Dudo que AMLO llame a cuentas a Padilla López

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Salvo una mención anterior en una mañanera hace más de un año, y precisamente a instancias de la misma youtuber, el presidente Andrés Manuel López Obrador no había vuelto a referirse, que yo recuerde, al amo y señor, al tótem de la Universidad de Guadalajara, el exrector Raúl Padilla López, quien se apoderó de la institución y hace con ella lo que quiere desde hace más de 31 años.

El viernes 13, el mandatario emplazó a los asistentes a su conferencia de prensa –digo asistentes porque sólo unos cuantos son periodistas– a averiguar el  historial del líder de la UdeG. Es una buena tarea para quienes viven fuera de Jalisco, y en concreto en la capital del país que, en apariencia, sólo saben que es un “gran promotor cultural”, como lo presentan y promueven sus propias gentes. Algunos medios que se autodenominan “nacionales”, sobre todo aquellos que reciben publicidad que paga, no él sino la casa de estudios o las empresas universitarias que el susodicho maneja a su criterio y conveniencia. O bien, sus patrocinadores que le dan a ganar buen dinero.

Ahora recuerdo que como corresponsal, siempre que enviaba una información sobre el magnate universitario, presidente del patronato de la Feria Internacional del Libro (FIL), era norma que me cuestionaran bastante el porqué de tal o cual reportaje, lo que no ocurría con algunos otros. No obstante, siempre se publicaron. Y no se diga cuando estuve al frente de Proceso Jalisco, en donde con mucha frecuencia nos ocupamos de él. Casi siempre creyeron que de mi parte había algo en contra de Padilla López. Siempre contestaba lo mismo: “Nada de eso; es que es noticia, por la forma en cómo maneja a su antojo a la UdeG. Es un auténtico cacique que maneja miles de millones del presupuesto, prácticamente sin rendir cuentas, al menos, de manera clara, en tanto decenas de miles de aspirantes quedan fuera de matrícula, alrededor del 60%”, replicaba yo.

En fin, la historia de la cabeza del Grupo UdeG que quita y pone rectores a su placer, que tiene además en sus manos al PRD-Jalisco desde hace muchos años y en otros partidos tiene, si no alfiles, sí peones, se encuentra en notas, reportajes, crónicas y artículos de colaboradores de la revista como Juan Manuel Negrete, Juan José Doñán y Andrés Gómez.

Antes, en el Semanario Diez, Hermenegildo Olguín escribió sendos reportajes sobre la historia de la UdeG, desde los Zuno, pasando por la FEG, el FER y la Liga Comunista, hasta la llegada de Raúl Padilla a la rectoría el primero de abril de 1989.

Brevemente les cuento lo que me platicó Álvaro Ramírez Ládewig, sucesor del cacicazgo de su hermano Carlos al frente de la FEG y, a trasmano, de la Universidad de Guadalajara: “Raúl llegó a esta tu casa como con unos cien muchachos de la Federación para pedir de favor que le diera la rectoría. Yo me negaba y él lloraba y casi se me hincaba. Prometió ser fie a la causa. Me convenció y mira en lo que se ha convertido: en un traidor”.

Esto me lo platicó Álvaro en aquellos aciagos días de abril, cuando se rompieron todos los vínculos con Padilla y se publicaron grandes desplegados con acusaciones mutuas de traición. Finalmente fue un quítate tú para ponerme yo.

Ahora, la verdadera historia del también llamado jeque (Juan José Doñán dixit) de la UdeG, también se ha escrito aquí, en esta página web por plumas como las del propio Negrete y Pedro Mellado Rodríguez, entre otros.

Ahora, la pregunta es si de nueva cuenta se vuelven a actualizar datos sobre quién es quién en la educación superior en Jalisco y el papel que ha desempeñado El Licenciado Raúl Padilla López, impidiendo la llegada de miles de aspirantes que luego se desvían hacia universidades patito creadas al vapor en donde, de una u otra forma, también metió mano el multicitado, ¿el presidente tomará el toro por los cuernos y auditará a fondo la utilización de tan grandes presupuestos aportados a lo largo de los últimos años?

La mayor parte de los jaliscienses, sobre todo universitarios, tienen esperanzas de que algo importante ocurra en ese sentido.

Yo tengo mis dudas, por una sencilla razón: cuando en 2005 López Obrador necesitó del apoyo de la UdeG para evitar el desafuero promovido por Vicente Fox, la institución, o sea, el clan Padilla, puso a su disposición miles de estudiantes para una marcha y un mitin. Además –se dijo en su momento– la Universidad aportó cuantiosos recursos para la campaña de entonces de AMLO. Lo que pidió. Antes se había hecho algo similar con Cuauhtémoc Cárdenas.

Ojalá me equivoque y mi pesimismo se vuelva optimismo.

 

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