Donald Trump rumbo a la reelección

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El Rincón de Clío

Criterios

 

En la pasada campaña electoral por la presidencia de Estados Unidos, afirmé que la candidata demócrata Hillary Clinton ganaría las elecciones, y me equivoqué. Hoy sostengo que el presidente Donald Trump triunfará en la siguiente cita electoral, ojalá me equivoque.

Ayer se dio el banderazo de salida con la mirada puesta en la Casa Blanca. Trump decidió iniciar su nueva aventura en la Florida, un estado clave en sus aspiraciones reeleccionistas. Ya ganó ese estado en 2016 y buscará repetir. No olvidemos que los últimos seis candidatos presidenciales que han llegado a la Casa Blanca triunfaron en Florida.

Si bien, esto apenas comienza y los flujos de dinero son capaces de comprar conciencias materializadas en votos, el inquilino de la Casa Blanca ya nos regaló las primeras pinceladas que muestran algunas claves de su futura narrativa electoral. Frente a una multitud de 20 mil personas en la arena de Orlando comenzó a entretejer su visión de país y cómo debe ser el gobierno para administrarlo.

Fiel a su estilo, en poco más de una hora, el discurso de Trump fue un embrollo con la intención de confundir a los escuchas. Se colocó como luchador cercano a los ciudadanos comunes y corrientes, dispuesto a enfrentar a un sistema corrupto que solo mira por sus intereses, para colocarlo al servicio de la población.

Como muestra de ello, el presidente presumió lo que considera sus mejores logros en los dos años que ha despachado en la oficina oval: creación de seis millones de empleos, recortes de impuestos para 82% de los hogares clasemedieros, crecimiento económico y disminución del desempleo.

Además de esto, sus bases se encuentran conformes por los dos jueces conservadores promovidos por Trump en la Suprema Corte, y varios más en los tribunales federales, su política antimigrante y la anulación de regulaciones ambientales. Todos los asistentes al mitin hablaron el mismo idioma y dieron la impresión de contar con una estructura electoral más robusta, organizada y con mayores recursos económicos.

Convencido del trabajo que ha desarrollado, el presidente cambió su lema de campaña del 2016, “Hagamos grande a América otra vez”, por “Mantengamos grande a América”. Seguro de que ha tenido un gran desempeño. Los ciudadanos encuestados no parecen tener la misma visión que Trump, aunque apenas es el comienzo.

Los primeros levantamientos le auguran una derrota frente a cualquiera de los cinco primeros precandidatos demócratas. Aparece 9 puntos abajo si se enfrentara con el exvicepresidente, Joe Biden, y 7 unidades por debajo del senador de Vermont, Bernie Sanders. Por otro lado, Trump se mantiene como el presidente menos popular de la historia reciente y desde que llegó a la Casa Blanca no ha podido superar una aprobación del 43%.

Ahora bien, en el mundo electoral actual, sin importar el país del que hablemos, no es necesario tener muchos votos, sino los suficientes para ganar. Incluso, con el sistema electoral estadunidense ni siquiera es condición indispensable obtener más votos en la contienda. Lo vimos cuando le ganó a Hillary Clinton quien obtuvo 3 millones de sufragios más.

A querer o no, al día de hoy, Donald Trump tiene muchas más posibilidades de repetir en la presidencia que de perder a manos de los demócratas. Seguramente sus políticas antimigrantes, sus ataques contra los derechos de las mujeres y la comunidad gay, sus tuits contra todos y contra todo que lo llevaron a ganar en 2016, los seguirá usando para triunfar nuevamente.

Ojalá me equivoque.

 

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