada, pensamiento, dicho agudo u original que ocurre a la imaginación”. ocurrencias

Entre las muchas ocurrencias que no decisiones de Estado–que ha tenido Andrés Manuel López Obrador desde que ejerce el poderdigamos, de su triunfo para acá hace cerca de 20 meses, cuando Enrique Peña Nieto se desdibujó por completo, ha externado algunos dichos geniales, pero otrosdesafortunados.

Entre esas ocurrencias que hacen historia y quedan como saco a la medida, fue aquella en que le plasmó a Felipe Calderón, quien en su momento debió sentirse NapoleónBonaparte a la conquista de Europa cuando se enjaretó el disparatado saco militar que le quedó muy grande al declararle la guerra al narcotráfico, y AMLO, ya en la Presidencia, le endilgó lo del comandante Borolas.

Ni más ni menos. Y nos echamos a reír.

Ha tenido el mandatario moreno, en cambio, ocurrencias que suelta a botepronto y luego, si alguien brinca o los memes son demasiados y bien puestos, que él mismo hubo de reconocer recientemente y, sin reconocer del todo su desacertada ocurrencia, va tratando de acomodar las cosas pero sin dar su mano a torcer.

Así, los pensamientos que se le salen con esa misma facilidad, los deja correr y luego, si metió la pata, los vamodelando en ocasiones, aunque no sucedió así cuando exigió de España pedir perdón a México por el dominio colonial. Su demanda  causó desaguisados e indiferencia del gobierno español, críticas y hasta burlas de comentaristas ibéricos.

Ocurrencias han sido también suyas los votos a mano alzada en mítines o simples reuniones con los pobladores de aquí, allá y acullá a lo largo y ancho del territorio nacional, ya para cancelar la construcción del Aeropuerto Internacional de Texcoco con votaciones sui generis; ya para hacer una termoeléctrica o cualquier construcción como la del Tren Maya, que empezó con una ceremonia para “pedirle permiso a la tierra” indígena peninsular, a la que le seguiría otra votación, así no se tuvieran los estudios mínimos o los proyectos.

En fin, por ideas inesperadas que le nacen al momento, puntadas, imaginaciones u ocurrencias, no ha quedado.

Está, por ejemplo, una de las dos últimas que pasará a la celebridad por su peculiar relieve: la del avión presidencial que primero iba a vender, pero que, pasado un año no hubo compradores, pensó rifarlo y así lo anunció. Entonces, el premio mayor sería la misma aeronave presidencial. Hasta armaron todo el diseño a modo para cada uno de los seis millones de cachitos de a 500 pesos. Luego dijo que no, que siempre no, pero siguió la rifa de la ostentosa nave del sexenio de la vanagloria y la liviandad, el de La GaviotaAngélica Rivera y de Peña Nieto.

Corrigió Andrés Manuel al decir que no será uno el boleto ganador del premio mayor que sería el aparato mismo, sino que se dividieron en cien billetes, y quienes los hayan adquirido, recibirán, por cada uno de esos cachitos, 20 millones de pesos que, si se suman, son los mismos 2 mil millones –valor estimado de la aeronave– para cuyo pago el fiscal Alejandro Gertz Manero ya entregó al presidente un cheque por esa cantidad, procedente del Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado.

De esta forma se asegura de antemano el pago a quienes apuesten a esta curiosa lotería virtual del avión presidencial,a cuyos apostadores les darán sólo el avión, pues la aeronave se quedará, de todas maneras, para venderse en el futuro ya muy devaluado…, si encuentran comprador después de más de un año expuesto en el extranjero. Entonces, el precio que sería muy inferior a los 100 millones de dólares de hoy –según expertos–, que es mucho menos de 2 mil millones de pesos, insuficientes para dotar de equipos médicos a un importante número de hospitales.

Mucho enredo y brincos estando el suelo parejo.

Y la más reciente ocurrencia presidencial: volver al sistema antiguo de días de asueto oficiales. Esto es, festejar el mismo día en que caiga la fecha señalada, ya no los lunes para unirlos a sábados y domingos. Este sistema se adoptó en México de otros países, en donde se juntan tales días a los tradicionales de descanso de fin e inicio de semana.

En nuestro país se hizo con la intención de evitar los famosos “puentes”. Esto es: cuando la festividad caía en martes o en jueves, por ejemplo, los lunes y viernes el ausentismo en el trabajo y el estudio era costumbre muy arraigadas, en detrimento de la actividad productiva. Si se restituyen como lo anunció López Obrador, lo más probable es que volvamos a esa mala costumbre de “puentear”.

Ya que se ha cuestionado tal anuncio, ahora se crea una comisión, innecesaria en mi concepto, para ver si se vuelve o no a lo antiguo.